Jeno estuvo yendo casi todas las tardes a aquella librería solitaria; procuraba ir después de terminar sus clases, ahí dónde el joven de cabello castaño lo esperaba con un capuchino caliente, galletas y un libro para colorear junto a un par de crayolas.
—¿Cuándo piensas contarme? —murmuró impaciente mientras su acompañante parecía ignorarle. —Jeno... —llamó desde el otro lado del mostrador.
—¿Si? —JaeMin se acercó un poco a su rostro. Jeno dejó de colorear y repentinamente miró un poco arriba topando inmediatamente aquellos ojos molestos sobre él.
—¿Porqué me dejaste? —susurró avergonzado.
—No fue porque quisiera... —respondió de inmediato con el mismo tono. —Sabes que no lo haría. —mantuvieron fijas sus miradas.
Jeno analizaba sus ojos con una combinación de nostalgia y deseo, quería adentrarse en aquellos orbes obscuros que lo observaban casi de la misma manera. JaeMin estuvo acostumbrado anteriormente a mirarlo de una forma similar pero se sentía cohibido en esta ocasión, pues bien sabía que en el pasado no le podía ser correspondida la mirada pero en esta ocasión sí que se podía, y una parte dentro de si deseaba que no fuera posible, pedía por volver a observarlo detenidamente todo el tiempo que quisiese sin sentirse nervioso.
Años atrás Jeno no podía ver como lucia avergonzado al tenerlo cerca pero en ese momento todo era distinto, incluso lo que sentía al verlo era bastante diferente a cuando eran más jóvenes. A pesar de sentirse tímido no era similar la intensidad del sentimiento. JaeMin se sentía intimidado de cualquiera que lo mirara pero en ese momento le desconcertaba ser analizado solo por él, Lee Jeno.
—Eras el único amigo que tenía... —Jeno dirigió su mirada a otro lado. —No me fui porqué quisiera hacerlo. —tomó la taza de capuchino entre sus manos y bebió un poco.
—¿Qué ocurrió? Estuve esperando esa noche... en realidad eras el único a quien invité... —Jeno le dedicó una sonrisa caída cargada de culpa.
—Esa noche mi madre tuvo un accidente en la carretera de camino a casa... conducía bastante ebria y... perdió una pierna debido a ello y algunas otras heridas más. —explicó con poca energía. —Tú sabes como la gente del edificio era... —murmuró incomodo.
—Imagino que no querías que los demás la hicieran sentir mal por eso...
—Era suficiente que la hicieran sentir mal por mi. Era suficiente recibir burlas de su hijo por parte de las demás madres e hijos... y sabrías que si la hubieran visto después del accidente... no creo que mereciera ese tipo de trato, ni siquiera de miradas o susurros. —soltó terminando la oración con un chasquido demostrando su fastidio. JaeMin sintió pena.
—Entiendo... —el ambiente entre ambos comenzaba a sentirse un poco desagradable. —Es algo extraño hablar de esto tan repentinamente. —confesó. —No quisiera hacerte sentir mal. —carraspeó. —Aun más... —agregó.
—Fuiste tú quien preguntó. —contestó con un tono brusco mientras entre sus dedos rompió una de las crayolas.
—Lo siento... —JaeMin se sorprendió por aquello, Jeno parecía enojado, y en realidad nunca lo había visto de otra manera que no fuese sonriendo.
Al notar que JaeMin hacía movimientos tímidos con sus dedos sobre la mesa, rápidamente dejó la taza a un lado y alcanzó una de sus manos; la tomó entre las propias y apretó un poco, JaeMin lo miraba casi sin parpadear.
—¿Cómo supiste que era yo? —Jeno suspiró al escuchar su pregunta.
—Toqué tu rostro tantas veces... que de alguna manera se quedó grabado en mis dedos. Algo extraño, lo sé. Pero todo este tiempo tuve tus facciones iluminando entre toda aquella oscuridad. —sonrió.
JaeMin permanecía sin hacer algún movimiento, respiraba lentamente. Se sentía inquieto ante aquel roce de su piel sobre las suya. Pasó saliva con dificultad e intentó murmurar algo pero prefirió mantenerse en silencio observando aquella sonrisa al frente.
—Has cambiado mucho... pero a la misma vez continuas siendo el mismo.
—Podría decirte eso también... pues tu rostro no se siente igual. —rio un poco. —Tus mejillas no son tan grandes como las recordaba sentir y...
—Tus manos eran muy pequeñas en ese entonces. —interrumpió indignado.
—Tu piel es linda... tus ojos brillan y tienen una forma hermosa. —comentó mientras analizaba al castaño. —Tu nariz es un poco pequeña... también es linda. Todo de ti se ve bien, pero tus ojos... —sonrió ampliamente. Sus ojos se cerraron casi por completo y JaeMin miró inmóvil aquel gesto. —Tus ojos son mis favoritos, son incluso más bellos que las estrellas, incluso que la lu...
—¿Desde cuando te volviste tan atrevido? —interrumpió mirándolo extrañado ante sus palabras. Soltó el agarre de sus manos y titubeando sus palabras continuó; —Los años hacen que seas más raro... ¿Dónde quedó aquel Jeno tímido y tranquilo? —Murmuró en queja. —Aunque no debería sorprenderme, has crecido. —tomó un paño de tela a su lado y fingió limpiar cualquier cosa frente a él, incluso las crayolas que el otro usaba.
—¿A que te refieres? ¿Por qué atrevido? —estaba confundido. —Y bueno, ambos hemos crecido. —añadió.
—¿Quizá porqué eso es algo que dirías si estuvieses coqueteando con alguien? —enfatizó queriendo hacer notar lo obvio para él.
—Pero... no estoy coqueteando contigo. —respondió de inmediato.
—Entonces no me molestes de esa manera. —amenazó alzando el paño con el que limpiaba. Jeno asintió en respuesta. —No está bien.
—¿Puedo tocar tus labios? —preguntó rápidamente y JaeMin lanzó con fuerza el paño en su rostro.
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EIGENGRAU
FanficAl descubrir las estrellas decidió mantenerlas cerca tanto como pudiera, pues siendo lo más placentero que había visto quería tener aquellas dos sólo para él. "El disfrutar ha sido una experiencia que me ha vuelto egoísta."