“𝑁𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑎𝑑𝑣𝑖𝑟𝑡𝑖𝑜́
𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑥𝑡𝑟𝑎𝑛̃𝑎𝑟 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑠𝑡𝑜
𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑏𝑢𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠.”
―𝑀𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐵𝑒𝑛𝑒𝑑𝑒𝑡𝑡𝑖.―…
Diecisiete años; hoy se cumplen diecisiete años desde que no he vuelto a ver a Seiya Kou, pero no entiendo ¿Por qué recuerdo está fecha?, como algo importante, algo significativo.
Es verdad, Seiya se convirtió en alguien especial para mí pero no veo el ¿por qué? la necesidad de recordarlo, éramos niños, sólo un par de adolescentes que se molestaban entre sí pero que a la vez se buscaban porque entre ellos había un lenguaje que nadie más podía comprender… tal vez ¿amor? O sólo ¿Cariño?, no lo sé.En este tiempo me dediqué a estudiar, me gradué de la Preparatoria junto a mis inseparables amigas.
Amy se convirtió en doctora como tanto deseaba, y trabaja en el hospital más importante de la ciudad, Lita es una chef internacional, perdimos contacto apenas se graduó de su universidad pues fue a vivir a la ciudad de Parma en Italia, Rei estudió para ser maestra; a veces hasta tengo consideración de esos pobres niños por la generala que les da clases, Mina se convirtió en actriz, con ella es con quien mantengo trato ya que solemos tener entrevistas, y me sigue tratando como cuando éramos adolescentes.Estudié en la universidad la carrera que tanto me gustó, periodismo.
Me convertí en la reportera de la revista Silver Millenium una de las más famosas del país, después me independicé de mi familia aunque con un poco de ayuda ya que mi padre me compró un apartamento, a diferencia de mi madre él si comprendió mis razones para irme de la casa, aunque a diario voy a visitarlos para que no les dé tan fuerte mi ausencia.Volviendo al tema de Seiya, cada año recuerdo esta fecha con mucha nostalgia; puedo decir que aún recuerdo el último día que nos vimos, en aquel partido de futbol de su escuela contra la mía.
No podría decir que sabía lo que él pensaba, pero en el tiempo en el que estuvo en Juban pude conocer su mirada y las expresiones que esta tenía, por lo que eso me llevaba a pensar que si, si le dio gusto verme a menos que él diga lo contrario; eso si vuelvo a verlo.“¡Adiós fea.!” Decía él.
“¡Adiós creído!” respondí
Cada año, cada día, recuerdo esa triste despedida como si hubiera sido ayer y sigo preguntándome ¿por qué lo extraño tanto?. Es algo similar a la bipolaridad, a ratos estoy feliz de pensar en él y en sus tonterías pero al final termino por reprocharme «Serena, ya madura, él no te hace falta, él ya no se acuerda de tí» y pensando en esa “triste realidad” me aventuraba en nuevas relaciones amorosas en las que me sentía bien los primeros días pero que siempre acababan siendo un desastre.
Deduje que el amor y yo somos polos opuestos que aunque las leyes de la física dictaminen que se atraen, en mi caso sólo nos repelemos por lo que decidí que ya no seguiría perdiendo mi tiempo en esa clase de ilusiones, ahora actuaría de acuerdo a lo que la vida caprichosa deseara y que pase lo que tenga que pasar…
―Serena… Serena― me llamaba la voz de Luna, mi amiga de la universidad y a la vez mi compañera de apartamento.
―Ah, Luna― exclamé mientras pestañeaba intentando volver a la realidad.
―No me estabas prestando atención.― dijo a modo de regaño.
―Lo siento.― exhalé un suspiro.
―Emmm, la señora Serenity desea verte―
―Ok, en seguida voy.―
Tomé el vaso de agua que se encontraba cerca de mi lapicero, bebí un gran sorbo y fui a la oficina de mi jefa, toqué la puerta.