Samsara parte 2

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Nirvana comprendió entonces aquella interrogante que Shaka le dio

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Nirvana comprendió entonces aquella interrogante que Shaka le dio.

   ¿Cuánta es tu capacidad de soportar información delicada?

   Delicada de este estilo... nula.

   Seamos sinceros, nadie esperaría que le dijeran que cosas cómo estas eran reales. Lo último que Shaka le dijo, le dio aún más para pensar.

   ¿Entonces la reencarnación era una especie de castigo por los malos actos cometidos? Pero, es que no todo era malo en esta vida, a Nirvana se le hacía difícil verlo así.

   —¿El propósito de un alma es llegar al nirvana entonces? —cuestionó la pelirroja.

   —Sí.

   —La vida no es absolutamente mala.

   —Tampoco es completamente buena —contrastó el rubio—. No quiero decir que vivir aquí sea el mayor de los males, porque hay reinos peores que este, el Reino Manuṣya. No obstante, hay un "plano" superior a este.

   —¿Cómo se supone que uno llega ahí? ¿Qué otros reinos hay?

   —¿Realmente quieres saberlo hoy?

   —Mmmm —Nirvana hizo una mueca—, no sería tan prudente, apenas y comienzo a asimilar que tú y yo —alargó la última palabra sin saber cómo seguir correctamente la oración—... estamos... —No completó sus palabras, aunque sí que hizo muchos movimientos con las manos.

   —En cierto modo, me siento casi como tú —concordó él—. Las cosas se empiezan a mover para ambos y necesito averiguarlo.

   El maestro de Shaka fue Buda, creció y aprendió con sus lecciones, lo hicieron la persona que es el día de hoy. Él tenía la voluntad de ser un Santo de Athena y sabía que cuando falleciera, debía alcanzar el nirvana, era su objetivo; porque el nirvana no era la muerte (al menos para el alma). Las cosas eran confusas ahora que descubrió el hecho de hallarse unido a esta joven.

   ¿Qué supondría esto?

   —Necesito saber todo, pero, no hoy —sentenció la fémina, a lo que el Santo asintió.

De alguna manera su frase era un indicativo de que tenía que marcharse, pero no lo hizo. Aunque no pronunció algo más, tampoco se dio la vuelta todavía; menos aún el Santo de Oro la presionó para que se fuera. Estaban ahí, de pie frente al otro en medio de un silencio peculiar.

Shaka sin molestarse por la presencia de la joven y para su sorpresa, con un sentimiento cálido al percibir su aroma y su respirar.

Nirvana anhelaba muy en el fondo que el rubio le dedicara algunas palabras, o que hiciera algo en su defecto. No obstante, ella era consciente que era pedir imposibles, pero conociéndola, ella vivía con un alma llena de esperanza.

MEMORIA KÁRMICA | Virgo ShakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora