Capítulo 3: Érase una fiesta

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La nostalgia me golpeó al pisar la casa de Meghan por primera vez en...¿más de un año? Ver su abrigo rosa colgado en el perchero de entrada, los lirios de su madre en el mueble del hall o los zapatos de trabajo de su padre junto a la escalera me hizo sentir que, por un segundo, todo el año anterior había sido solo un sueño. Sin embargo, la realidad no me permitió fantasear por mucho más porque el último año había pasado, yo había desaparecido y esta era la primera vez que pisaba su casa desde entonces. 

- ¿Estás bien?- mis ojos se encontraron con la atenta mirada de Simon. Cuando le conté a Paula que Meghan había ido a casa a verme, que quería hacer las paces y que nos había invitado a su fiesta le faltó subirse por las paredes. No la culpo. No sabía qué era lo que había pasado entre ellas mas allá de lo que me habían contado pero era evidente que ella aún no estaba lista para perdonarla y, en el fondo, no tenía claro si yo misma lo estaba pero quería intentarlo, necesitaba intentarlo, necesitaba volver a mi antigua vida de alguna forma así que decidí venir y me traje a Simon conmigo. 

-Sí, me gusta el abrigo.- añadí sin importarme si mi respuesta había convencido a mi amigo o no.

El ambiente dentro de la casa era agradable, no era a lo que estaba acostumbrada viniendo de Meghan. Cruzamos el pasillo de entrada y, a la izquierda, se abría el salón. 

Estéticamente era un salón normal y corriente, como el de cualquier familia, lo que llamaba la atención en esta ocasión era la mesa  de café en el centro de la habitación repleta de entrantes para picar y el grupo de personas sentadas a su alrededor charlando y riendo mientras sostenían botellines de cerveza y vasos en sus manos. Lo único en lo que fui capaz de pensar en ese momento era en que, no sabía de dónde habrían sacado las copas, pero yo quería una. 

-¡Layla, has venido!- Meghan salía de la cocina cuando me volví a verla. Llevaba un vestido corto dorado, que le sentaba de miedo,  y cargaba con una botella de vodka en una de sus manos.- Chicos, esta es mi amiga Layla.- dijo hablándole al grupo del salón. Todos levantaron la vista y me saludaron con la mano pero fue toda la atención que me prestaron. ¡Toda la atención que me prestaron! Ni miradas raras, ni comentarios sobre mi desaparición... sentí una extraña sensación de alivio y...curiosidad. ¿A caso no les importaba? ¿Vivían debajo de una piedra o es que les daba igual? ¿O quizá eran personas empáticas con sentido común que sabían que ametrallarme a preguntas no me ayudaba a superarlo? ¿Existían esa clase de personas hoy en día? No me dio tiempo a averiguarlo. 

- ¿Y yo qué? ¿Soy invisible? - Simon le espetó a Meghan fingiendo estar mosqueado.

- Perdona.- le dedicó una breve sonrisa de disculpa que no duró más de un par de segundos.- venid, os pongo algo. -Comenzó a caminar hacia la cocina mientras continuaba hablando.-  ¿Qué queréis tomar? tengo whiskey, vodka, ron...- se colocó frente a la isla de cocina repleta de vasos, cubos de hielo y botellas de alcohol y de lo que no era alcohol.

- Ponme una coca cola con ron.- le dije. Las bebidas no eran mi fuerte y no conocía gran variedad de ellas.

- Marchando.- con una elegancia casi difícil de asumir, teniendo en cuenta que estaba sirviendo bebidas, comenzó a moverse de un lugar de la encimera a otro, cogiendo las botellas y sirviendo las bebidas en un vaso de cristal que llevaba piñas dibujadas en él. Se notaba que no era la primera vez que hacía esto y por un momento me imaginé siendo yo la que servía las bebidas, seguro que no sería capaz ni de atinar el líquido en el vaso. 

        Deslizó el vaso hacia mi mientras lo observaba con gran satisfacción. - ¿y tú? ¿te pongo algo? - preguntó a Simon. 

-Yo quiero lo mismo que ella.- mientras pronunciaba ''ella'' su móvil comenzó a vibrar. Lo sacó con un gesto casi imperceptible y la pantalla del móvil iluminó su cara tiñéndola de un tono verdoso.- disculpadme, es Bella.- pulsó el botón de contestar, se llevó el teléfono a la oreja y salió de la habitación. 

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