La memoria de todas las vidas anteriores queda guardada en el espíritu.
Previo a la guerra santa, una estudiante de arqueología y un Santo de Athena descubrirán que han estado conectados desde hace muchas vidas atrás, en un ciclo de reencarnaciones...
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Podría jurar que su cuerpo colapsaría de todas las interrogantes y emociones que experimentaba. Primero, los habían descubierto, lo que de ninguna manera era parte del plan inexistente; segundo, quien estaba frente a ellos demandando una respuesta, era considerablemente parecido a la persona que Nirvana observó horas antes, eso si solo tomamos en cuenta que la única coincidencia era el dorado que vestían. ¿Existe una garantía de que realmente fuera lo mismo que vio antes? De ninguna manera.
—¿Qué hacen aquí? —interrogó nuevamente el joven frente a ellos.
La pelirroja no sabía ni qué pronunciar, se encontraba tiesa como una piedra y más importante aún, no entendía lo que el chico decía porque dos meses y días no era suficiente para hablar fluidamente como un nativo, a pesar de todo el estudio empleado. Eso sí, tenía los ojos bien abiertos, ella creía en un noventa por ciento que halló lo que investigaba, pero no de la forma esperada y ahora no tenía idea de qué hacer ya que su mente no reflexionó lo segundo a ejecutar después de su objetivo.
—Estábamos perdidos —se le ocurrió decir a Patch y en inglés.
El varón frente a ellos comprendió que eran extranjeros, eso no le impidió adaptarse y hablar en el mismo idioma que los sospechosos.
—¿Perdidos? ¿En un pueblo tan pequeño como este? ¿Y a estas horas? —El del traje brilloso frente a ellos se miraba incrédulo. Y no era para menos, el joven americano no había sido ágil para inventar algo más convincente, obviamente también se hallaba muy nervioso y en su mente reprochaba a su amiga por haberlo metido en esta situación.
—Lo que quiso decir es... es que... nosotros estábamos buscando algo perdido. —Finalmente una temblorosa voz se dignó a salir de entre los labios de Nirvana. Sorprendida también porque él pudiera hablar inglés.
—¿Qué podrías haber perdido? —Esta vez, el tono del varón fue totalmente arisco. Había que estar atentos a los ojos curiosos que se adentraran de más a ese sitio. Nunca se sabe cuáles son sus intenciones.
—Una hoja —ella replicó torpemente.
—¿Han venido hasta acá por una simple hoja? Aunque no dudo en que se perdiera tan fácil si usas lentes.
«¿Qué? ¿Cómo puede saber eso si tiene los ojos cerrados? ¡Qué grosero!» Pensó ella.
—Es un hoja bastante importante para mis estudios. Una simple hoja se puede perder con el viento. —La estadounidense mintió, no le quedaba de otra. No revelaría que estaba buscando a alguien como él.
El joven rubio se concentró en la pelirroja y su amigo, lo que le sirvió para descubrir que uno de ellos dos tenía una energía muy rara, no muy fuerte pero lo suficiente para que sus sentidos lo percibieran. Tenía que sospechar mucho más de esos jovenes y era muy pronto para tomar una respuesta ofensiva.
