Capítulo 28

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Final #4

- Gustabo – llamó la atención del rubio que se encontraba preparando una cena improvisada para ambos, se encontraban solos en la casa, el solo soltó un ruido dando a entender que lo escuchaba – Quiero preguntarte algo.

- Suelta la sopa – respondió junto con una risilla.

- Esto es serio – soltó, el rubio dejó lo que estaba haciendo y giro sobre sí mismo para verle directamente.

- Uy que cara llevas – intentó bromear para suavizar el ambiente.

- Gus... – se cruzó de brazos.

- Esta bien, está bien, ¿Qué sucede? – repitió la acción de italiano.

- Tu sabes que estamos buscando a Horacio y supongo que sabes lo que haremos cuando lo encontremos, ¿Verdad? – el contrario dudó, pero termino asintiendo.

- Quieres saber de qué lado estaré, ¿Verdad? – el italiano asintió – Si te soy sincero, no quiero que mates a Horacio, pero tampoco me quiero alejar de ti.

- Creo que lo mejor será tomarnos un tiempo – dijo con una mueca tristeza.

- No seas un idiota, de verdad te lo pido. Sé que lo nuestro es reciente, pero por primera vez soy feliz y es contigo. ¿De verdad quieres venganza?

- Se lo jure a mi hermano, estoy seguro que tú harías lo mismo por Horacio – el menor trago saliva.

- Bien, si tanto quieres tu venganza te la daré.

- ¿Me vas a entregar a Horacio? – preguntó, pero el otro solo se dio la vuelta, apagó la estufa y se quitó el delantal.

- No, te daré algo mejor. Sígueme – fue hasta el salón y tomo asiento en uno de los sofás invitando al italiano a sentarse a lado suya – Mi hermano te quitó lo que más quería, si tanto deseas una venganza, puedes hacerle lo mismo.

- ¿Hablas de matarte a ti? Estás loco, Gustabo, jamás te haría eso.

- No, tonto – relamió sus labios – Te estoy ofreciendo matar al ruso de los cojones, no matas a mi hermano, pero lo quitas a una de las personas que más quiere y todos contentos, en especial tú, porque también matas a Volkov, tomas venganza por infiltrarse en tu mafia y que yo fuera a arrestarte, lo cual no hice, pero bueno – tomó aire – Dos pájaros de un tiro.

- Algo que le agradezco a ese ruso, es que, gracias a su traición, te conocí.

- Que romántico – sonrió y le dio un casto beso en los labios contrarios.

- Entonces... ¿Quieres que mate a la pareja de tu hermano?

- No son pareja, solo son amigos, pero Horacio tiene sentimientos por él desde que lo conoció.

- Ósea que quieres que tu hermano sufra...

- Yo no quiero eso, pero tampoco quiero que muera y tú quieres venganza, por lo cual no dejaré que lo mates – el italiano pareció pensarlo por unos segundos.

- Bien, ¿Qué sabes de Volkov?

- Aparte de que es un poste de dos metros, sé que es buen policía, sabe lo que hace y es un perro faldero. Antes, cuando Horacio y yo trabajábamos en el CNP, él era comisario y mano derecha de Conway, el superintendente de ese entonces. Es muy frio y casi nunca demostró algún tipo de sentimiento, de hecho, rechazo a Horacio cuando se le declaró, pero cuando murieron algunos picoletos por una mafia que se llamaba The Union, quedó destrozado, si de por si no hablaba, menos cuando murieron. Yo estuve presente en la muerte de dos de ellos, uno se sacrificó por mí y por Horacio y en la otra ocasión estaba infiltrado y el pobre chaval solo era un alumno – relamió sus labios – Gracias a los mensajes que mandó Horacio sé que se estaba quedando con él, pero después él se mudó a algún piso por el centro de la ciudad, pero sigue trabajando como agente del FBI, así que, si queremos atraparlo, tenemos que buscarlo, vigilar la sede del FBI y después averiguar donde vive, lo secuestramos, lo llevamos a algún lugar y lo matamos. Pan comido.

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