Prólogo

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Jungkook conoció a Jimin a la edad de cinco años, cuando sus padres se mudaron de Japón a Corea del Sur debido al trabajo de su padre.

Cuando Jungkook vio por primera vez a su vecino, dos añitos mayor que él, a pesar de su corta edad supo que en su universo nunca habría nadie más que Jimin.

Jungkook era demasiado tierno y dulce, como también tímido, por eso cuando Jimin se acercó a él se puso coloradito como tomate y sin poder evitarlo movía su piecito nervioso.

Jimin no pudo no encontrarlo adorable, el no tenía hermanos y siempre había deseado uno, pero sus padres no lo complacieron, así que Jungkook había llegado a llenar ese vacío.

Fue así como donde estaba Jimin siempre iba a estar Jungkook pegado a él como si fuera su sombra.

Durante el período escolar Jungkook no tenía amigos de su edad, sus amigos eran los amigos de Jimin, y éstos lo aceptaban como uno más de ellos, decir que a Jimin le molestaba este hecho sería mentir, a el le encantaba tener al pelinegro pegado a su persona.

Todo iba bien hasta que apareció la temible adolescencia.

Jungkook nunca se había preocupado si su conducta hacia el mayor era extraña, todo su mundo era completo si el castañito estaba a su lado, pero eso estaba cambiando y su mundo estable se estaba transformando en un caos.

Jimin tenía ahora dieciséis años y Jungkook catorce, Jimin estaba descubriendo el gusto por el sexo opuesto, pero esto a Jungkook no le hacía ni pizca de gracia.

Cuando Jimin tuvo su primera cita, Jungkook estaba vuelto loco y le hizo el primer berrinche de su vida al castañito, sus amigos se divirtieron de lo lindo con la situación, pero Jimin después de enojarse, no pudo evitar sucumbir a los ojitos de cachorro de Jungkook y terminó perdonándolo, no sólo esa vez, sino muchas más.

Cuando se reconciliaban Jungkook lo llenaba de besitos en sus mejillas, a Jimin le encantaba que el castañito lo hiciera.

- Jungkook deberías buscarte una novia- le dijo un día Jimin.

Jungkook lo miró como si estuviera viendo extraterrestres.

-¿Para qué?, yo sólo te quiero a tí, no necesito a nadie más. - dijo muy convencido Jungkook.

- Jungkook yo también te quiero, eres mi pequeño hermanito, pero eso no quita que también quiera tener una novia. - le explicó Jimin, no sabía cuántas veces ya habían tenido esa misma conversación.

- ¡Antes muerto!, tú eres mío de nadie más- le dijo Jungkook enojado.

Jimin largó una carcajada y despeinó el cabello de su amigo.

- No tienes remedio Jungkook- le dijo Jimin antes de abrazarlo haciendo que Jungkook se sintiera dueño del universo, porque no importaba cuantos berrinches le hiciera, Jimin siempre lo perdonaba y volvía con él.

Pero un día apareció una chica que le hizo volar los sesos a Jimin, la chica era un sueño, y lo más importante se fijó en él y accedió a tener una cita.

Por razones obvias no le dijo nada a Jungkook, por primera vez no quería que el pelinegro arruinará todo, incluso sus amigos sabían que debían guardar el secreto.

Pero de algún modo Jungkook se enteró de todo y apareció en medio de la tan esperada cita del castañito.

Jimin sólo sintió cuando alguien movió la silla a su lado y se sentó ahí con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.

- ¿Quién es ella Minnie?- preguntó Jungkook.

- Jungkook para...

- No pensabas decirme nada ¿verdad?- le recriminó Jungkook mirándolo fijamente.

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