Una semana después
Montañas enanas
Territorio del reino de Frey
El ahora Rey Daven de Frey se encontraba sentado en una pequeña roca. Le tomó al menos unas 2 horas subir aquella montaña, la vista era espléndida. En la lejanía se lograba ver algunas aldeas y alguna que otra criatura rara para sus ojos. El viento desde esa altura era fuerte, frío y lograba que sus palabras aunque eran altas se volvían solo susurros por el fuerte viento que se las llevaba.
-te dije que era mala idea,te dije que debíamos ser precavidos, te dije que aquí debíamos adaptarnos. Madre, si le declarabamos la guerra jamás ganaríamos y aunque morir en batalla sería un honor debíamos resistir por nuestra gente. Sin nosotros ellos quedarían a la deriva, hemos sido sus líderes desde hace años, el padre de mi padre y el padre de su padre. Ahora sólo quedó yo de ese linaje y me duele, me duele saber que nuestro encuentro este lejos. Fuiste una gran líder, una gran reina, jamás permitiste que cayeramos y ahora, por mi culpa, tu muerte llego a manos de una indigna, de una extraña y aunque de una reina, eso no fue justo, no lo fue. Perdóname mamá, perdóname lo que cause. Confío en que estes en el Valhalla contándole a papá nuestras aventuras desde que el partió, confío en que Odín te de un lugar en su mesa ya que fuiste la mejor lider que pudimos tener aun cuando yo, su estúpido príncipe no logró protegerte y murió por esa misma razón. Entiende que jamás estuve de su lado, jamás acepte que ellas nos mandarán ¡Solo trataba de trazar un camino para nuestro futuro! Nuestro pueblo se extinguiría si los retabamos. Nuestro pueblo no puede desaparecer nada mas, solo quedamos pocos para los que eramos antes. Nuestras creencias se perderían, nuestras costumbres, nuestras historias. Si todo eso permanecería al aceptar sus condiciones nuestro pueblo comenzaria a prosperar y a crecer, por eso haria y hare lo que sea. por ellos soy capaz de agachar la cabeza, por ellos soy capaz de unirme a su alianza ¡Por ellos aceptaría que negaran mi entrada al Valhalla! ¡No me importaría ya que ellos si entrarían, todos ellos, todos serían dignos!
-y solo por eso tu seras bienvenido a nuestro paraíso- se escuchó casi como un susurro, muy cerca de el, apenas entendible.
Daven se levantó mirándo a todos partes, el fuerte viento dificultaba su vista pero a lo lejos, entre algunos árboles caminaba un anciano con capa negra, con sombrero que tapaba su largo cabello. En un bastón largó que traía se encontraba un cuervo negro que lo miraba. Daven intento hacercarse y cuando comenzó a correr hacia el anciano se dio la vuelta y Daven se detuvo. Le faltaba un ojo, solo negro se veia en su lugar y sus cicatrices de batalla era lo que mas destacaba. El anciano asintió con su cabeza y desapareció, Daven escuchó como el cuervo grazno, se escuchó cerca, como si estuviera al lado de el. Daven sonrió y acomodó su abrigo, se dispuso a volver a Frey aceptando con orgullo lo que haria y lo que debía ser desde ese momento. No le importó dar pasos firmes aun con su pierna lastimada, disfrutaba del dolor que le causaba, le hacia sentir vivo y capaz de lo que sea. El se dirigió a Frey sintiéndose el Rey que su pueblo merecía y si Odin estaba de acuerdo con eso nadie le haria sentir lo contrario.