El día que Calle y yo "cerramos" el ciclo que habíamos formado sin lugar a duda entra en los momentos más decisivos de mi vida, el primero con la partida de mamá, el segundo fue ver a Calle marcharse sabiendo que era mi mejor historia y sin dudar sería mi favorita.
Los días en los que despertaba buscándola se hicieron presentes los primeros meses, ¿se detuvieron? sí, pero acompañado de un costó bastante caro y hoy lo sé, no podré llamar error el quedarme y elegir a la persona que me acompañó durante todo ese proceso.
Yo elegí separarme de Calle.
Yo la dejé ir.
Yo me elegí a mí.
Yo elegí a Lau.
Yo.
Cuando todo terminó entre las dos Lau estuvo ahí sin esperar nada a cambio, sencillamente fue la amiga que siempre había pedido que fuera mientras estaba con Calle, solo que ahora parecía que por fin había comprendido mis sentimientos, en cada paso que decidía dar ella estaba atrás apoyándome en las buenas y malas.
Entonces, luego de un tiempo sucedió, la bese, y sí, fue un error imaginar que en ese beso era la chica de ojos avellana la que sostenía mi cintura, fue un error imaginar a la persona que más había amado, fue un error acostarme con ella pensando en aquella castaña.
Me equivoque, lo sabía, pero también entendía que ella no buscaba nada y que tenía en claro mis sentimientos, fue así que con el paso de los meses nos hicimos nuevamente cercanas, hasta que decidí soltar a esa chica de ojos avellana, fue ahí donde me di cuenta de que el error dejo de serlo hace mucho, y que tenía a mi lado a una compañera, que si bien nuestra relación no era perfecta, no deseaba que lo fuese.
Toda relación tiene sus momentos, la mía con Lau no fue muy larga, una vez que iniciamos nuestra relación y la hicimos pública (creó que ese fue otro error), debimos esperar más, todo fue cambiando, primero las salidas con sus amigos, visitas exprés a nuestros departamentos, consumo de tiempo laboral para ambas, más salidas con "amigos", alcohol (aunque dentro de esto me siento bien, no he vuelto a tomar a grados extremos), solo que Lau hacía todo lo contrario, se embriagaba, me dejaba sola y se iba de parranda o continuaba la fiesta en casa de "compañeros" de trabajo, sus grabaciones en ocasiones la consumían más tiempo de lo estimado, cancelaciones de citas, peleas porque cuando ella podía (por fin), yo no estaba libre, pelas y más peleas.
Me estaba consumiendo, y no podía volver a caer, estaba consciente de ello.
¿La quería? Claro.
¿La amaba? No, y eso lo sabíamos ambas.
Nuestra relación fue linda, era como si fuéramos dos amigas de la vida, compartimos visitas a lugares nuevos, conciertos, experiencias como pareja únicas, intercambiamos pensamientos, pero en el camino confundimos una amistad con algo más, fue donde me di cuenta que si bien no podríamos seguir con algo que no daba para ser una pareja, como amigas logramos encajar, pero no con algo más allá de eso. Mi familia la conocía, mi padre la apreciaba desde que trabajaron juntos en un proyecto hace un año.
Todo cambia, y eso no tiene nada de malo, lo único contraproducente es que si no te adaptas o buscas nuevas formas te estancas, y nosotras formamos parte de lo segundo.
El único detalle de todo es que necesitaba encontrar el momento adecuado para terminar con nuestra relación, explicar y que ella entendiese que no podíamos continuar con esto, porque ella quería y le gustaba una vida distinta a la que ahora a mí me gustaba, y no me sentía mal por ello, pues sabía que ahora estaba bien con lo que buscaba.
El 100% de las cosas pasan por algo, y no todas necesitan buscarle explicación.
Flashback.
Mientras terminaba de guardar mis cosas para salir de la oficina recibí una llamada de Lau, ella quería verme para pasar el rato con sus amigos, y bueno, no mentiría al decir que igual necesitaba despejar mi mente después de todo el trabajo que teníamos en la empresa, así que solo acepte para que pasaran por mí.
