Déjame Ayudarte

Capítulo 11

No podían esperar otro día más, el cuerpo parecía llevar varios días sin vida, lo cual los hizo sentir peor, puesto que no lo encontraron a tiempo; no tenían más opción que enterrarlo en alguna montaña o sitio apartado, porque por obviedad, tampoco podían hacerlo en el cementerio.

Igor fue quién eligió el sitio del entierro, ya que el Gambino mayor no podía al estar demasiado consternado y se había quedado dormido después de tanto llorar en el nombre de su hermano.

Se trataba de una pequeña pradera con algún que otro árbol, Igor y José se encargaron de cavar el hoyo con las palas que encontraron y robaron en algún punto de camino al lugar.

No podían hacer gran cosa, pero se encargarían de que fuera especial, todo por la persona que habían perdido, todo por su baja.

Mientras ellos seguían cavando, los dos rubios se encontraban sentados a unos metros de donde se encontraban los demás, puesto que necesitaban privacidad. Toni se sentía totalmente devastado, siendo consolado por el rubio con pequeños mimos y con pocas palabras de apoyo, ya que eso nunca fue su fuerte a menos que se tratara de convencer a las personas.

- Me siento una completa basura, no pude ayudarlo – se lamentaba entre sollozos.

- Hiciste lo que pudiste, no te culpes – tomó la mano del italiano para entrelazarla con la suya.

- ¿Cómo no hacerlo? El no merecía esto, no merecía morir, no merecía un hermano como yo, si no alguien que lo cuidara, que lo protegiera.

- Estoy seguro que fuiste el mejor hermano que pudo tener y él lo sabe.

- No, yo no lo cuide como debería – tapó su rostro con su mano libre.

- Toni, hiciste todo lo que pudiste – repitió.

- Soy una mierda.

- Basta – le quitó la mano de su rostro y tomó su mentón girándolo a su dirección – Mírame y escúchame bien – ordenó y el italiano acató la orden con lágrimas aún en sus ojos – Tú no eres ninguna basura, ni una mierda, eres una maravillosa persona quien me salvó y estoy seguro de que tu hermano lo sabe, él ya no está aquí, pero tú puedes seguir adelante, por él, por ti y por todos los de aquí presentes, él hubiera querido eso, que no te derrumbaras y siguieras con tu vida.

- Tienes razón – cedió – No sé qué me está pasando.

- Tranquilo está bien, es normal, has perdido a tu hermano, pero puedes continuar con tu vida en su nombre – soltó su agarre y lo envolvió con sus brazos, el contrario correspondió el abrazo con gusto, sabía que a su pareja hizo su mejor esfuerzo de consolarlo, ya que le costaba expresarse con palabras y muestras de afecto, y aun así lo hizo, así que agradecía que estuviera haciendo esto por él, aparte de que encontró las palabras necesarias para calmarlo.

- Toni ya está listo, no sé si quieras ser tú quien lo lleve – habló José.

- Si, dame un segundo, ya voy – se separó del abrazo y empezó a limpiarse las lágrimas que aun brotaban de sus ojos, se puso de pie, pero el agarre del rubio le detuvo, le sorprendió ver que se estiraba para darle un beso en su mejilla, lo cual provocó que se ruborizara ligeramente.

Toni le dedicó una ligera sonrisa y se dio la vuelta para dirigirse al todo terreno donde tenían a Carlo, abrió la puerta y lo cargo como de una princesa se tratase, era cierto que el hedor de verdad era muy desagradable, hasta insoportable, pero se trataba de su hermano, era lo que menos le importaba.

Con su hermano en brazos, se encaminó a donde lo esperaban los demás para hacer el entierro, bajo con ayuda de José y acomodó a su hermano, de manera en que pareciera que estaba durmiendo plácidamente. Visualmente, se despidió de su hermano, acarició por última vez su fría y descompuesta mano y salió del lugar.