CHAPTER 11

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Canción: Impacto Remix - Daddy Yankee/Bellaquita - Dalex ft. Lenny Tavárez

Aquellos irresistibles besos no pasaron a más que simples caricias. Las mismas que enloquecían a Jimin y carcomía su interior. Ambos, sentados en la isla de la cocina, sonrojados, transpirando y jadeando. El peligris leía lo estipulado en el documento, analizando cada detalle y línea pequeña. Jungkook mantenía su vista sobre él, apreciando sus delicadas facciones que tanto adoraba. Estaba hipnotizado por aquellos labios que estaba saboreando hace poco. Una sonrisa de lado aparecía en su cara al observar a Jimin frunciendo el ceño. El mayor jugueteaba con el lapicero que tenía en su mano izquierda. Descansaba su cara sobre la otra, empujando su mejilla con la lengua, totalmente concentrado. Se tomaba el tiempo necesario, aún sabiendo que el azabache de al costado no le jugaría una trampa que atente contra él. Por más que sus acciones pasadas lo lastimaron, confiaba en Jungkook ciegamente.

– Pues, todo luce correcto. – se acomodó dejando el lapicero sobre la encimera – Pero...
– ¿Pero qué? – dijo levantando una ceja
– Sigo sin comprender por qué lo haces, Jungkook. – suspiró un tanto frustrado.

No todas las personas saben pedir perdón correctamente. Creen que es suficiente en realizar unas cuantas buenas acciones hacia la persona lastimada para redimir de sus errores y sanar todo el dolor. Ese era el caso de Jungkook. Utilizaba su gran poder empresarial y monetario para arreglar sus problemas. Mas Jimin esperaba que salieran de su boca aquellas palabras que tanto anhela.

– Yo... – mordía su labio inferior sin mirarlo a los ojos

Pensaba qué decir. Tenía miedo de decir algo erróneo o precipitado luego de todo lo ocurrido. Quería recuperar la confianza del peligris, pero sobretodo, quería recuperar su amor. Estaba preocupado por él. Conocía lo trabajador que era. Luego de ese imprevisto, sus ganas de protegerlo incrementaron. Solo quería que este bien.

– Quería que sea un obsequio adelantado de Navidad – sonrió levemente.

Jimin asintió mirandolo extrañado, aún faltaba dos meses para diciembre.

Tomó el lapicero con firmeza. Trazó su firma sobre la línea inferior del blanco papel. Ahora era accionista mayoritario de una organización parisina. En su interior presentía sucesos positivos. Conocía el gran trabajo de Jungkook, siendo todo un magnate de negocios. Era joven y talentoso. Una parte de Jimin se sentía orgulloso de la persona que tenía a su lado.

– Listo, socio, bienvenido a la Organización JJ – se levantó del asiento y estiró su mano.
– Muchas gracias, Jungkook. – lo saludó sellando aquella alianza.

Ordenó los papeles sobre la isla y los guardó en su maletín. Sus ojos volvieron a coincidir con los de Jeon, mas quitó su mirada. Caminó hacia la puerta para salir, pero la voz de Jungkook apareció.

– Jimin-ah... – el peligris volteó – te veo en París.

Este asintió lentamente. Hizo una pequeña reverencia a Jungkook y salió del departamento sin decir más. Ese solo era el inicio de una caótica relación empresarial o algo adicional.

...

Jimin había regresado a París luego de haberse quedado varios días en Corea. Las activos de la nueva organización donde era dueño subían como espuma de cerveza sorprendiendo al CEO. Lo que había perdido, lo recuperó gracias a la alianza.

– Espero que Jeon no este lavando dinero – dijo cerrando la laptop.

Se levantó a organizar su espacio y echarle agua a las plantas que decoraban su oficina. Tocaron la puerta esperando confirmación para entrar.

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