La memoria de todas las vidas anteriores queda guardada en el espíritu.
Previo a la guerra santa, una estudiante de arqueología y un Santo de Athena descubrirán que han estado conectados desde hace muchas vidas atrás, en un ciclo de reencarnaciones...
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Shaka No mentiré al decirte que me extraña que quieras escribirme, pero por supuesto que no tengo problema. Sabes, tengo curiosidad sobre algo. ¿Por qué siempre permaneces con los ojos cerrados? ¿Cómo es que sabes tanto aunque estén así?
Nirvana
Despertó con una energía mayor a la habitual. Casi de inmediato le escribió una carta al Santo de Virgo. Era preciso añadir que Nirvana se sorprendió, sin embargo, obviamente no desaprovecharía la oportunidad de que él estuviera abierto a la comunicación. Había mucho que le intrigaba respecto a su persona y quería saber más. En general le emocionaba conocer personas, aunque no necesariamente significara que tuviera muchos amigos.
Hoy su profesor les había asignado varias tareas y lecturas, por lo que no habría mucha actividad. Afortunadamente el día de mañana, que sería el ultimo, se les concedió como recreativo, podrían hacer lo que quisieran antes de que tuvieran que subir al autobús de regreso a su país. Era una excelente manera de terminar su primer viaje en la carrera.
Los mejores amigos Nirvana y Patch se reunieron en la habitación del último para realizar sus asignaciones académicas, se sentían en compañía y podían ayudarse con algún tema de dificultad para ellos. ¿A quién no le gusta reunirse con sus amigos para hacer deberes? También era perfecto para conversar de temas sociales.
Es así como el rubio desvía la mirada de su libro de texto para fijarla en su amiga. Él se da cuenta de un brillo especial que adorna su rostro, sabe que hoy está más alegre de lo normal. Le pareció un tanto inusual dado las noticias recientes de su condición rara (y que aún procesaba la información, era difícil de creer).
—¿Te pone feliz la tarea? —Su gigante curiosidad no pudo ser disimulada.
—¿Por qué lo dices? —respondió con otra pregunta la mujer—. Sí me hace feliz leer más y aprender.
—Te conozco Ana, tienes una sonrisa que va más allá del gusto por el conocimiento.
La pelirroja suspiró como si la hubieran atrapado y se encogió de hombros.
—Bueno, supongo que hay más. —Sus dedos jugaron con la página del libro que leía actualmente.
—¿Qué es?
—Milo me escribió de nuevo y me dijo que el libro que me trajo el otro día era un regalo —expresó— y... Shaka también me escribió, sin motivo específico.
Así que era eso.
—Entonces intercambias correspondencia con dos Santos de Athena —concluyó Patch—. Es eso lo que te tiene feliz, ¿no? Nada especial, imagino. —La verdad es que él quería sacarle toda la información pero quería que ella confesara por su cuenta sin él preguntarle directamente.
