23. El puto Sr. Denver soy yo.

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-El Sr. Denver nos dejó como orden no dar información sobre el paradero de la Srta. Amy Cooper. – Suelto una risa y en un movimiento rápido, le disparo en la cabeza, girándome para mirar a los demás. Lo menos que necesito ahora son idiotas haciéndome perder el tiempo, tiempo que no tengo.

- ¿Alguien más tiene ganas de morir? Tengo balas para todos. – Se mantienen firmes mirando al frente como si fuesen soldados.

- No, Sr. Denver. – Responden al unísono.

- A partir de ahora, aquí mando yo. El puto Sr. Denver soy yo y pobre del que se atreva a contradecirme en cualquier mínima cosa. – Balanceo el arma en mis manos paseándome por el patio de la propiedad. Tengo que asumir el control como sí realmente me interesara manejar esto para poder usarlos para lo que quiero, pues me guste o no, el jefe de una mafia no solo se rige por sus reglas, ya que un paso en falso y puede ser destronado y conquistado por otras mafias. – En los últimos años, la mafia Denver se ha basado en paciencia, justicia y esas estupideces, pero esa mierda se acabó. ¿Cuál es el castigo por traición?

- Humillación y muerte, Sr. – Responde uno y me giro hacia él.

- Pues ya no. Desde este momento, cualquiera que se atreva a cometer traición no morirá. – El hombre frente a mí frunce el ceño, confundido. – Sufrirá el desmembramiento en todo su esplendor. Se le arrancaran los brazos y piernas, junto con los ojos y la lengua. Además de los genitales, sea hombre o mujer. ¿Ha quedado claro o quieren una demostración?

- No, Sr.

- Bien, ¿Hace cuánto no hay entrega de artillería? – Pregunto hacia nadie en específico.

- 2 meses, el Sr. Mathew lo detuvo por falta de materiales.

- Cambio de planes. Quiero 5 hombres que saboteen la artillería de la mafia Pierce, y que un grupo se encargue de conseguir los materiales.

- ¿Quiere que los robemos, Sr.?

- Si. Y mañana mismo quiero la producción moviéndose. Respecto a la droga, se sigue el curso, pero empiecen el proceso de extensión.

- Sr. Los otros continentes son territorio de otras mafias.

- Pues me da igual, invadan territorio Pierce en América del Sur. - Sé que esto va a desencadenar una guerra pues voy a alterar la paz entre jefes y mafias, pero sí Amy está en propiedad Pierce es porque éstos están enterados y de acuerdo.

Me importa una mierda su dinero, sus drogas y artillería, yo quiero a Cooper aquí o todo va a arder en llamas de venganza.

- Sí, Sr. - Me doy la vuelta, dispuesto a entrar a la casa. Pero me detengo, soltando un suspiro.

- Y busquen a Dylan Woods y Aaron Denver en este momento.

- ¿Los quiere vivos o muertos? - Siento la mirada de Cassie detrás de mí, expectante a mi respuesta.

Esto no tenía que ser así. Ellos no tenían que habérmela arrebatado, Amy Cooper es mía y ésta es la última vez que la alejan de mí.

- Vivos, pero sí se resisten denles una lección. - Entro a la casa encontrando a nada más y nada menos que Mariam y Thomas Cooper en compañía de Nate.

Thomas camina hacia mí con verdadera ira e intenta estamparme en la pared, pero uno de los hombres que tienen que "Respaldarme" se atraviesa, impidiéndolo.

-¿Quién lo dejó entrar? - Pregunto, sin hacerle caso.

- Fue una orden del Sr. Winsley. - Maldigo en voz baja. Siempre con sus pendejadas.

Te Enseñaré A AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora