11- ¿Me Dejas Acompañarte?

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—Después de ir a la Posada Wangshu tengo que regresar a Mondstadt.— repetía suspirando Lillian. 

—¡Y si vives conmigo!— insistía Hu Tao, haciendo su centésima propuesta a Lillian para convencerla de quedarse, no solo en su casa, si no en Liyue. —Te mantendré muy bien, no te hará falta nada. ¡Tendrás comida, ropa, cuarto, incluso un ataúd V.I.P!—

—Soy de Mondstadt, debo volver. Te visitaré muy seguido, no te olvidaré.— negaba Lillian nuevamente. Había perdido la cuenta de cuántas veces había repetido esa frase las últimas 2 horas.

—¡Aiya! Mi casa es más humilde que la de Xingqiu, ¡pero es más divertida!— Hu Tao refunfuñaba mientras rogaba con sus ojos floreados. —Eres mi mejor amiga, no me dejes~—

Una idea vino a la cabeza de Hu Tao, cualquiera podría jurar haber visto sus ojos iluminarse como un espectáculo de fuegos artificiales en ese momento. Meneó sus dedos de manera amenazante y le ofreció una sonrisa perversa a la chica contraria.

—¡¡Di que si!!— dio un grito de guerra la directora antes de amontonarse sobre Lillian y empezar a hacerle cosquillas, quien se retorcía con un dolor en sus costados. —¿Oya? ¿Es un si lo que escucho?—

Después de que Hu Tao terminara de torturar a la fémina con orbes bicolor, tranquilamente la dejó marcharse

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Después de que Hu Tao terminara de torturar a la fémina con orbes bicolor, tranquilamente la dejó marcharse. Las locuras y alguna que otra broma oscura de parte de Hu Tao habían sido muy reconfortantes para Lillian, quien recientemente no se sentía con el mejor ánimo.

No había tardado en tomarle cariño, talvez debido a su trabajo se le hacía más fácil a la directora conectar con las personas, pero no muchas lograban apreciar su esfuerzo.

—¡¡¡Cuídate!!!— gritaba Hu Tao hondeando su mano exageradamente en forma de despedida. —¡Tengo que ser la primera a la que visites de vuelta!—

Se preguntaba cómo hasta ahora llegaba a conocer las personas maravillosas de Liyue, pudo haberse divertido antes con todos de haberse amigado más temprano. Recorría silenciosamente la ruta que había trazado en su memoria de tantas veces que había caminado en ella, apreciando la flora a su paso.

Habían Flores Dulces, Mentas, alguna que otra Glaze Lily. Todas seguían el compás de la brisa que las mecía. Desde pequeña había sentido un apego con las flores—un vínculo extraño pero bonito.

"Las flores podían guardar sus sentimientos, incluso cuando su memoria ya no los reconociera."

—¡Lillian!— la llamó el exorcista. —¿A donde vas? también voy saliendo y podemos ir juntos.—

La joven sonrió como agradecimiento a la preocupación del peli-azul, aceptando su compañía. —Trabajaré hasta tarde en la Posada Wangshu.— Respondió y Chongyun acopló la velocidad de su paso a la misma de la de su acompañante.

—Tengo un cliente en la Colina Wuwang. Te protegeré hasta ahí, después nos dividimos.— decía al tomar una paleta de su bolsillo, capturando la curiosidad de la contraria.
—Ha de ser tedioso tener que comer el mismo sabor de paleta tan seguido.— Lillian empezó una pequeña charla ojeando la golosina congelada.
—La verdad no, son muy refrescantes.— Explicaba Chongyun mientras mordisqueaba su helado. —Una amiga mía las prepara, Xiangling. Talvez la conoces.—
—Tiene un restaurante. Creo que almorcé ahí una vez. ¡Sus platillos son exquisitos!— Comentaba devuelta.

A Millenium of Years // Xiao x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora