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-¿Como fue que todo pasó tan rápido?- preguntó Melissa a Ava quien colocaba a la pequeña Gia en su cama.

Dos días habían pasado desde que Nakir regresó de Frey, dos días desde que se descubrió todo y dos días desde las tensiones en el castillo estaban mas que presentes.

La alianza real se encuentra reunida en el castillo desde entonces, ninguna de las reinas habían parado de idear planes y estrategias para la primera visita al reino de Rosstone y para sorpresa de muchos y no de unos pocos mas cercanos, la reina Gwennebeth se hospedaba en una de las habitaciones del castillo de Asthed junto a su hijo el príncipe Daven.

La primera vez que las sirenas los trajeron gracias a Eline quien ahora se encargaba de las tareas en Atlas, fueron recibidos con malas miradas y opiniones que nadie se atrevía a decir en voz alta. La reina Gwennebeth y su hijo se sorprendieron del reino de Asthed y sus avances, su comida y no tanto de su gente, sus primeras opiniones no pedidas fueron de que eran pobres gente doblegadas a las órdenes de una sola reina que no les aportaba aventuras y travesías,  atados de por vida a una vida simple y sin emociones de un solo lugar. Luego de ofrecer a muchos ir con ella a una muerte digna y gloriosa Jadenrose prohibido no dirigirse a su gente y tras una discusión contra Gwennebeth sobre ser tan desinteresados por la vida y tan interesados en la muerte sin razones Nakir puso un alto proponiendo solo hablar sobre la posible amenaza. Ava, quien ahora se encontraba mal solo se limitaba a asentir y no opinar.

Ahora, tras quedar en ir a Rosstone solo la realeza y sirenas abajo de ellos en secreto esperaban el pronto amanecer.

-bueno, eso dijo Gia- dijo Ava cubriéndola con una sábana- que todo pasaba demasiado rápido.

-pero es demasiado, solo mira lo que ocurrió en solo días- Melissa se balanceaba en la silla cerca de la cama de la pequeña Gia- Jade y Nakir parecen estar peleadas, Galiah ya no es la alegre reina que conocí y tu ahora pareces un vampiro en lugar de una sirena.- Ava rio bajo aun acariciando el cabello de Gia- y Katherine aun no va a volver- suspiró- y solo es el principio de lo que supuestamente pasará.

-¿No te alegra saber que veras un dragón?

-me alegra saber que existe la posibilidad de que todo vuelva a estar en paz.

-nunca nada estuvo en paz, Mel. Solo que algunos ignoraban lo que pasaba.

-agh- se quejó- deja de decir cosas tan deprimentes,no eres como ellas.

-cierto, yo solo soy la mentirosa manipuladora.

-piensalo así- dijo y se levantó- ¿Si no le hubieras cantado a Nakir no me hubieras conocido?

-no, nisiquiera estuvieras en Littium.

-eso es bueno entonces, ¿Que sería de este reino sin mi?- declaró con egocentrismo.

-ciertamente.- rio Ava.

Salieron de la habitación dejando a Gia dormir por un rato. Había sido un largó e incómodo día de reuniones y planes, todas reunidas en una sala eran horas de tortura para Melissa y Ava quienes solo querían terminar con todo e irse cualquier lado menos allí.

Salieron a la gran arena solo para pasear, algo que siempre hacían para evitar sospechas de cuando tenían que ir a la Selva de los durmientes y asi si alguien preguntaba solo pensarían que pasean en la arena y no que Ava  traspasa su escencia a Gia y Melissa quedando ella cada vez mas moribunda. A lo lejos ambas se detuvieron mirando como el chico príncipe vikingo lanzaba dagas a un objetivo hecho se madera. Melissa siguió caminando y Ava no tuvo opción mas que seguirla.

-¿No es muy tarde para entrenar?- el chico no se dió vuelta y siguio lanzando aquellas dagas.

-no entreno, hago guardia mientras mi madre duerme.- se dió vuelta mirando a ambas y se inclinó levemente ante Ava- buenas noches, hermosa sirena- Melissa frunció el ceño y rio ante aquello.

Littium: la alianza de BasiliusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora