La pequeña caída de nieve se convirtió en una tormenta infernal en menos de una hora. Miles de personas se habían quedado atrapadas en sus autos por la exhorbitante cantidad de nieve acumulada en las autopistas. Este fue el caso de Jimin y Jungkook, quien el último se ofreció a llevarlo hacia donde se quedaba por el frío. Compartían un ambiente un poco tenso e incómodo. Lo único que se escuchaba eran las canciones que pasaba la radio local y el sonido de la calefacción saliendo por las rejillas de ventilación.
Hace unos minutos Taehyung le escribió a Jimin avisándole que se quedaría con su grupo de amigos por la tormenta. El peligris contestó un breve "Está bien, cuídate mucho" con un corazón para luego bloquear su celular. Jungkook mantenía su vista puesta en el parabrisas que se movía para quitar la nieve de la luna. Esperaba que despejaran la autopista lo antes posible para poder avanzar, dejarlo en su hotel y salir huyendo.
– Lindo auto – comentó Jimin terminando con el silencio.
– Gracias, Park – hizo una reverencia sin mirarle.Jimin encarnó una ceja al verlo de reojo hacer la acción de respeto. Ellos no solían usar los títulos desde años y menos realizar las reverencias. Además, Jungkook era muy fastidioso y siempre le faltaba el respeto cuando se trataba de diferenciar sus edades. Se burlaba de la estatura de Jimin y le decía "chiquito" cuando quería cabrear al mayor. El peligris empujaba su lengua contra su mejilla recordando esos momentos que en su parte eran muy graciosos. Su mente atraía las imágenes de Jeon carcajeandose, arrugando su nariz, pequeñas arrugas alrededor de sus ojos se notaban y los dientecillos de conejo aparecían. Esos pequeños detalles iluminaban el alma de Jimin.
– ¿Solucionaron el problema de los infiltrados en tu empresa? – preguntó Jungkook con un tono sutil y suave.
– Sí, Jihyun se encargó de hacer la denuncia porque ahora es él el representante legal de PS Corporation – comenzó a relatar el proceso – Fue un poco complicado al inicio, no hubieron colaboradores efectivos, entonces la resolución final se verá en la corte. – suspiró agachando su cabeza – La verdad es que sin tu ayuda posiblemente la empresa seguiría peligrando. Así que, gracias, Jungkook-ssi.
– No hay nada que agradecer – negó con su cabeza – No merecías eso, te jugaron sucio, por poco y te arruinan, yo... – frotó su sien – yo no podía permitir eso.Pestañeaba rápidamente, revoloteando y danzando. Podía jurar que el ambiente se había tornado caluroso y luminoso pese a la negra noche que acontecía en la ciudad. Fanático de esos sinceros ojos que lo miraban y desnudaba su alma. El débil corazón de Park palpitaba rápido luego de aquellas palabras. Sus mejillas se tornaron rosadas como los pétalos de las mismas flores al notar la preocupación que siempre tuvo Jungkook por él. Su dedo índice jugueteaba con el pulgar, arrastrando consigo piel. Jimin estaba nervioso.
No volvieron hablar luego de aquello. Los autos comenzaban a moverse al igual que la camioneta de Jungkook. Jimin dirigió sus orbes hacia la ventana, embelesado por los grandes edificios iluminados y los postes de luces que acompañaban las calles. La vista pronto fue acompañada por las preguntas que venía planteándose hace un par de horas carcomían de nuevo su mente. Surgiendo una leve incomodidad en sí mismo. No tenía nada que perder.
– Seokjin me comentó que te mudaste del departamento. – mintió.
– Ah sí... – respondió con la mirada fija al frente, el peligris pudo notar que su cuerpo se había tensado ante lo dicho – Tengo un par de pendientes...
– ¿Puedo saber o es muy privado? – Jimin quería seguir indagando, había mucho misterio en su respuesta.
– No es privado, en absoluto... – continuaba evitando responder.
– ¿Entonces? – ladeó su cabeza haciendo un puchero.Jimin mantenía sus curiosos orbes sobre Jungkook quien comenzaba a sudar por los nervios. Una pequeña gota caía por su largo cuello. El peligris pudo ver la trayectoria de esta hasta que desapareció. Tragó saliva al sentir la fuerte mirada del mayor en él. Respiraba hondo como si le faltara el aire. Se sentía muy presionado en responder su incógnita.
– Bueno...– Jungkook se rascó la nuca – Yo... – volteó a verlo – Iré a vivir a París una temporada.
Su corazón paró por un milisegundo. Cual hoja en invierno, su boca cayó hasta el suelo exagerando. Sus ojos se expandieron, sus cejas se alzaron. Toda su cara era una oda a la sorpresa. El peligris asintió lentamente, sin emitir ningún sonido. Eso no se lo esperaba en absoluto. Regresó a sentarse adecuadamente mientras parpadeaba rápidamente. Ahora era él quien mantenía su mirada fija al frente. Su mente se nubló, respiraba porque era automático, estaba completamente inmóvil que ni siquiera se percató que habían llegado al hotel donde se estaba hospedando.
– ¿Park? – agitó su mano frente a él haciendo que reaccionara de inmediato.
– Sí... disculpa – colocó sus dos manos sobre su tez – ¿Ya llegamos? – Jungkook asintió.
– Cuídate – posó sus ojos sobre él y le dio una pequeña sonrisa.
– Tú igual.Ya afuera, le devolvió la sonrisa. Su mano estaba apoyada sobre la manija de la puerta del auto. El frió chocaba contra él, estremeciendo su cuerpo. Sus mejillas se mantenían calientes luego de verlo sonreír. Estar cerca de Jungkook era un asesinato a su razón. No pensaba con claridad las cosas, solos quería estrecharse en él. El claxon de otro carro lo sacó de su trance, agachó su cabeza y cerró la puerta. Caminó hacia la entrada sin mirar atrás. Jimin se preguntaba si seguía ahí, viéndolo entrar a salvo. Al girar, la imagen fue decepcionante. La calle estaba copada de automóviles dirigiéndose al norte y sur, mas el de Jungkook había ya partido. Sin más, ingresó para ir a su habitación y descansar de aquel día repleto de emociones. Una montaña rusa con grandes altos y bajos y vueltas de 360 grados que podía hacer vomitar. Se sentía mareado de tan solo pensarlo.
Jimin se tiró sobre la blanca y acolchonada cama. Solo la pared de arriba era su compañera de la noche, ideal para depositar sus ideas y memorias. Dibujaba con la mirada la sonrisa de Jungkook, esa que le movía el piso, le desestabilizaba y le hacía soñar. Abrazó una de las almohadas, aspirando el olor de detergente, esperando poco a poco a dormir y tener entre sus brazos al menor, abrazándolo y besando su frente, escuchando su risa y sus murmullos como tantas noches lo hacían.
...
Al día siguiente, Taehyung, con resaca y ojeras, junto con Jimin partieron a la isla de Jeju para celebrar Navidad y Año Nuevo. Al ver su aspecto, el peligris no pudo evitar reír y burlarse un poco. Luego de ello, se encargó de consentirlo con muchos abrazos y besos en su cabeza. Ni bien pisaron suelo, Jimin lo arrastró para conocer cada punto importante del lugar. Durante su estadía lograron visitar el monte Halla, vieron miles de cascadas, conocieron los famosos harubang*, entre más estructuras culturales. Taehyung caminaba por el largo sendero, enfocaba con su cámara los paisajes, usaba distintos angulares para tener perspectivas diferentes. Su alma saltaba al estar rodeado de tanta naturaleza y estar cerca de historia, otro aspecto que le apasionaba, por algo era profesor de ese curso. Cada vez que podía, miraba a través del visor, presenciando la angelical figura de Jimin sonriendo viendo los ambientes que estaban a su alrededor. Era casi imposible para Taehyung no tomar fotos de esos momentos. Se sentía pleno, dichoso, agradecido, seguro. Frente a él, estaba la persona con la que quería tener en el futuro. Frente a él, conoció el rostro del amor, la galaxia entera y todo lo desconocido.
El hotel Marriott Jeju se encontraba preparado en su totalidad para recibir al nuevo año. La decoración dorada y amarilla avivaba el ambiente. Las personas estaban reunidas en grupos, conversando y riendo. La mesa estaba repleta de comida y el bar atendía a todos sin excepción. Jimin se encontraba tomando de su copa de champagne observando el estrellado cielo. Había pasado tanto durante el viejo año que quería olvidar a toda costa. Taehyung se acercó al verlo tan solitario en la parte externa del hotel. Enrolló su brazo en su cintura apoyando su cabeza en el hombro del más bajo. El peligris se sentía protegido cuando estaba junto a él. Amar a Kim Taehyung era fácil. Cada vez que daba, recibía a cambio. Todo era tan recíproco y tan correcto. Veía cada acto que hacía con amor. Cada caricia, cada beso, cada toque, cada palabra, cada suspiro, cada risa, cada mirada estaba repleta de sinceridad. Jimin se sentía el malo en la historia al no poder sentir con la misma intensidad que Taehyung. Cerraba sus ojos y aún veía la figura de Jungkook en el balcón de su departamento, bebiendo el amargo café en su taza quiñada, con sus pantalones sueltos, sin camisa y pies descalzos. La cuenta regresiva comenzaba. Escuchaba a la gente eufórica gritar cada número. Taehyung se colocó frente a Jimin dándole una amplia sonrisa. Acercó su mano a su rostro, acortando la pequeña distancia que los separaba. Jimin veía los resplandecientes ojos de Taehyung que brillaban más que los fuegos artificiales que reventaban en el cielo. El castaño sonrió, era ese el momento.
– Se mío, Jimin, se mi pareja.
*Harubang: "abuelos de piedra" son esculturas talladas en bloques de lava.
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Weekend Lovers
FanfictionLa rutina de fin de semana abrumó a Park Jimin, quien decide salir de aquella relación prohibida. ¿Jungkook podrá detenerlo y remediar sus errores? ¿O ya es tarde?