DESCENDENCIA ARMONICA

Capitulo 17

"Los antiguos 7 príncipes"

-- ¿Genaro, es un dios? -- preguntaba Amaimon muy confundido mientras caminaba con su hermano Azazel.

-- Claro que no, es un simple humano, solamente que él tiene un poder especial – repuso Azazel soltando una ligera carcajada.

-- Pero, ¿Por qué él tiene un poder especial? Incluso parece ridículo que sepa todo esto. – dijo Amaimon.

-- Él es un humano que encontró la luz, un ascendido – dijo Azazel mientras llamaba algunos espíritus, activando su maldición, para capturarlo.

-- ¿Qué es un ascendido? – preguntó Amaimon.

Azazel estaba a punto de responder, pero los dos sintieron escalofríos al escuchar a otro de sus hermanos: Samael, el príncipe del espacio y del tiempo, tal vez el príncipe más fuerte. Muy por el contrario de lo que creían sus hermanos, él nunca quiso pelear ni meterse, era más como un niño que siempre seguía a los demás, pero últimamente su actitud había cambiado demasiado.

-- Un ascendido es un humano que obtuvo algo de poder de La Luz. Estos humanos lo consiguieron teniendo contacto con algo de su creación directa – respondió Samael.

-- Pero todo es una creación directa de La Luz – repuso Azazel.

-- Observa bien hermano, todo esto que vez lo crearon los humanos, La Luz ya no tiene casi nada de presencia, pero este humano tiene este poder porque tuvo contacto con Metratón – replicó Samael.

...

Genaro nació en una familia llena de problemas, su madre era una prostituta y su padre nunca estuvo presente. Los padres de su madre la odiaban y la repudiaban, a Genaro lo despreciaban porque no sabían ni siquiera de quien era hijo. Su madre intentaba darle lo mejor a Genaro y este la amaba con todo su corazón por eso. Cuando Genaro cumplió 8 años pidió una paleta de pintura a su madre, ella trabajo para comprarla, pero lo que no sabía era que esa noche atendería a su ultimo cliente.

Genaro regresó de su colegio y subió al cuarto de su madre, los dos vivían en un burdel de mala muerte, cuando llegó miró a su madre con el cuello morado. Él se acercó a ella intentando reanimarla.

-- Mami, pinte un retrato de tu hermoso rostro – le dijo muy entusiasmado.

Su madre no se movía de la cama, Genaro no entendía el concepto de la muerte, para él la muerte era algo que no existía.

-- ¡Mamá despierta, te hice un dibujo! – gritó Genaro muy asustado.

Todo el burdel escucho ese grito, todas las chicas se asustaron, pues Genaro siempre era muy silencioso. Todas salieron, no les importaron si tenían clientes o no y corrieron al cuarto de Catalina, la madre de Genaro. Al llegar observaron la tan horrible escena, un niño llamado Genaro, tratando de regalar un dibujo a su madre, quien ya había muerto siendo ahorcada.

Todas las chicas lloraron y se llevaron al niño a otra parte. Él vivió como un niño normal, dentro de lo que podía ser normal, asistió a la escuela y siempre dibujaba. Su arte era hermoso, pero por eso mismo los demás niños lo odiaban, lo llamaba "Genaro, el artista sin padres". Todos lo molestaban y odiaban, lo golpeaban e insultaban, aunque Genaro siempre los perdono, nunca levanto la mano contra ellos.

A los 10 años una competencia de dibujo tuvo lugar en su escuela, era la oportunidad de Genaro para demostrar todo su talento. Él pintó algo hermoso, aunque era simple, todos los que lo miraban se sentían atraídos por la obra: unas puertas gigantes en el cielo. Genaro al terminar su obra descuidadamente la dejó en la escuela, al día siguiente cuando llegó, miró a muchas personas viéndola. Él se alegró por eso y se acercó a su obra, pero cuando llegó descubrió lo que había sucedido, su obra estaba destruida, solo se podían ver pedazos de ella. Genaro por primera vez sintió lo que era el enojo, pero no se rindió. Se fue del colegio y afuera, en la calle, en una pared malograda, dibujó esas hermosas puertas, pero esta vez era diferente, un ángel caía de estas grandes puertas. Cuando terminó la competencia Genaro se dirigió a los jueces del concurso.