Capitulo 12

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Me encontraba mirando el techo aburrida.

Papi estaba en su despacho porque tenía trabajos atrasados aquí, ya que había estado trabajando en mi escuela solamente para estar cerca de mi y observarme antes de todo esto, duró casi tres semanas trabajando ahí remplazando a la verdadera doctora de la enfermería de la escuela.

Su trabajo real era aquí como pediatra infantil y en sus tiempos libres ayudaba en emergencias.

Me descoloco un poco saber que me acosaban pero era lo suficientemente ignorante para no darme cuanta en ese entonces.

Dadda solo estaba de paso en la empresa que tenia allá, en República Dominicana, de donde somos él y yo. Aunque el es demasiado hermoso para ser verdad, siempre puede hacer una excepción .

Me sorprendí cuando me dijo eso esta mañana cuando hablamos en el desayuno nosotros solos.

También me dijo que Daddy Tyson era un veterano retirado, comenzó desde muy joven pero tuvo que dejarlo porque tuvo un accidente automovilístico que lastimó su espalda gravemente. Me contó que fue en emergencia que conoció a Papi cuando estaba de turno extra ese día. Aunque Daddy llego inconsciente al hospital, Papi se quedó a su lado siempre hasta que despertó aunque duró varias semanas en coma. Siempre sacaba tiempo para ir a visitarlo.

Su recuperación fue muy dura y larga pero Papi siempre lo apoyaba y trataba de animarlo aunque Tyson siempre trataba de alejarlo, Papi buscaba la forma de estar cerca. Su historia de amor era larga con muchos altos y bajos aunque no me quiso dar más detalles porque según el, ellos mismos me lo contarían más adelante.

Después de desayunar me dejo en la esquina donde estaba el gran corral a esperar que Daddy bajará ,mientras él se iba a resolver algunos problemas en la empresa.

Sin exagerar tenía más de una hora aquí esperando. ¿Como lo sabía? Estaba tan aburrida que me puse a contar los minutos pasar.

Llego el punto donde no soporte y me puso a ver los juguetes y peluches que me rodeaban.

Agarraba uno, lo observaba y luego lo dejaba donde lo había encontrado si no me llamaban la atención.

Hasta que encontré tres osos de peluches muy tiernos. Uno estaba vestido con una bata larga color blanco que tenía una pequeña cruz roja a un lado de su pecho y un gorro blanco pegado a su cabeza dejando ver sus pequeñas orejas, daba la impresión de ser un doctor.

Otro estaba vestido con una camisa de camuflaje y una pequeña gorra con el mismo diseño dejando ver sus orejas, parecía un militar.

El último tenía una camisa blanca, un saco de vestir negro y una pequeña corbata negra, parecía un empresario.

Sonrió inconscientemente observándolos uno al lado de otro.

Un oso doctor, uno empresario y otro militar. Que lindos.

Un flash me hace dejar de observarlos y levantar mi vista encontrándome con su cabellera blanca y su sonrisa burlona.

— ¡Ups!— se encogió de hombros sin dejar de mirarme.

De rodillas comienzo a moverme hasta acércame a las no muy alta paredes del corral.

— ¿Que harás con eso, Snow?— comienza a acercarse más a mi, inclinándose coloca sus manos en sus rodillas para quedar casi a mi altura.

— Se la mandaré al joven Cruz, le harás el día muy feliz cuando te vea jugando con tus peluches— me sonríe —¿Puedo cargarte?— asombrada me hago así atrás sentándome.

— ¿Tienes permiso?— tenía entendido que ellos eran como los guardaespaldas de Dadda Ryter cuando el estaba en casa o si cualquiera necesitaba ser transportados a cualquier lugar, siempre se encontraban bien vestido y mayormente vestían de traje.

Una Pequeña Princesa TraviesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora