~ Capítulo 36 ~

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●ROSI●

Mi cuerpo estaba totalmente en trance, mi corazón latía y también respiraba. Pero mi cuerpo parecía estar completamente muerto.

Mis ojos no podían abriste, oía voces, los oí durante días, no sé cuántos exactamente. Pero sabía que había gente a mi alrededor.

Personas que iban y venían, me tocaban, me vestian, me desvestian, me inyectaban cosas, me acariciaban, y hasta llegué a sentir que me besaban.

Aún no se quienes eran, ni en donde me encontraba. Las voces eran muy lejanas, y cuando intentaba abrir los ojos el sueño me vencía y volvía a caer en trance.

Mi boca estaba seca, no sentía ni mis manos ni mis piernas. Solo podía respirar y pensar. Mi cerebro aún no terminaba de reaccionar del todo.
Es como cuando te quedas mirando un punto fijo y no despegas la vista por ningún motivo. Te quedas allí pensando en todo y en nada a la vez. Ignoras los sonidos, tu mente está en blanco.
Así me sentía.
Aunque dudaba que eso fuera un sentimiento.

Hoy fue diferente. Hoy comencé a sentir mi cuerpo, mis manos, mis piernas y logré abrir mis ojos.

Hay mucha luz, demasiada, mis pestañas estaban algo húmedas, no sabía bien el porque. Toda la habitación estaba inundada de luz, una luz muy natural, como un gran día soleado.

Levante inconscientemente una de mis manos y tape un poco mis ojos para poder acostumbrarme a la luz.

-Ay por dios!

Un grito de sorpresa salió de parte de una muchacha junto a mi cama, parecía una enfermera. Vestia un uniforme blanco y el cabello recogido en un a coleta baja.

-Señorita... como se encuentra? Lo siento, no quise asustarla. No me esperaba que despertara.

Mis ojos lograron acostumbrarse a la luz y pude enfocar mejor a la chica a mi lado.

Mi boca aún seguía seca por lo que me dolió mucho la garganta cuando quise hablar.

-Tranquila, no se esfuerce. Es normal que le cueste hablar.

Baje mi mirada a todos los cables que se encontraban conectados a mi cuerpo.

Me encontraba en una habitación muy grande, paredes blancas con pegatinas de flores rosadas. Un gran ventanal al fondo con vista a la ciudad.

La muchacha acarició mi cabello y me dijo:

-Es normal que este desorientada lleva en coma mucho tiempo. No sé preocupe, iré a buscar al señor Coleman.

Antes de que se vaya le sujete su muñeca e intente hablarle.

-Da... Davi... David.

La enfermera apartó la mirada enseguida al mismo tiempo que se safaba de mi agarré y se marchara.

La note nerviosa luego de que pronuncie ese nombre.

▪︎  ▪︎  ▪︎

Minutos después alguien volvió a abrir la puerta y apenas volteé a ver mi respiración se agitó totalmente.

Mis manos comenzaron a temblar y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Me reuso a llorar. No me mostraré débil frente a él, no lo haré.

-Mi niña... -Se acercó a mi y me abrazó. Envolvió sus grandes brazos en mis caderas y escondió su cabeza entre mi cabello- Creí que no despertarías.

No tenía fuerza siquiera para apartarme. Deje que me abrazara.

-Donde... David... donde esta? -Pregunte con mucho esfuerzo. Me quemaba la garganta.

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