El tiempo puede ser despiadado varías veces. Un segundo dices hola y al siguiente no te da tiempo para despedirte. Su primer amor probablemente estaba destinado a la perdición-aún sigue siendo difícil recordar, y aún más superarlo.
Pero ¿El destino...
Xiao se mantuvo con sus piernas cruzadas a la par de la chica durmiente. Vigilaba de cualquier peligro bajo el pretexto de "en caso de un ataque" para poder mantenerse cerca. Y claro, los otros dos y medio gozaban de la seguridad que proveía el Yaksha así mismo.
Milagrosamente el también empezaba a reconciliarse con la sensación del sueño al hacer guardia. Sus párpados empezaban a pesar, y el no iba a contradecir una corta siesta. Esta por desplomarse en los brazos de la ensoñadora tentación cuando escuchó sonidos de aproximación.
Sus sentidos le decían que no era un monstruo. Al abrir posibilidad a que un compañero del grupo se estuviese acercando, Xiao se dispersó como oleada en una ventisca de vuelta a escondite, en la posada Wangshu.
Los pasos de quien se acercaba eran cohibidos. La experiencia aventurera para mantener tal nivel de sigilo debía ser vasta. Esta persona, una fémina de cabellera dorada, ojeaba al grupo aventurero durmiente.
Ella estaba cerca, pero mantenía la distancia adecuada para no ser reconocida—para que alguien no la notase.
—Parece que también tomaste interés en esta chica.— se susurró a sí misma, simulando que interpretaba un coloquio con su familiar querido, que se había vuelto tan lejano. —Por algo somos gemelos, o no es así, ¿Aether?—
La misteriosa visitante, ajena a los amigos se despidió silenciosamente. Llevó una mano a su cabello para tomar la flor que decoraba sus cortos rizos, y la dejó plantada al pie de un árbol.
Esta sería, probablemente, la última reunión tan pacifica que experimentaría.
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—¡¡Buenos días equipo aventurero de Benny!!— Bennett esmeraba con orgullo y fuerzas a tan temprana jornada del día. Este saltaba haciendo pósese cómicas y simulando los efectos especiales de las mismas. —¿Descansaron? No se preocupen, ¡yo iré a buscar el desayuno!— y así fue como el chico de la mala suerte se adentro al bosque. Luego de, por supuesto, disimular una caída.
Incluso el sol se había visto obligado a dar sus primeros rayos mañaneros ante la energía de Bennett. Si los otros tres que recién despertaban hubieran estado despabilados, estos segura,ente habrían evitado que el joven saliese—por su cuenta, y sin medidas preventivas.
—Si me disculpan, aún no es hora de que Paimon despierte. ¡La comida de emergencia necesita siesta rejuvenecedora! Digo- ¡Paimon no es comida!— pataleaba la pequeña platinada en su bolsa de dormir miniatura.
—Haha...incluso Paimon se pone gruñona cuando la despiertan.— burló Aether mientras doblaba su propio equipo de dormir. —Buenos días Lillian, ¿tienes hambre? Podemos asar a Paimon ahorita que está distraída.— musitó en voz alta solo para molestar a la pequeña.
—¡Oye!— fue lo unicó que logró reclamar Paimon medio dormida.
—¡Eso suena excelente! Deberíamos condimentarla deste ahora.— respondió Lillian riendo. Y así continuaron ambos lanzando comentarios que enfierecerían a la hadita. Paimon solo ofrecía bufidos y murmullos incoherentes debido al cansancio.
