1- Caleidoscopio del Destino

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⚘ 𝓜𝓪ñ𝓪𝓷𝓪 𝓮𝓷 𝓢𝓷𝓮𝔃𝓱𝓷𝓪𝔂𝓪

Habían pasado un par de horas de descanso; era hora de salir a trabajar. El chico de pelo brillante y distinguible en la atmósfera blanca alistaba sus provisiones para su viaje diplomático en Mondstadt. Por último, preparó a la pequeña—aún sin nombre—para el clima de baja temperatura con las ropas dejadas por su hermanita Tonia.

Salió de su acogedor hogar con grades esperanzas y dejando detrás una carta dedicada a Tonia y Anthon.

El chico y la pequeña bebe recorrían las tierras de Teyvat. Luego de una larga y atareada caminata, llegaron a su destino final: la ciudad de la libertad.

—Mondstadt no está tan mal— Criticaba Ajax, parado bajo en las afueras de la ciudad, a la par de un teletransportador.

Luego se inclinó, y delicadamente colocaba a la pequeña en la grama.

—Aquí es donde tu y yo nos separamos.— Decía con una leve sonrisa— Pero primero te daré un nombre apropiado. Había pensado en Winter, pero sería muy clásico ¿no?— Reía ante su comentario; para pensar nuevamente por un buen nombre.

—Hmm...¿Que te parece Lilian?— Preguntaba a la pequeña que lo observaba con admiración. Ajax tomo una pluma de su abrigo y escribió en un lado de la manta el nuevo nombre de la niña: Lilian.

—¡Lilian!— Quería que ella se acostumbrará a oír su nombre, y de igual manera, apreciaba mucho la pequeña sonrisa que ella tenía cada vez que lo mencionaba.

A lo lejos Ajax podía distinguir a una figura de los caballeros de Favonius, y fui allí, donde rápidamente tomó su distancia y miró desde un lugar prudente. Desde su lugar alejado, prestaba mucha atención a la escena con la pequeña bebe, ye en su mente, esperaba que encontrara un buen hogar.

—¿Una bebe?— recogía a Lilian el caballero de Favonius— Acaso te dejaron sola...—Inspeccionaba la manta de la bebe para ver si había un nombre o una dirección puesta—¿Lilian?

La pequeña Lilian solo empezó a llorar. El caballero empezó a consolarla y arrullarla mientras caminaba rumbo a las puertas de Mondstadt—el mismo momento en el que Ajax salía de su escondite. Suspiraba tanto de alivio como de nostalgia, cuanto extrañaría a Lilian, pero ella estaría en un lugar seguro. Ese mismo día partió de la ciudad.

Mientras tanto con Lilian, ella había sido llevada al cuartel de los caballeros de Favonius. Pero por desgracia, el lugar estaba casi desolado—todos ocupados con alguna misión. El los corredores más silenciosos se escuchaban los llantos de Lilian y el esfuerzo de los caballeros en intentar calmarla.

—¿Que es todo ese escándalo?— se preguntaba una elegante mujer, que ordenaba los estantes de la biblioteca.

La mujer salió del lugar y se dirigió a los causantes de tal ruidos.—Vaya...¡en el cuartel de Favonius si que se pasa lo inesperado!— decía ella mientras daba sus pasos en forma elegante.

—¡Miss Lisa!— exclamaba uno de los caballeros—Disculpe, nos encargamos de una pequeña.

Lisa solo reía ante la escena—le causaba mucha gracia el ver como ninguno de los caballeros presente tenía instinto paternal. Tomó a la pequeña entre sus brazos y se volteó en dirección a la biblioteca, no sin antes decir: —No se preocupen cariños, esta ternurita estará en buenas manos~—

> 4 Años despues <

—¡Lisa! ¿puedo ir a jugar?—Decía la niña de cabellos café cenizo mientras dejaba un libro en la mesita de la biblioteca.

—Claro cariño, diviértete.— Contestaba Lisa mientras Lillian salía corriendo de el lugar. En la biblioteca quedaban sólo Jean y Lisa, grandes amigas desde hace mucho tiempo.
—Deberías ser más estricta, ¡No puedes permitirle todo a Lillian!— reprochaba Jean ante la actitud despreocupada de Lisa.

Lisa había tenido esta misma conversación varías veces, ya Jean podía ser muy sobreprotectora con todos. Lisa sabía que le esperaba una larga charla sobre responsabilidad, así que mejor tomo asiento en una de las mesas con su porte elegante—como siempre.

—Relájate Jean, es una niña, debes dejarla ser libre.— Decía Lisa con su voz tan despreocupada.

Mientras tanto, Lillian jugaba con sigo misma en la plaza de Mondstadt. Le gustaba ver como las flores eran llevadas por el viento, pero algo en las puertas de la ciudad llamó su atención—un rostro que destacaba entre todos los lugareños.

No lo pensó mucho y se levanto para dirigirse rápidamente a donde estaba aquella persona. Esta le parecía agradable, y su curiosidad crecía mientras se imaginaba historias de porque se veía tan diferente.

Una vez cerca, lentamente se dirigió a la persona para se diera cuenta de su presencia. Haló de las ropas blancas de tal, y no demoró en presentarse.

—¡Hola! Soy Lillian. ¡Eres muy bonita, te vi desde lejos!— decía la pequeña con una brillante sonrisa.
—Hola. Muchas gracias.— decía la joven ante el cumplido de Lillian,aún sorprendida por su gesto.

Lillian admiraba con gran asombro el atuendo blanco de la joven—que claramente no era de por acá—y pensaba en cómo sería tener una ropa tan extravagante como esa.

—Soy una viajera que estaba de paso, tu vives aquí ¿no?— preguntaba la joven mientras buscaba un pequeño objeto para dárselo a Lillian.
—¡Si! Has estado en todo Teyvat, ¡dime! ¿cómo es?— Lillian chillaba de emoción tras escuchar la experiencia de la Joven.
—Es un lugar grande.— decía la joven intentando evadir el tema —Toma, esta flor es una de mis favoritas. La he conservado por mucho tiempo ya que es la ultima, ahora te la doy a ti.—

Lillian tomó la flor en sus manos y la examinó atentamente. —¡Es una flor muy bonita! He visto muchas flores en Mondstadt pero esta no la he vuelto a ver, ¡te lo agradezco!—

La joven no esperaba el comentario de Lilian, e intentaba hacer sentido de sus palabras. Era imposible que ella—solo una niña—pudiera haber simplemente visto la flor. Lo pensó unas cuantas veces hasta darse por vencida, a fin de cuentas, no sería la primera vez en la que las normas de Teyvat fueran burladas sin esfuerzo.

—Debo continuar con mi viaje, pero fue un gusto conocerte— decía la joven mientras movía su mano en forma de adiós. Lillian devolvía el gesto mientras se aferraba con cuidado a la flor que le habían regalado.

—La flor...— murmuraba Lillian una vez que la joven ya no estaba cerca—recuerdo haber visto varias de estas en algún lugar.—

Lillian volvió nuevamente la parte alta de la ciudad—donde se ubicaba el cuartel de los caballeros de Favonoius—y se dirigió a su habitación para poner la flor en agua.

—¡Debes ser fuerte florecita!— le hablaba a la flor mientras se apollaba en la mesa que sostenía el recipiente de tal.—De seguro extrañas tu hogar, ¡pero Mondstadt hará de buen hogar también! Además, cuidare de ti.—

Las flores eran transportadas por el viento, y así mismo portaban con ellas las historias de aquellos que una vez vivieron

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Las flores eran transportadas por el viento, y así mismo portaban con ellas las historias de aquellos que una vez vivieron. El lenguaje de las flores podría no ser más que una fantasía, pero no se puede negar que una gran coincidencia también puede llegar a ser destino.

A Millenium of Years // Xiao x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora