My little secret (omegaverse)

28. Enemigo

Niall era la clase de omega que estaba acostumbrado a tenerlo todo, lo criaron para ser alguien que mirara por sobre el hombro a todos y a esperar pleitesía a cambio. Pero no siempre fueron las cosas así de fáciles, no todos estaban dispuestos a dejarse guiar por el status quo impuesto por la sociedad. Una pequeña alfa morena de rizos alborotados fue capaz de ponerlo en su lugar cuando estaba fastidiando al pequeño beta hijo de los abogados de sus padres, le había parecido un insulto que en su fiesta de cumpleaños elogiaran la belleza de aquel niño, en lugar de la suya, siendo él un omega y no un estúpido beta.

—¡Quítate enana cabeza de trapeador!

—En tus sueños pelos de escoba, no vas a molestar a Harry, no en mi presencia.

Era la primera vez que alguien lo retaba y eso por alguna razón le gustaba. La niña parecía ser cercana al ojiverde así que después de aquello intentó llevarse mejor con él, pero francamente no le agradaba, el chiquillo era más lindo y llamaba más la atención, si no fuera por el hecho de que era un beta todos los alfas estarían adulándolo siempre y a Niall nunca le agradó la competencia.

Cuando crecieron, los tres se volvieron inseparables, claro porque Niall en secreto estaba enamorado de Stella y para la alfa, el único que existía era el torpe de Harry, de una forma fraternal, aún así, estaba completamente celoso.

—¿Por qué te importa tanto Harry?

—Niall, hemos sido amigos desde que teníamos seis ¿Acaso a ti no te importa?

—Claro que sí — mintió —pero es que todo el mundo está tan obsesionado con don perfección que me enferma. No es una princesa en apuros ¿sabes? incluso esa vulgar de Gemma Styles siempre lo vive cuidando como si fuera un cristal a punto de romperse.

Stella lo miró con el ceño fruncido —¿Celoso?— el omega se sonrojó, pensó que ese era tal vez el mejor momento para hablar de sus sentimientos por ella.

—Yo...

—Me gusta Gemma Ni, me gusta desde que somos pequeñas— la alfa apretó los puños —pero ambas somos alfas, si tu....si tu fueras mi rival yo... yo estaría feliz de perder ante tí.— sonrió —Por favor, no se lo digas a nadie, si mis padres se enteran....

Niall quedó boquiabierto, nunca se imaginó que Stella prefería a las alfas, ahora entendía todo, Gemma tenía una extraña relación con Harry, se rumoreaba que de hecho ellos eran medio hermanos a pesar de que era hija de los sirvientes de los D' Angelo. En la fiesta cuando conoció a Stella, ésta tan solo trataba de impresionar a la otra niña, aún así no podía negar que Harry tenía un cierto carisma, era alguien tierno e infantil, imposible de no querer y por eso se había ganado un lugar en el corazón de la morena. Por un momento sintió algo de pena y empatía por la chica, pero también estaba aquella cuestión en la cual para él perder no era una opción.

Les dijo a sus padres acerca de Stella, sabía que así sacaría a Gemma de cuadro, los padres de la chica eran de las antiguas familias de Sicilia y aunque habían perdido poder y dinero, Niall sabía que sus padres probablemente encontrarían acertado que en un futuro ellos se casaran, después de todo, eran de familias con buenos linajes. Todas sus fantasías se desplomaron cuando se enteró que enviarían a la chica a un internado en París.

—Pá ¿por qué no puedo ir a estudiar al mismo internado que Stella?

—Niall, es un internado para convertir a chicos desviados, tú no tienes nada que hacer ahí...

—Pero Stella....

—Y no quiero que menciones ese nombre aquí, sé que te llevabas bien con ella pero nada bueno vendrá de relacionarse con ese tipo de gente, además en poco tiempo llegará tu prometido, es mejor que te enfoques en estar adecuado. Solo mírate ¡Estás hecho un asco! No tienes ni una sola curva, ni cintura.

—¡Tengo apenas 13!

—No es excusa, al menos arréglate, tu amigo Harry se ve mejor y ¡Es un beta! deberías sentirte avergonzado.

Niall guardó siempre un rencor hacía Harry, sentía que todo era su culpa, que de no ser por él no lo estarían comparando, que si él no existiera, Stella y él se hubieran conocido y se hubieran enamorado, por otro lado envidiaba a D'Angelo y lo libre que era. No supo por qué no se alejó de él a pesar de que la alfa no estaba, Harry era como un cachorrito encimoso y como siempre estaba ayudándolo en sus tareas y exámenes le permitió seguir creyendo que eran amigos.

****

Tres años pasaron y por fin se encontraba contento con su vida, su novio realmente era un sueño, Jake Austin era el alfa más perfecto que había visto y era de buena familia como él, todos decían lo perfectos que eran juntos, lo bien que embonaban y la bonita pareja que eran, solo había algo que no le gustaba de él y era que lo presionaba demasiado para tener sexo, para verse de cierta forma, para comportarse de cierta manera.

Su madre le decía que eran los deberes de un buen omega complacer a su alfa por sobre todas las cosas y él solo cedía y cedía a cada capricho. Jake se había vuelto su objeto de obsesión, ya no solo quería estar con él, lo veía como su única motivación de vida, hasta que otra vez Harry lo estropeó todo.

Jake le había contado que lo drogó y por supuesto que le creyó a su prometido, pero no podía sacarse de la cabeza la cara de completo placer que tenía el alfa mientras sodomizaba al pequeño beta quien lloriqueaba, ni siquiera se cuestionó la cara de terror del rizado porque Jake era así, era alguien brutal a quien no le importaba su pareja, hasta cierta satisfacción sintió al ver que ese pequeño perro no estaba disfrutando de haberle quitado a su hombre de aquella manera tan vil.

Cuando Jake se fugó con Harry no lo pudo soportar, sus padres le decían que no servía para nada, no se cansaron de restregarle en la cara que era peor que Harry en cada aspecto y estalló, algo cambió dentro de él. Dejó de ser aquel omega sumiso que sólo vivía para casarse con el mejor postor, se volvió alguien atrevido y coqueto, que tomaba lo que quería cuando quería. Poco le importaba lo que sus padres le dijeran, al fin y al cabo lo habían educado para ello aunque no era el método que hubiesen deseado.

Juró que se vengaría de Harry, que le arrebataría todo aquello que lo hiciese feliz, para que él fuera tan miserable como él se sentía.

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