21 / 𝐕𝐢𝐧𝐠𝐭 𝐞𝐭 𝐮𝐧

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Él podría considerarse perdido en sus pensamientos ese día. La lluvia caída como las demás precipitaciones del ciclo del invierno, estación que se veía amenazada por el ingreso de la primavera. Una lucha ambiental que dejaba como resultado que curiosamente no hiciese frío en ese día.

Mitsuba leía, su madre no llegaría temprano, y tampoco se veía preocupado de cocinar para sí o hacer tarea en su propia soledad que garantizó que tomó por garantizado que sería un día aburrido.

Estaba desanimado, y no le quedaba nada más que hacer. Puede que estuviera imitando a una película típica donde se leía bajo el techo atacado por la lluvia, iluminado con la luz empobrecida del Sol ocultándose, y disfrutando del golpeteo continuo.

Se había metido en la historia a la fuerza, pero lo había logrado.

Su burbuja fue interrumpida por escuchar que la puerta principal fue tocada, era tarde, ya se habían desvanecido aquellos tonos anaranjados y rojos del cielo que retenían las nubes. Le daba pereza, pero por madurez debía bajar a comprobar quién era el llamado.

Tsukasa estaba en el dentista, Sakura estudiaba, y Natsuhiko... bueno, le mandaba mensajes que ignoraba por tampoco tener ganas de responder.

Dejó el libro sobre su almohada incorporandose entre un bostezo.
Se estremeció levemente al bajar las escaleras que le permitían llegar a su cama, el suelo estaba frío pero rápidamente se acostumbró al choque de temperatura espontáneo.

—¡Voy!

Anunció acomodándose su despeinada cabellera apartada por esa tonta banda blanca con orejas de gatito, lo más tonto del mundo, pero lo había comprado hace tiempo y cumplía su función de apartar los mechones de su rostro.

Abrió viendo serio a quién estaba tras esta, pero tan rápido como reaccionó abrió con mayor intensidad sus ojos gracias a la corriente eléctrica que se dieron mutuamente.

—¡Mitsuba!

Sus mejillas se tinieron de rojo, y sus cabellos se herizaron.

—No está...— declaró siendo la misma persona cerrando al puerta sin poder reaccionar de otra forma ante la presencia de Kou del cual pudo reconocer una mirada confusa por su respuesta antes de bloquear por donde su visión se cruzaba.

Una abofeteada mental fue lo suficiente para que se diera cuanta lo que acababa de hacer. Quizo gritar pero disimuló debido a que obviamente, el chico al otro lado lo oiría perfectamente.

Aclaró su garganta y golpeó sus mejillas con ambas manos, centrándose en abrir la puerta y aparentar que nada pasó.

—¿Cómo que Mitsuba no está, Mitsuba?— preguntó Kou conteniendo su risa.

Había sido un golpe bajo, que rápidamente dejó a Mitsuba con una sonrisa que disimulaba la pila de insultos que decía mentalmente, pero su mirada lo decía todo.

—Espera un segundo, ¿sí?— pidió.

—Bien.

El pelirrosado volvió a cerrar la puerta, puede que esta vez fuera un puertazo para no aparentar que había golpeado su frente contra la madera lo más fuerte que pudo por haber recordado la tontería que dijo, logró darse cuenta de la fuerza gracias a la brisa que movió sus prendas.

Your Type 𓂃 MitsukouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora