Canción: Fool for you - Zayn
El peligris había llegado en pijamas y pantuflas, sin ningún abrigo que lo protegiera del gélido clima. Su rostro mostraba furia, sus ojos estaban rojos por el llanto previo a su llegada. Su cuerpo estaba tenso, mantenía los puños apretados por la furia que sentía.
– Park, ¿Qué haces aquí? – preguntó
– Responde... – respiraba erráticamente – ¿Estás divorciado?Jungkook volteó su mirada. Tragaba saliva al no saber qué responder, o al menos, no tenía las palabras exactas. Hizo el ademán de invitarlo a pasar con la mano. Jimin ingresó con paso firme observando todo el lugar donde residía el azabache. El menor cerró la puerta y giró encontrándose con la espalda temblorosa de Jimin.
– Jimin...
– ¿Estás divorciado? – volvió a preguntar.Era una simple afirmación que decía soltar sus cuerdas vocales, pero Jungkook sabía que eso desencadenaría miles de interrogantes más.
– Lo estoy.
Jimin cayó de rodillas al escucharlo, apretando su pecho con ambas manos, sollozando fuertemente, soltando lágrimas cual diluvio. Jungkook se acercó rápidamente hacia él, arrodillándose para quedar frente a frente. Las facciones del peligris mostraban dolor incontrolable. Al abrir sus acuosos orbes, comenzó a golpearlo con sus puños cerrados soltando toda la furia reprimida por tanto tiempo. El menor no se movía del lugar ni intentaba pararlo. Su corazón se rompía al escucharlo llorar, soltando bufidos.
– ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué, Jungkook?! – su cara estaba empapada de lágrimas, roja por la emoción que vivía – ¡¿Por qué ahora sí lo estás y no antes?! – gritaba con la voz entrecortada – ¡Nunca te importe en lo absoluto, solo jugaste conmigo por cinco años! ¡Te di los mejores cinco años de mi juventud! ¡Te odio tanto! Desearía nunca haberte conocido...
Los golpes no cesaban. Aquellas palabras que soltaban dolían más que cualquier golpazo que le den en el cuerpo. Jungkook reconocía el grave error que había cometido. Jamás le brindó la explicación que Jimin merecía. Ese era el momento para hablar. El azabache tomó firmemente los brazos del peligris para detener su actuar.
– Vamos a hablar. – dijo finalmente – Merezco cada golpe que me das, Jimin. Voy a explicarte todo.
Jungkook se paró y estiró su mano para que Jimin lo tomase. Caminaron hacia el living sentándose en el mis sillón, separados por unos cuantos metros. Jimin quitó su mano ni bien tocó la suave tela gris. Bajó su mirada, admirando la textura de la alfombra que reposaba sus pies. El menor miró de reojo al hombre de su costado, soltando un leve suspiro antes de comenzar a hablar.
– No trataré de justificarme, sé que necesitas una explicación concisa sobre todo para que al menos me olvides o perdones por cada cosa que te hice. – explicó – Me casé a los veintidós años con Soo Haneul para proteger su patrimonio familiar, ya que estaban en bancarrota. Su familia y la mía se conocen desde que vivía en Busan. Ella y yo estudiamos Administración en la misma universidad. En ese tiempo, manejaba el pequeño negocio que tenía con mi madre y nos iba muy bien. Haneul me comentó aquel problema que estaban pasando. Entonces fue un favor al cual yo me ofrecí, sin la necesidad de que me obliguen. Manejé por años la empresa de su padre y la mía paralelamente. Entre esos años jamás me relacione con Haneul en ninguna manera, ella tenía su pareja aparte y yo te tuve a ti...
Jimin subió su mirada para verlo.
– Me volví un adicto al trabajo, dejando solo mis fines de semana libres. Cuando te conocí, yo me encontraba comprometido. Te lo hice saber cuando comencé a sentirme tan enamorado de ti. Mi matrimonio no fue ajeno a nuestra relación, pero odiaba tocar ese tema. Mi mente solo estaba en las inversiones y finanzas e incrementar el dinero que perdieron y debían la familia de Soo. Fui egoísta, te manipule, te use, te denigre... – la voz del menor comenzaba a cortarse – Nunca hubo un día donde me senté a pensar como te sentías en medio de la situación. Me perdí cumpleaños, navidades, celebraciones, fiestas, aniversarios junto a ti por andar metido en mi oficina.
El ambiente se había tornado nostálgico. Jimin lloraba sin emitir ningún sonido. Jungkook quitaba las lágrimas con sus dedos.
– Un día cuestioné mis acciones, cada una de ellas. Hablé con ella y le dije que me quería separar porque había cumplido con lo que le prometí. El trámite se alargó, pero no me detuvo para hacer lo que tenía en mente. Cuando intente remediar mis errores, fue demasiado tarde, tú te habías ido. Abrí los ojos al no verte en tu departamento, con todas las cosas embaladas, la habitación vacía y el armario con solo mis pertenencias. – recordó – Lloré cual bebé por días, cometí idioteces durante semanas hasta desvanecerme. Volví a tardarme en buscarte. Iba cada día a tu oficina a preguntar por ti, mas nadie me decía nada. Mi última opción fue Seokjin. Ese día fui a verlo y lo llamaste ebrio. Ahí mencionaste donde estabas y... – pausó un momento – Y con quien estabas también...
El peligris no recordaba aquella llamada, ahora todo tenía sentido.
– Tuve varias opciones en mis manos cuando decidí invertir en el mundo de la moda en París con la organización. En ese mismo tiempo, descubrí el fraude que te estaban haciendo a tus espaldas y eso también me impulsaba a ir tras ti. – Jungkook jugueteaba con sus dedos – Fue hasta un día que te vi hablar con Taehyung en un café por la ciudad que me hizo darme cuenta de varias cosas: te veías tan feliz, con esa resplandeciente sonrisa que tienes, brillando como nadie lo hace en este mundo. – sonrió inconscientemente – Pero la razón de esa sonrisa era el hombre frente a ti que te miraba como la novena maravilla. Esa noche, tomé una copa de aquel vino que tanto te fascina y no dejas de hablar y mantuve una conversación conmigo.
Jungkook giró hacia Jimin y tomó sus frías manos.
– Me dije: "Puedes dejarlo ser feliz con el hombre que realmente merece o convertirte en ese hombre que realmente merece y hacerle la persona mas dichosa en toda la galaxia" – dijo mirándole a los ojos – No iba a renunciar fácilmente a ti, Jimin-ah. No quería dejar a quien veo y mi corazón palpita como si fuera a salir de mi cuerpo. Mi primer pensamiento al despertarme eres tú, así como mi último antes de dormir. En otra dimensión, en un mundo paralelo, en otra galaxia, en otra vida, seguiría perdidamente enamorado de ti, Park Jimin.
El peligris sollozaba sin parar, manteniendo sus manos entrelazadas con las de Jungkook. El menor acariciaba con su pulgar la tersa palma. El azabache no pudo evitar jalarlo y abrazarlo con todas sus fuerzas. Jimin correspondió la acción, mojando el hombro del pelinegro.
– Perdóname, Jimin-ah, perdóname por todo. – el menor finalmente se había roto.
Jimin nunca había oído llorar a Jungkook. Cada palabra que salió por la boca de este, fue dicha con sinceridad. El mayor vió los mismos ojos que decían la verdad, aquella ventana que despertaba tantos sentimientos en Jimin. Brillaban al tenerlo cerca suyo y contarle que ambos ansiaban para cerrar aquella herida hecha. El peligris sobaba con su mano la ancha espalda de Jungkook para tranquilizarlo. La mente del mayor era un lío. Aún no podía procesar la información que había recibido en esa madrugada. Ambos se mantuvieron unidos, abrazados, siendo uno por varios minutos. El llanto había cesado. Jungkook aspiraba el olor que emanaba el cuello de Jimin. Podía sentir el aroma del shampoo de coco que usaba rutinariamente. Por su parte, el peligris percibía el adictivo perfume que lo enloquecía.
Jimin gustaba de estar entre los brazos de Jungkook luego de tanto. Acariciaba sus negros cabellos lacios. Los dos podían permanecer de esa manera por una eternidad. Ese instante culminó, separandose para mirarse a los ojos. Rastros de lágrimas aún quedaban ahí. Los orbes oscuros de ambos brillaban como constelaciones enteras.
– ¿Por qué... – una rápida lágrima caía – ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué demoraste tanto?
– Porque soy un tonto – bromeó agachando la cabeza – Soy listo en las finanzas y en mi empresa, pero contigo soy tan tonto, Jimin-ah.Bajo la luz de la luna, en aquella oscura noche en París, una escena sacada de la película más romantica se hacía presente entre los dos. Corazones palpitando en sincronización, sintiendo el afecto que se tienen. Amándose sin decir nada. Amándose tan difícilmente. Cometiendo errores entre el camino, pero sin dejar ese inmenso sentimiento que los une.
– Nuestro amor está tan contaminado – habló Jimin cortando el silencio – Soy un tonto por ti, Jeon Jungkook – acarició su cara – Amo ser un tonto por ti. Por más que te odie, te necesito, te necesito tanto.
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Weekend Lovers
FanfictionLa rutina de fin de semana abrumó a Park Jimin, quien decide salir de aquella relación prohibida. ¿Jungkook podrá detenerlo y remediar sus errores? ¿O ya es tarde?