El tiempo puede ser despiadado varías veces. Un segundo dices hola y al siguiente no te da tiempo para despedirte. Su primer amor probablemente estaba destinado a la perdición-aún sigue siendo difícil recordar, y aún más superarlo.
Pero ¿El destino...
Para Xiao había tiempo de sobre para plantearse tales sombrías preguntas. ¿Cual iba a ser el resultado de sus acciones, nuevamente? ¿Debería hacer todo de nuevo y esperar a que las cosas resulten diferente o acabar todo esto que le abría las heridas que aún no cicatrizaban?
Lo ponía furioso el hecho de que enserio esa pregunta haya cruzado su cabeza cuando ya sabía su respuesta.
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Xiao seguía admirando el panorama frente a el, aquel paisaje de Liyue que radiaba con los valles y montañas. Le gustaban los lugares altos desde siempre, así que era un deleite para sus ojos.
—¿Habrá tenido miedo?— murmuraba para sí mismo y su mirada se distorsionaba. No podía evitar pensar seguido en cómo el mismo había acabado con su propia felicidad. —¿Habría estado aterrorizada el momento en el que caía?—
Si no le hubieran gustado tanto los lugares altos, como hubieran resultado las cosas siempre le intrigaba.
—¿Terminaste? ¡Aquí está tu paga, gracias por tu ayuda!— Felicitaba Verr Goldet desde abajo a Lillian.
Xiao no pudo evitar escuchar la conversación que lo sacó de su momento de melancolía, así que atentamente presto ponderación desde la terraza.
—¡No, gracias a ti también! Si no fuera por tu ayuda, Lisa y yo tuviéramos más trabajo.— Lillian tomaba la bolsa llena de Mora en sus manos. —Avísame cuando ocupes ayuda. La paga no es tan necesaria...—
El Yaksha tomó una cucharada más de su aperitivo mientras en su mente se imaginaba las expresiones faciales y gestos de ambas chicas. Se volteó y reposó sobre el barandal a sus espaldas esperando a que continuara la conversación.
—¿Tienes hospedaje o regresas a tu hogar en Mondstadt?— pregunto la jefa con cierta preocupación. —Me quedo en la casa de un amigo en el puerto, cuando termine con unos asuntos vuelvo a Mondstadt.— respondía Lillian guardando la bolsa de Mora y su visión juntos para poder irse. —Eres muy despreocupada...viajas por tu cuenta sin pensar en el peligro.— regañaba la mayor, que buscaba alguna bolsa para Lillian.
Xiao tomó otra cucharada. Había aprendido alguna que otra cosa sobre la chica, pero en el fondo se había inquietado un poco por las palabras de Verr Goldet. No podía viajar sola, y actualmente su Karma había crecido un poco. ¿Debía hacer algo? Tenía que meditarlo por un tiempo más...solo para convencerse a sí mismo que no estaba desesperado.
—¡No te preocupes! Mis habilidades de supervivencia son claras: ¡correr!— exclamaba orgullosa. La mayor no pudo evitar palmear su cara ante la respuesta tan decepcionante de la chica.
Lillian intentaba sentirse orgullosa de sí misma, pero en realidad sabía lo inútil que podía llegar a ser en situaciones. Solo sabía huir, y eso la reconfortaba por alguna razón.
