Serena 🌙…
Permanecí despierta toda la madrugada pensando en lo que Luna me había dicho.
¿Enamorada yo de Seiya? ¡Pfff! Absurdo… o… ¿o tal vez no?
Aun no sé si puedo responder a esa pregunta; aunque en algo tiene razón, no es normal que sueñe, o que piense en él, a veces creo que mi mente lo guarda allí con cariño; tal vez porque se portó lindo conmigo o más bien fue mi paño de lágrimas en los momentos en los que me sentía sola al saber que Darien tenía una nueva novia.
Otra vez, como cada mañana amanezco con esa sensación de confusión.
¿Qué es lo que te pasa Serena?
Me suelo reprochar y debido a mi intranquilidad me levanté de la cama, tomé mi bata y me fui rumbo al balcón de mi apartamento a contemplar la ciudad que poco a poco va apagando sus luces, solo así puedo calmar mi mente agitada.
“Aún lo extrañas Serena”
Gritaba mi conciencia desde algún lugar lejano en mi cabeza y hasta instintivamente respondo que lo extraño, que aún me hace falta sus tonterías y chistes sin sentido, sin embargo caigo de nuevo.
“¡Tonta! Madura de una vez ¿quieres?”
Repentinamente un pequeño dolor de cabeza me ataca, es lógico que esta clase de cosas sucedan; pienso demasiado, no defino mis sentimientos, podría decir que mi vida es como una montaña rusa.
Me siento en la cúspide cuando pienso en las cosas bonitas que me pasaron al lado de Seiya, y me desplomo cuando recuerdo que tuve una oportunidad y que la desaproveché en su momento.
Mientras observo hacia el horizonte donde los primeros rayos del sol rompen la obscuridad y la obligan a alejarse, escucho los constantes repiques del despertador y la voz de Petzite refunfuñando.
―¡Serena, calla a ese aparatejo!―
Y como siempre vuelve a dormir. Sonrio al verla como se cubre con las sábanas, luego me dirijo a mi buró y oprimo el botón de apagado.
5:30 am, siempre me levanto a esta hora ya que me gusta ser puntual en mi trabajo, de un momento para acá me convertí en una mujer más organizada y responsable, y cómo no ya tengo que sentar cabeza.
Me dirijo a la cocina, en donde me dispongo a preparar el desayuno, ya que mis compañeras se levantan un poco tarde.
Preparo la mesa con todo, el café que tanto me gusta, el pan tostado con queso ricota de Luna y la fruta picada de Petzite. A lo lejos oigo los pasos y voz de Luna que se aproxima.
―Hmmm, huele delicioso… oh, ¿tú hiciste todo esto?―
Asentí sonriendo mientras maniobraba con la sartén.
―Ahí está tu pan, tal y como te gusta― señalé hacía el plato que se hallaba cerca a la tostadora.
―Se ve delicioso, gracias Serena― exclamó Luna dándole una mordida. ―en su punto― dijo gustosa.
Terminé de preparar el desayuno y Luna me extendió su mano con una taza de café, me recargue en el mesón y me dispuse a charlar con ella en lo que Petzite se levantaba.
―Adivinaré… no pudiste dormir en la madrugada. ―
―¿Qué? ¿Cómo sabes?―
―Estuviste dando vueltas en la cama Serena, luego te levantaste. Me imagino que te quedó sonando lo que te dije ¿verdad?―
Empuñe mi taza de café y comprimí mis labios, luego voltee hacia Luna quien arqueó una ceja, me quedé en silencio y sólo expelí algo de aire.
―Lo dicho, estás enamorada.― dijo alegremente.
―No… no nos confundamos… yo, yo no…― tartamudeé, no terminé de hablar cuando Luna volvió a interrumpirme.
―Si no puedes dormir en las noches y sueñas con él; quiere decir que sus sentimientos son mutuos.―
―¿Qué quieres decir con Mutuo?―
―Que él también te extraña.―
Bebí otro trago de café, tratando de aclarar mis pensamientos.
―Eso es absurdo― exclamé con algo de nostalgia. ―En estos momentos… tal vez ya se ha olvidado de mí, hasta… tal vez tenga una nueva familia.― suspiré tristemente.
―¿Y qué tal que no? ¿qué tal si… el piensa en ti al igual que tú en él.? ― preguntó generando con esto que volviera a creer.
―No, Luna, él… él no es de esa clase de personas― respondí con un poco de incertidumbre.
―Porque no le das el beneficio de la duda… puede que estés equivocada y lo juzgues mal.― exclamó Luna.
No sé ¿por qué? Pero las palabras de Luna me transmitían un poco de seguridad, tenía que darle el beneficio de la duda a Seiya; pero ¿y si las cosas no son como quiero que parezcan?, han pasado diecisiete años es mucho tiempo tal vez haya conocido a alguien más, este casado o hasta tenga hijos y yo aquí, una solterona que vive con sus amigas en su apartamento, que cuando no tiene planes para el fin de semana se recuesta en el diván de la sala y se pone a comer arequipe mientras observa la televisión.
―¿Qué tanto cuchicheo? Cuéntenme el chisme completo.― exclamaba Petzite mientras se acercaba a la cocina.
Luna y yo cruzamos la mirada, cosa que hizo que Petzite insistiera.
―Cuéntenme―
―Que al parecer nuestra amiga está enamorada.― exclamó Luna.
Inmediatamente Petzite dejó su taza de té a un lado e hizo una cara de asombro, se tapó la boca con su mano y me observó con una mirada de picardía.
―No lo puedo creer― comentó sonriente ―Serena Tsukino ¿enamorada?―
Asentí, ya sabía que Petzite terminaría por enterarse tarde o temprano.
―y cuéntanos ¿Cómo es?... ¿es atractivo?.―
―No sabría decírtelo…―
―Petzite…ha estado diecisiete años enamorada― interrumpió Luna lo cual me hizo fulminarla con la mirada.
―¿Diecisiete años? ¡Wow! ―
―Asi es― respondí.
Petzite siguió pidiéndome explicaciones y que le relatara mi historia con Seiya, pero me excusé diciéndole que me iría a bañar, que ya se me estaba haciendo tarde; salí de inmediato de la cocina rumbo al baño, solté mi cabello y me quite la pijama para después entrar en la ducha; mientras las gotas de agua recorrían mi cuerpo recordé aquel inocente sueño que había tenido, Seiya me besó, cosa que me provocó miles de sensaciones, mordí mi labio inferior y sonreí como una adolescente.
Terminé de bañarme y fui hacia mi habitación, al llegar vi a Luna y a Petzite sentadas en mi cama esperando mi respuesta, posé mis manos a cada lado de mi cintura, abrí mi boca con algo de sorpresa y después las reprendí.
―¿Será que me puedo cambiar en paz?―
Al ver que no se marchaban les hice la seña con mis manos, rodaron sus ojos y se marcharon.
Me vestí y peiné lo más rápido que pude. Salí a la azotea donde desayunaríamos y como si se tratara de dos niñas bien portadas las encontré sentadas en sus respectivas sillas.
―No debí contarles mis cosas― dije picarescamente.
―Ya no hay vuelta atrás… tienes que contárnoslo todo.― decía Petzite de manera divertida.
―Ya se los conté todo. Y me imagino que Luna también te contó al respecto.―
Las dos se lanzaron una mirada la una a la otra, por lo que sin necesidad de que me lo dijeran lo deduje.
―Luna me dijo que crees que el tal vez te olvido―
Suspiré.
―No sé qué decirte, tal vez si, o tal vez no, pero en algo si estoy de acuerdo contigo amiga, y es que ha pasado mucho tiempo y tal vez ya no se acuerda de ti.―
De repente Luna golpeó con su codo a Petzite para que corrigiera su comentario, pero ya no importaba, yo ya estaba preparada para eso.
―Sólo hay una forma de saberlo.― exclamó Petzite.
―Ah si ¿Y cómo?― preguntó Luna.
―Ahora vuelvo.― respondió Petzite mientras se marchaba.
Al cabo de unos momentos regresó con una cajetilla.
―¿Qué es eso?― inquirimos a la par.
―Es una baraja de Tarot― respondió Petzite y se dispuso a sacar las cartas y a ponerlas boca abajo sobre la mesa.
―¿Y que? ¿Acaso nos va a decir el paradero del amor de Serena.?― preguntó Luna.
Petzite negó.
―No, más bien nos dirá que le depara el futuro a Sere.― expresó
―¿Y eso que tiene que ver con mi amigo?― pregunte pero Petzite no quería responder.
―Petzite, no creo en esas cosas― exclame pero me sugirió que callara.
―Parte―ordenó
Dividí la baraja en dos
―Escoge una―
―Izquierda― exclamé.
Petzite tomó la baraja que le indiqué y se dispuso a lanzar las cartas, al terminar sonrió y me volteó a ver con esa enorme sonrisa de oreja a oreja.
―¿Y bien?― pregunté.
―Este rey lo representa a él, a ese chico en el que tanto piensas, es un hombre de dinero por lo que puedo ver.― dijo mientras revelaba las demás cartas. ―Pero tiene un aura oscura por lo que me muestra esta carta.― exclamó señalando una de un tono morado
―¿Entonces es una mala persona?― preguntó Luna.
―No precisamente… no siempre un aura oscura quiere decir que sea una mala persona; lo que puedo apreciar en esta carta es que él está cubierto de tristeza, y si las juntamos a ambas nos podemos dar cuenta que sin importar cuánto dinero tenga, él no es feliz.― decía Petzite.
―Tal vez extraña a Serena y por eso no es feliz― exclamó Luna.
―No sabría decirlo― respondió Petzite mientras observaba las demás cartas.
―¡Wow Serena!... hay otro rey, no cabe duda es otro hombre; no sé porque pero aquí veo un triángulo amoroso pues se ve que este nuevo rey tiene todo para luchar… bueno es un presentimiento.―
Tanto Luna y yo nos quedamos sorprendidas y anonadadas; un nuevo rey, es decir otra persona, pero que yo recuerde ninguno de mis antiguos novios ha venido a buscarme, no entendía.
― Cuando los dos reyes se encuentren tornarán tu vida en un completo caos Serena, asi que debes estar preparada, veo a una mujer, que también se sumaría a ese caos― dijo Petzite.
―¿Será Beryl?― preguntó Luna
―No estoy segura…perdóname Serena no quería ilusionarte pero por lo que las cartas me dicen, vas a sufrir enormemente, habrán confusiones, problemas… en otras palabras, prepárate porque lo que se te viene no es nada placentero.―
Me recargué en el espaldar de la silla, tenía sentimientos encontrados, entre tristeza e intranquilidad, sentía presión en mi pecho luego de oír aquellas predicciones, dos reyes, sufrimiento y mi vida hecha un caos ¿Qué más puedo pedir? Si de por si ya es un desastre.