De dioses griegos y otras cosas

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Una vez cada cientos años ella renace en este mundo, para protegerlo a él y a sus habitantes de aquellos seres malignos

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Una vez cada cientos años ella renace en este mundo, para protegerlo a él y a sus habitantes de aquellos seres malignos. La diosa Athena no está sola, sus guerreros, aquellos que utilizan el poder del cosmos para hacer frente a la perversidad han combatido a su lado desde la era del mito... los llaman Santos.

   Nirvana no tenía duda que el mal y el bien existían, son conceptos de los que irrefutablemente nadie se cuestionaría. Simplemente jamás hubiera imaginado que se manifestaran también como dioses mitológicos. Había leído de ellos por supuesto, sin embargo, en absoluto creyó en su existencia de esta manera.

La estudiante se recuperaba del bajón por el que pasaba, ante las miradas de los hombres en su persona y su insistencia en saber qué le ocurría, aunque ni ella misma sabía.

—No sé ni qué decir. —Por primera vez el tono en la voz de Nirvana fue neutro en contraste con lo cantarina que se le podía oír. Una parte de si misma se hallaba ardiente ante el entusiasmo de la información revelada, en la otra, habitaba un ligero resquemor de saber que había fuerzas y entes más poderosos y no precisamente benévolos. Era un shock.

—Me parece anormal ya que las palabras nunca te faltan —expresó, Shaka.

   —Es que... parece tan irreal.

   —Escucha, Nirvana —enunció Milo—, tengo que ser honesto, sí llegamos al punto de evidenciar algo como esto, es por una razón que no se toma a la ligera —aseveró.

   —¿De qué se trata? —La inquietud de la joven creció otro poco más.

   El heleno dirigió la vista a su compañero para concederle la palabra.

   —Si comprendes que existen seres fuera del entendimiento del humano común y del deber que tenemos para con ellos —hizo una pausa—, es necesario que te enteres del hecho de que algo está sucediendo contigo.

   —¿Cómo qué? —Sus labios se movieron velozmente.

   —Algunos dioses usan como "recipientes" los cuerpos mortales de seres humanos con el objetivo de cumplir una meta aquí —explicó el Santo de Scorpio.

   —Como una posesión —Nirvana, intervino.

   —En efecto —concordó, el rubio.

   —Tenemos la sospecha de que un hecho similar ocurre contigo —finalizó, Milo.

   La pelirroja los miró a ambos una y otra vez como si esperara que fuera una broma, sin embargo, sus rostros eran severos. No daban la impresión de estar jugando.

   —¿Un ser mitológico dentro de mí? No puede ser.

   —Nirvana —el Santo de Virgo había pronunciado finalmente su nombre con de manera inacentuada como de costumbre siempre que hablaba—, no es una mentira si es lo que piensas, tenías que saberlo antes de que hiciéramos algo más al respecto.

MEMORIA KÁRMICA | Virgo ShakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora