4- Oleada de Nuevos Vientos

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Un hombre de figura esbelta y aspecto llamativo se encontraba recibiendo a un invitado inusual en la funeraria Wansheng. Se referían a este como Zhongli, por el momento el no performa a su trabajo como consultante, si no, que atendía su devoción hacia los contratos.

Tenía algo en mente, muy pronto sería realizado en el rito de descension. Pero por el momento preferiría concentrarse en sus contratos más antiguos; los veteranos.

—¿Gustas un poco de tofu de almendras?— preguntaba mientras se preparaba para servir un platillo a su invitado.
—No. No tengo la necesidad de comer.— espetaba el menor de manera fría.

Zhongli paró en seco, incrédulo de lo que había escuchado. Aunque al mismo tiempo sabía que no debía sorprenderse, después de todo, a esta fecha el que se encontraba sentado en frente suyo estaba de peor humor de lo habitual.

—Los Adepti también necesitan distraerse. Deberías tomarte un descanso de tu deber como protector, al menos por esta semana.— Aconsejaba Zhongli mientras se cruzaba de brazos. Siempre era firme como roca en cuanto al cumplimiento de contratos, pero no podía permitir que sus creyentes pasaran por la desesperación.

—No necesito un descanso.— era muy claro que Xiao no iba a ceder. No, no cuando se trataba de aquel evento.

Por más que lo intentara Zhongli nunca había podido hacer que Xiao superara algo que había sido casi borrado por el tiempo. Era en esta fecha cuando siempre se daba cuenta de las calamidades que fueron causadas por la guerra de Arcontes.

Después de recibir una cuántas—casi todas— repuestas negativas a las propuestas de Zhongli, finalmente el adeptus cedió. Al menos por el momento Xiao se iba a tomar el tiempo de disfrutar en la ciudad de Liyue, solo por el día de hoy, solo por esta vez.

(...)

En la ciudad vecina, Mondstadt, se encontraba Lisa y su ayudante en la biblioteca decidiendo quien se encargaría por las tareas de hoy.
—Vienen nuevos libros de Inazuma. Los recibiremos en la Casa de Libros Wanwen, ¿irías tu cariño?— recomendaba Lisa mientras se sentaba en su escritorio de manera elegante.

De parte de Lillian, a ella le parecía una perfecta oportunidad para pasar algo de tiempo con su hermano Ajax. ¡Definitivamente era un ganar ganar!
—¡Claro! Me encargaré de traerlos en perfectas condiciones.— exclamaba la joven mientras cerraba su puño en forma de victoria.
—Diviértete estando fuera, pero no me dejes sola por mucho tiempo ¿me oyes?— palmeaba la cabeza de la menor con su sonrisa coqueta.

Lillian salió del lugar a preparar su maleta, pronto estaría en Liyue. Justo después de haber terminado y empezado su recorrido, se encontró con el viajero—que venía de hacer unos encargos—en la entrada de la ciudad.

—¡Hola Lillian! ¿Vas de viaje?— preguntaba el rubio posicionando su atención en la maleta de Lillian.
—¡Aether! ¡Algo así, traeré unos libros recién llegados de Liyue a Mondstadt!— exclamaba Lillian, lista para seguir su camino cuando el viajero colocó su mano en el hombre para detenerla. —¿Uhm? No tengo prisa, ¡dime si necesitas algo!—

—Paimon quiere que te cuides jovencita. Con la situación de la ciudad es algo riesgoso; ¡si estas en peligro, Paimon les dará una paliza a los que te lastimen!— comentaba la pequeña voladora poniendo sus manos en puños.
—Está bien Paimon, contaré en tu fuerza.— confortaba Lillian mientras intentaba ahorrarse la risa.
—Talvez puedas acompañarnos cuando visitemos la ciudad...Paimon aveces hace que nos perdamos.— proponía Aether con una leve sonrisa en forma de burla
—Cuenta conmigo.— finalizaba Lillian para saludar en forma de despedida con su mano y seguir por su camino.

A Millenium of Years // Xiao x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora