Señales carmesí

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Su cuerpo aún no se sentía en las mejores condiciones y aquello solo podía empeorar mientras esperaba sentada a que el doctor llamara a su nombre

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Su cuerpo aún no se sentía en las mejores condiciones y aquello solo podía empeorar mientras esperaba sentada a que el doctor llamara a su nombre. La incesante inquietud por aquel mal desconocido que ahora se manifestaba más fuerte le revolvía el estómago. Era posible que incluso su cabello sufriera tanto como ella ya que se encontraba pasando sus yemas con fuerza a través de él.

   Si bien, solo su abuela permanecía a su lado, una ligera sensación emergió, se sentía cálido y electrizante, aunque a este punto, podría tratarse de su ansiedad.

   Los dedos de su abuela habían estado en constante presión con la tela de su suéter. Por supuesto que estaba preocupada por el bienestar de su nieta.

   —Nirvana Grace —el médico llamó.

   La pelirroja entró al consultorio perfectamente blanco y tomó asiento. El hombre frente a ella inició el interrogatorio.

—Bien, Nirvana, cuéntame qué tienes.

Ella tragó saliva.

—Creo que no he estado del todo bien. Hoy tuve un sangrado por la nariz y me sentí mareada —explicó.

—¿Ya te había sucedido antes?

—No. Bueno, hace como tres meses tuve un ligero mareo, no le di importancia.

El hombre de bata blanca anotaba todo en un papel.

—Además de ello, ¿hay alguna otra molestia que presentes?

—Me he sentido cansada con facilidad la última semana, o dos semanas.

—Voy a revisarte.

El varón se levantó y con su estetoscopio y baumanómetro se apoyó para verificar el estado de salud de la joven. Su presión arterial se hallaba entre los rangos normales, lo que realmente preocupó al médico, eran los moretones en su brazo izquierdo, de los cuales se percató al pedirle que se quitara su sudadera.

—Puedes quitarte los zapatos y subirte a la báscula, por favor —indicó.

Nirvana obedeció mientras se mantenía angustiada. El doctor checó los números y los anotó de igual manera. Tomó el teléfono y marcó a un número. La fémina oía al hombre decir algo sobre una cita mañana por la mañana y unos análisis, no era la suficiente información para obtener una respuesta.

—Nirvana, he conseguido una cita mañana a las diez con un hematólogo, es necesario obtener algunos análisis adicionales para un diagnóstico más certero.

—Pero, ¿qué es lo que me sucede? —cuestionó con notable incertidumbre.

—No quiero arriesgarme a dar una valoración errónea, imagino que te sientes angustiada por conocer una respuesta, solo te pido por favor que esperes unos días para que pueda darte el diagnóstico. Puede que incluso antes de terminar la semana estén los resultados.

MEMORIA KÁRMICA | Virgo ShakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora