CHAPTER 10

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Luego de una semana, las cosas andaban más tranquilas para la familia Park. EunYeong, la madre de Jimin y Jihyun, decidió volver a su natal Busan para estar cerca de su familia. La gran casa ahora estaba tan vacía, las personas de servicio agradecieron los años maravillosos que pasaron junto con la familia y se retiraron. Los hermanos discutían el destino de su hogar que los vio crecer. Jihyun vivía en un departamento con su pareja, mientras que Jimin rentaba el suyo y se quedaba en un hotel. Ninguno tenía una familia para establecerse ahí.

Se contactaron con empresas de bienes raíces para que se encarguen de venderla. Jimi paseaba por los vacíos pasillos de la casa. Mientras caminaba, su mano tocaba la pared, sintiendo la rasposidad de esta. Paro en aquel jardín en el que tuvo la última conversación con su padre. Sonrió de lado al saber que una nueva familia crearía preciosos momentos como las que él tuvo por tanto tiempo.

Caminaba por el centro de la ciudad, yendo un poco apurado hacia la cafetería donde Taehyung lo había citado. Al entrar, aspiró el delicioso aroma del café tostado y los pasteles recien horneados.

– Hola, belleza – se levantó el castaño a saludarlo con un beso de mejilla – Te ves mejor.
– Lo estoy – sonrió – Mamá también esta mejor, se esta divirtiendo mucho  junto con sus hermanos y sobrinos pequeños.– se sentó – Por cierto, te manda saludos.
– Y yo le mando muchos abrazos de vuelta. – le devolvió la sonrisa – Te pedí un expresso y un cinnamon roll, ¿está bien?
– Ya me conoces – le guiñó un ojo mientras se levantaba – Ya regreso, voy al baño.

Dejó su bolso sobre una de las sillas y caminó hasta llegar al perfumado sanitario. Ingresó a uno de los cubículos, había esperado mucho tiempo luego de aquel Starbucks venti que su hermano le compró en la mañana. Al salir, se miró al espejo acomodando su cabello desordenado por el viento. Se sacó los anillos que llevaba y se lavó las manos. Sentía la presencia de alguien observandolo en la puerta del baño. Giró rápidamente la cabeza hacia la figura.

– Taehyung, me has asustado. – exclamó tocándose el pecho.

El castaño cerró con seguro la puerta y caminó en dirección de él a paso lento. Jimin retrocedía sin entender la intensa mirada que le estaba dando. Al quedarse sin espacio, su espalda chocó contra la pared. Taehyung lo tenía acorralado, colocando su mano al costado de la cabeza creando una barrera sin escape. Se miraban fijamente, sus respiraciones se combinaban. Kim lamió su labio al tocar los rosados belfos de Jimin con sus dedos. Existía una tensión muy fuerte entre ambos.

– Jimin, ¿puedo besarte? – se acercó hasta quedar a milímetros de distancia.

El peligris no respondía. Miraba con cautela los labios entreabiertos de Taehyung, deseosos por un sí de respuesta. Jimin acarició la cara del castaño, sintiendo levemente la rasposidad de su brotante barba. Se inclinó sin miedo a probar de él. Cerrando sus ojos hasta juntar los belfos, saboreando y devorandolo. Colocó sus brazos sobre su cuello para acercarse más a Taehyung. El castaño lo abrazaba por la fina cintura estrujandolo con delicadeza. Era un beso repleto de sentimientos, tan inocente pero tan apasionado al mismo tiempo. Mordía el labio inferior, jalandolo un tanto y volviendo a unirse como si fuesen uno. Se separaron para respirar un poco, aún con ganas de seguir besándose, mas comenzaron a tocar la puerta. Ambos abrieron los ojos del asombro, Jimin se metió a un cubículo y Taehyung se lavó un poco las manos y salió pidiendo disculpas por la confusión. Jimin se tapó la boca para evitar reírse por aquella tonta excusa. Salió luego de un minuto y se dirigió a la mesa, encontrándose a Taehyung con una enorme sonrisa y con sus marrones ojos brillando como constelaciones enteras.

...

Jimin continuaba caminando por la ciudad, de verdad extrañaba su vida en Corea. El viento soplaba, chocando contra su cara, provocando escalofríos en todo su cuerpo. Miraba el atardecer, el sol comenzaba a ocultarse lentamente. Aún mantenía una sonrisa luego del beso con Taehyung. Un beso diferente a lo que estaba acostumbrado. Le volvió a dar uno así cuando lo dejó en el aeropuerto. Suspiró al recordar sus suaves labios sobre los suyos.

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