Capítulo 20

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Ross Lugo

Me levanto un poco cansada y aún con sueño en mi siesta.

Restriego el dorso de mi mano de uno de mis ojos mientras me enderezo en la cuna.

Todo estaba a oscuras solo se podía ver lo poco que iluminaba una pequeña lámpara en forma nube cerca de la cuna.

Bostezo logrando que se salga el chupete que tenía en mis labios mientras dormía pero está se quedó colgando de mi cuello junto a una pequeña cadenita que lo unía a mi pijama.

Tenía puesto un enterizo que se abrocha con botones de presión en mi entrepierna y no podía distinguir muy bien el color por la falta de luz en la habitación.

Tyson tuvo que elegirlo, siempre me ponían ropa fresca, dejando mis piernas totalmente descubiertas y calcetines cortos hasta la mitad de mi pantorrilla o largos hasta mis rodillas, si me ponían algún short la blusa con la que me vestían tienen tirantes finos. No querían que tuviera otro golpe de calor y me volviera a desmayar.

Un poco confundida me levanto totalmente en la cuna. Tenía que ser de madrugada.

— Daddy— susurro temiendo de que me castiguen por estar a estas horas despierta.

— ¿Papi?— sabía que de alguna forma me escuchaban porque siempre estaban aquí con cualquier movimiento que haga al despertar.

Mis ojos se humedecen un poco al recordar que Papi Bruce se fue por unos días a su trabajo.

Lo voy a extrañar.

Además ¿porque nadie venía aún cuando los llame?. En susurros pero los llame.

Me pongo en una de las esquinas de la cuna calculando cómo voy a salir de aquí. Los barrotes de la cuna no son tan altos, me llegaba hasta el pecho; así que con un pequeño impulso puedo cruzarlos fácilmente.

Me quito las medias que traía puestas para no resbalar cuando me apoye de uno de los barrotes para impulsarme y poder cruzar la otra pierna por encima de estos.

Tiene que servirme de algo haber trepado tantos árboles en mi niñez.

Dicho y hecho, logro cruza mi pierna por encima por los barrotes impulsándome con la otra.

Me quedo unos segundo recapacitando que estoy haciendo y en el posible castigo que me gane después de esto.

Cruzo mi otra pierna apoyando mi peso en mis brazos y abdomen.

— Ouch— me quejo por el dolor que empiezo a sentir por estar apoyada en mi abdomen.

Respiro antes de volver apoyar mis pies en los barrotes para deslizarme suavemente por ellos haste llegar al suelo dando un pequeño salto al final.

Acaricié la parte de mi abdomen lastimado y hago un puchero aunque nadie puede verme.

Tomo de manera inconsciente el chupete que cuelga de la cadenita llevándomelo a la boca para calmarme.

Me encamino hacia la puerta para salir de mi habitación; no sin antes colocarme las suaves y acolchadas pantuflas de conejo que me ponían en las noches, recorriendo el pasillo hasta llegar a la puerta que la habitación de mi Papito Ryter.

Toco suavemente con mis nudillos la puerta para llamar su atención si por alguna razón todavía está despierto.

—Papi— susurro abriendo la puerta pero no hay nada más que una oscuridad y un silencio abrazador.

El no está en la habitación.

Vuelvo a caminar por el pasillo esta vez en dirección a la habitación de Daddy Tyson.

Una Pequeña Princesa TraviesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora