capítulo 2

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Sussie los guió hacia la oficina que compartirían y luego se retiró dejándolos solos.

El silencio se apoderó del lugar.
Jimin dejó vagar su mirada por la que sería su oficina y la de Jungkook, era muy espaciosa y con mucha luz que entraba por un enorme ventanal, habían dos escritorios cada uno implementado con las cosas necesarias para desarrollar sus trabajos, así que era obvio cuál le pertenecía.

- ¿ Jungkook?- habló Jimin al ver que éste no tenía la más mínima intención de hablar.

Jungkook se volteó a mirarlo levantando una de sus cejas.

- ¿ Tienes algún problema para trabajar conmigo?- preguntó nuevamente Jimin quien preferiría dejar todo aclarado de una vez.

- No es lo que esperaba...pero tú u otro da lo mismo, vine a trabajar y eso es lo que haré. - le contestó sin ningún atisbo de emoción.

- ¿ Puedo preguntarte algo?- le dijo Jimin sin dejar de mirarlo.

Jungkook pegó un suspiro dejando entrever que no tenía ganas de seguir charlando.

- Dime- dijo Jungkook metiendo una de sus manos en el bolsillo de su pantalón.

-¿Porqué le dijiste a Nam-joon que no fuimos amigos?- lo soltó de una vez porque lo tenía atorado.

Jungkook lo miró entrecerrando sus ojos.

- Porque no lo fuimos...y nunca lo seremos. - contestó Jungkook con voz fría y desinteresada- si eso es todo me iré primero.- sin decir nada más se fue de la oficina dejando a Jimin descolocado con su respuesta.

Jimin se pasó las manos por su pelo y se dejó caer sobre el asiento del que sería su escritorio, su cabeza estaba llena de preguntas que nunca tendrían respuestas.

¿Qué pasó con el niño tierno y dulce que el recordaba?

¿ Cómo llegó a ser éste ser frío y carente de emociones?

No podía negar que cuando lo vio su corazón dejó de latir por unos segundos, había soñado tanto con volver a reencontrarse con Jungkook y decirle cuánta falta le había hecho desde que se había ido y sobretodo disculparse por haber actuado como un completo idiota con él.

Pero cuando vio la indiferencia con que lo miró todo se vino abajo, el ni siquiera lo recordaba como su amigo, era como si todo en el lo molestara.

Independientemente de lo agrio que su carácter se había vuelto, no podía negar que se había transformado en un hombre físicamente interesante, su cuerpo tonificado ni siquiera el traje era capaz de esconderlo, su pelo ya no era castaño ahora era de un negro profundo al igual que sus ojos, ahora él era el pequeño, Jungkook lo sobrepasaba en estatura.

Sinceramente el verlo de nuevo removió todo su ser, pero si quería que las cosas funcionaran debía hacer como si nunca lo hubiese conocido, sólo el atesoro los recuerdos del pasado, por lo visto Jungkook hizo borrón y cuenta nueva dejándolo a él en el olvido.

Nada que hacer, mañana sería un día de trabajo y se comportaría como el profesional que era, no volvería a incomodarlo recordándole el pasado, sus recuerdos quedarían como lo que eran, sólo recuerdos.

Levantándose de la silla y conforme con lo decidido abandonó el lugar para dirigirse hacia su casa.

&

Jungkook estaba aún en el estacionamiento cuando vio pasar a Jimin quien subió a su auto y salió de la empresa, recién ahí dejó salí un profundo suspiro y pegó su frente al volante de su automóvil.

Estaba profundamente conmocionado, nada lo había preparado para volver a encontrarse con Jimin.

Aún menos ayudaba que el paso de los años lo había transformado en una tremenda belleza, era aún más hermoso de como lo recordaba.

Tenía rabia, mucha rabia contra el mismo por no poder controlar la enorme atracción que aún después de diez años aún le generaba Jimin, pero eso nunca nadie y menos él lo sabría, mantendría la distancia, sólo se relacionaría con Jimin en el ámbito profesional, ¿ no podía ser tan difícil no?, estuvo diez años sin permitirse dedicarle ni uno sólo de sus pensamientos y ahora no sería la excepción.

Pero los recuerdos vinieron uno tras otro sin pedir permiso...

Después de que Jungkook le hiciera sentir el dolor más profundo que en su corta existencia había sufrido, Jungkook llegó a su casa con los ojos hinchados de tanto llorar,  ni siquiera el dolor en su brazo al golpearse con el lavabo cuando Jimin lo...

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Después de que Jungkook le hiciera sentir el dolor más profundo que en su corta existencia había sufrido, Jungkook llegó a su casa con los ojos hinchados de tanto llorar, ni siquiera el dolor en su brazo al golpearse con el lavabo cuando Jimin lo empujó, dolía tanto como su corazón roto.

Su madre lo esperaba ansiosa, tenía una inesperada noticia que darle.

- Hijo nos iremos de regreso a Japón, llamaron urgente a tu padre, viajamos esta misma noche.

Jungkook la miró procesando lo que le decía.

- Está bien, prepararé mi maleta. - le dijo Jungkook.

-¿ Hijo pasa algo?, pensé que me harías tremenda rabieta por alejarte de Jimin- su madre lo miró preocupada.
- Nada mamá, Jimin no es más importante que mi familia, además ya ni siquiera somos amigos- respondió Jungkook.

Si esta noticia se la hubiesen dicho ayer estaría completamente devastado porque no imaginaba su vida sin Jimin...pero ahora todo eso no importaba, era lo mejor que había pasado porque no sería capaz de seguir con su vida viendo a Jimin con alguien que no era él.

Decir que todo había sido fácil cuando llegó a Japón sería mentir, tenía que empezar de nuevo y realmente no tenía fuerzas para hacerlo, pasaron los meses y de ser un chico alegre y tierno se fue transformando en uno taciturno y solitario, sus padres lo achacaron a la adolescencia.

El nuevo colegio se transformó en su refugio, lo único que hacía era estudiar, convirtiéndose en un estudiante de excelencia, no hacía amigos y con el tiempo ya nadie ni siquiera lo intentaba.

Fue durante estos años, precisamente cuando cumplió dieciséis, que apareció el que se convertiría en su único y leal amigo, Taehyung.

Al principio lo alejó como a todos pero éste chico era testarudo e insistente, y poco a poco fue derribando todas sus defensas y pasó a convertirse en su única ancla al mundo real.

Taehyung nunca le preguntó nada y Jungkook tampoco nunca le contó nada de su pasado, era como si la memoria de ambos empezara desde el día que se conocieron.

Tae sin saberlo fue su tabla de salvación, y logró lo imposible, que de vez en cuando Jungkook sonriera, dejando entrever el Jungkook que alguna vez había sido.

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