CHAPTER 6

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Jungkook se adentró a la oficina de Seokjin. Observó con detalle la amaderada sala. Había unos cuántos muebles y una chimenea para el frío. Un escritorio hecho de caoba adornaba el espacio. Las fotos de la familia de Seokjin y papeles de la construcción estaban amontonados, pero había un orden agradable. El mayor lo esperaba con los brazos cruzados, apoyado en su escritorio. Su cara emanaba molestia de tenerlo frente a frente luego de lo ocurrido con Jimin.

– Buenos días, Hyung.– hizo una reverencia – ¿Cómo estas?
– Al grano, Jungkook, ¿Qué quieres?– escupió dejando desconcertado al menor.

No era fácil tratar con su mayor. Cualquier palabra dicha seria propicio para una fuerte discusión que podría llegar a los golpes como una vez ocurrió hace dos años.

– Tú sabes dónde esta Jimin, ¿no es así?– preguntó

Ambos se miraban desafíandose. Seokjin avanzó, chocó su hombro con el de Jungkook. Paró su caminar al quedar frente a una gran ventana que daba vista a la construcción.

– No sé de que me estas hablando, Jimin está en su empresa.– negó conocer la situación.
– No lo está, las recepcionistas me dijeron que no se encontraba en Seúl.– la cara de Seokjin palideció – ¿Dónde está Jimin? – la paciencia comenzaba a disminuir.
– No es de tu incumbencia, Jeon. Déjalo así.
– Si es de mi puta incumbencia, Kim Seokjin.– agarró el hombro del mayor y lo volteó hasta quedar frente a frente– ¿Dónde está Park?

La tensión estaba en el aire. Seokjin no quería revelar absolutamente nada, mas el destino no estaba de su lado esa vez. Su celular comenzó a sonar. Al fijarse en el nombre, Jeon aflojó el agarre: Era Jimin.

Dejó que la llamada siguiese. Seokjin y Jungkook miraban el celular nerviosos. Al detenerse el sonido, ambos respiraron. Pero volvió a sonar, esta vez solicitando una videollamada. Seokjin empujó al menor lejos y le hizo una seña para que se mantenga lejos y en silencio.

– ¡Seokjin hyung!– gritó Jimin eufórico.
– Jimin, hola...– miraba a Jungkook que se mostraba ansioso– Espera, ¡¿estás ebrio?!– los ojos de Jin estaban fuera de órbita.
– ¡Totalmente!– mostró la botella vacía a la cámara, Seokjin quería morirse.– Me acabe este Romanee-Conti, el mismo vino de cada fin de semana con el "señor Jeon" – hizo énfasis – La estoy jodiendo, Jin.
– Si que lo estás.– susurró
– En serio, hoy traté pésimo a Taehyung cuando salimos de la feria parisina...
– ¡Jimin, tengo trabajo, te hablo luego, cuídate! – Seokjin cortó la llamada y tiró su celular.

Jimin ebrio había revelado mucha información sobre su paradero. Jungkook no emitía ningún sonido. Solo se escuchaba la fuerte respiración de Seokjin. Así como conocía a Jimin a la perfección, esos cinco años bastaron para conocer lo suficiente a Jeon Jungkook. En definitiva tomaría cartas en el asunto.

– Así que París, ¿eh?

...

Luego de una semana, Jimin citó a Taehyung en un café cerca de su trabajo. Ninguno había hablado durante esos días. El rubio sentía mucha vergüenza por su reacción que dejó desconcertado al castaño.

Tomaba un expreso doble junto con un croissant relleno de chocolate. La música y el ambiente relajaba los músculos tensionados. No llegaba luego de treinta minutos. Park comenzaba a sentirse ansioso. Taehyung era su única compañía en París. Sin él, se sentiría completamente desorientado con la forma de vivir tan ajena a la suya.

Al cabo de dos minutos, observó como el castaño ingresaba al café corriendo. Al encontrarlo con la mirada se acercó lentamente mientras recuperaba el aliento.

– Disculpa la demora.– suspiró inclinándose para tomar aire – Evaluaciones en la universidad, es un desastre.
– Pensé que no vendrías.– Park se levantó y le dio un cálido abrazo de bienvenida.
– ¿Por qué no lo haría? – Taehyung veía la mirada triste que tenía el rubio – Si es por lo que pasó hace una semana, no tienes porque disculparte. Tal vez tuviste tus razones para actuar de esa manera.– tomó asiento – Además, decidí darte tu espacio para que te sientas mejor, ¿lo estás?
– Lo estoy. – asintió dando una sonrisa – Igual te debo una disculpa, es más, te traje tu bufanda.– la sacó de su bolso – La mandé a lavar.
– Es tuya, no te preocupes.– se la devolvió – Para que te mantengas abrigado y no agarres un resfriado. – le guiñó el ojo, Park se enrojeció – ¿Me extrañaste?
– No tanto.– bromeó y ambos rieron – Tengo algo que decirte, Taehyung.

El castaño se acomodó en el asiento, cruzó sus brazos y piernas para escuchar claramente lo que tenía que decir el rubio.

– Te escucho, Park Jimin.
– No hace mucho terminé con una relación un poco complicada. No quiero entrar en detalles, pero...– hizo una leve pausa dudando de sus palabras, no quería herir a Taehyung – Siento que, al estar rodeado de ti y pasar mucho tiempo contigo, he podido sacarlo de mi mente por un buen tiempo. Mas, quiero tomarme el tiempo suficiente para arrancar de raíz cualquier sentimiento que alguna vez tuve.

Ambos quedaron el silencio. La mirada de Taehyung se veía lastimera. Sus facciones mostraban un poco de decepción y tristeza luego de la confesión del rubio.

– Tú... ¿aún lo amas? – preguntó acercándose al él.

Jimin pensaba en su respuesta. ¿Era amor lo que sentía por Jungkook? Luego de tanto sufrimiento, ¿aún lo amaba? Lo amaba, lo extrañaba, pero al mismo tiempo lo odiaba, lo detestaba. El amor es complicado, tiene tantas facetas que siempre se descubrirán a lo largo de una relación. Park Jimin jamás imaginó que una simple pregunta pusiera sus sentimientos entre la espada y la pared.

– Sí, lo hago.– respondió.
– Bueno, te esperaré hasta que ese salga de tu rubia cabeza.– Jimin rió – No es de ocultar, me gustas mucho. Tal vez sea muy apresurado pero lo siento y yo no le mando.– señaló a su corazón – Él late por ti, por más que mi razón le diga "no te enamores tan rápido, corazón de Taehyung" – imitó una voz muy aguda – Te ve y hace "bum, bum, bum" – tomó su mano y besó el dorso de esta – Te esperaré lo que sea necesario, Park Jimin. Siempre y cuando mi corazón continue latiendo por ti.

....

Luego de una agradable comida, Jimin regresó a las instalaciones de PS Corporation. Saludó a todos con una leve reverencia y una gran sonrisa. Pese a todo el poder que adquirió con sus arduos años de trabajo, lo que nunca cambiará es la humildad que posee. Siempre agradecido con las personas que trabajan ahí junto a él y que llevan a la empresa a la posición actual.

Ingresó a su decorada oficina, dejó su maletín sobre el sofá gris que compró hace unos dos días. Se sentó y comenzó a revisar los emails adjuntos sobre las cifras de la empresa y las demás unidades de trabajo.

Tocaron a la puerta esperando la confirmación para pasar, era su secretaria Marie.

– Adelante, Marie, ¿Qué sucede? – alzó su mirada
– Monsieur Park, le llegó una invitación de una organización que se va a instalar aquí en París. – se acercó hacia el escritorio y le alcanzó el sobre a la mano.
– ¿Solo para uno? – alzó su ceja extrañado, normalmente permiten llevar a alguien más a ese tipo de eventos.
– Oui, monsieur Park.  No me comentaron más sobre el evento. ¿Confirmo su asistencia?

Jimin dudaba sobre aquella extraña invitación que reposaba en sus manos. "Organisation JJ" estaba detallada en delicadas letras color dorado. Una corazonada se presentaba, mas su intuición de negocios descartó cualquier idea errónea.

– Sí, confirmala.

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