El tiempo puede ser despiadado varías veces. Un segundo dices hola y al siguiente no te da tiempo para despedirte. Su primer amor probablemente estaba destinado a la perdición-aún sigue siendo difícil recordar, y aún más superarlo.
Pero ¿El destino...
La habilidad de Lillian para hacer a un lado las situaciones más serias había sido adquirida por Lisa. Aún después del atrevimiento de Xiao que el caracterizó como 'venganza' ella era capaz de restarle importancia.
Incluso, ella lo tomaría como permisión para cruzar la línea que el marcaba tan afablemente pero se disponía a ignorar en ocasiones. El chico se había distanciado mientras ella reposaba en el muro en el cual la había acorralado. Sorpresivamente, en realidad era algo cómodo.
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Se le había venido una idea a la cabeza mientras observaba al Yaksha que admiraba el escenario nuevamente. —Xiao.— llamó su atención para que la volteara a ver. —Te enseñaré una manera de enmarcar un recuerdo mental.— sugirió y ofrecía una sonrisa de ojos cerrados. —Adelante.— respondió irónico pero dispuesto a confabular con la peculiar propuesta.
Lillian rió por lo bajo cuando el contrario aceptó, estaba ansiosa por ver la reacción del chico luego de lo que haría. Se separó de su respaldo levemente, y, al estar frente a Xiao, extendió su mano, abierta frente a él. —Pon tu mano así.— indicó, a lo que el copió mientras hacía una mueca de disgusto al no comprender que hacía. —Ahora...— las manos se encontraban frente a frente a un movimiento de chocar. —Mira hacia tu lugar favorito de aquí.—
El Adeptus cuestionó lo que hacía en ese momento, pero aún así busco con la mirada un buen paisaje. Se encontró con el molino de viento que hondeaba fervorosamente a la distancia, le pareció agradable y se quedó mirando. —Listo.— suspiró desinteresado.
Lillian al confirmar que Xiao estaba concentrado en algo más, tomó la iniciativa de entrelazar su mano con la de él como había ideado. Xiao se tensó por el repentino gesto pero no se rehusó al contacto, simplemente se dejó llevar, convenciéndose de que no tenía escapatoria y estaba obligado.
—¡Ah~! Que buen tiempo hace. Te llevare a comer un Asado a la miel.— mencionó como si nada y jaló suavemente de su agarre al Yaksha para guiarlo hasta el puesto de comida de Sara.
Xiao ojeaba la adherencia que tenía con la chica. Las manos que encajaban perfectamente como dos piezas de rompecabezas aún por completar se llevaba toda su atención al caminar. Quería protestar, quería negarse a acercarse, quería protegerla de el mismo, pero tampoco quería soltarla y verla con alguien más. Después de todo, siempre había un momento en donde sus instintos se apoderaban y se dejaba llevar, justo como hace unos momentos.
—Amber me trae aquí seguido. Ama los Asados en miel que prepara la dueña.— Explicó Lillian cuando se encontraban cerca de el puesto de comida. —¿Quién?— preguntó Xiao algo descontento al escucharla mencionar a alguien más. Después de pensarlo, esa mención lo había hecho realizar que el no había llegado a conocerla nuevamente hasta ahora, y en el fondo sentía algo de celos por los que la veían a diario. —Una amiga. Siéntate, ya vuelvo, voy a hacer el pedido.— respondió la fémina al alejarse hasta donde estaba el stand. El Yaksha no se había dado cuenta de cuanto se acostumbró al cálido tacto en su mano hasta que la suave brisa al desconectar sus dedos se hizo presente.
