𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 14: 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐘 𝐒𝐎𝐑𝐏𝐑𝐄𝐒𝐀𝐒.

19 6 2
                                    


                          SERENA. 🌙

El reloj en la pared apuntaba las 12:00pm hora de ir a almorzar; las chicas me esperaban a un lado de mi cubículo, tomé mi bolso y salí con ellas pero Darien nos interceptó en el camino, se veía sonriente hasta me dio la impresión de que me estaba esperando.

«Serena, no te creas la última coca cola del desierto.» me decía mentalmente, aunque me parecía un poco extraña su forma de actuar, pero decidí no prestarle atención y seguir como si nada.

―¡Serena!― exclamó emocionado ocasionando que las chicas posaran sus ojos sobre mi. ―Ya te vas a almorzar?―

Alcé mis cejas y rodé mis ojos a un lado en un gesto de obviedad.

―Ehhh; bueno es que, quería invitarte a almorzar.―

Su invitación me tomó por sorpresa, de la última persona en el mundo de quien esperaba esa clase de cosas era de él. Ya que nuestra “relación” no había terminado de la mejor manera, jadee.

―Si; bueno pero tal vez mañana, hoy iré con mis amigas.―

De reojo noté cómo Petzite y Luna se miraban la una a la otra, el ambiente se sentía tenso y mi pecho se oprimió, a lo mejor porque no me gustaba la manera en la que Darien se me acercaba, parecía tonto; más bien intenso, hasta parecía que tuviera urgencia de estar conmigo.

Abrí mi boca para responder pero inmediatamente Petzite me robó la palabra a último momento.

―Por nosotras no hay problema Sere, puedes ir con el señor Chiba si lo deseas.―

―Petzite― dije entre dientes «No me ayudes tanto.»

―Perdón.― se disculpó.

―Darien quedé de ir a comer con las chicas, no puedo ir contigo… gracias.― sonreí hipócritamente, pues por dentro sentía desdén hacia él a pesar de que me ayudó con respecto al despido de la señora Serenity, pero eso no me comprometía en nada.

―Si quieren las invito a las tres.― insistió.

Pensé que me había librado de él pero no conté con que fuera tan persistente.
Puse mi mano en mi entrecejo y cerré los ojos tratando de llamar a la paciencia, mis amigas no dudaron en aceptar la oferta de Darien, en especial Petzite, y era lógico, Darien siempre fue atractivo y ahora con el paso de los años se había puesto mejor.

―Está bien― respondí forzosamente provocando que Petzite festejara.

Salimos de la revista y cómo de costumbre nos quedamos en la acera esperando un taxi, a los pocos segundos un lujoso carro de color negro se estacionó frente a nosotras.
El vidrio polarizado del mismo descendió, era Darien quien conducía ese automóvil, quedé estupefacta al verlo en el puesto del conductor pues no podía creer cómo un empleado de la misma categoría que yo tenía una vida tan privilegiada.

Darien salió del automóvil y se desplazó hacia la puerta trasera, abriéndolas e indicándonos que podíamos entrar, Luna y Petzite ingresaron primero y cuanto traté de hacerlo él cerró la puerta de inmediato.

―Pero Darien…― hable con desconcierto pero no me escuchó, tan solo se movió hacia adelante para abrir la puerta del copiloto.

«Está fabricando las situaciones.»

―Sube.― indicó con gentileza.

Plegué mis labios hacia atrás y me dirigí hacia él, luego fuimos camino al restaurante.

Durante todo el trayecto permanecí en  silencio, no quería tener el mínimo contacto, pero como pensé fabricaba las situaciones tratando de llamar mi atención tratando de sostener una charla conmigo o poniendo música en su stereo, aunque actuaba como un idiota, podía ver claramente sus intenciones.

Me sentía asfixiada, ya quería llegar al restaurante que él sugirió pero era como si todo conspirara en mi contra, el camino era lejano y literalmente tenía a Chiba sobre mí.
Finalmente llegamos al establecimiento en el que iríamos a comer, era un restaurante campestre y muy elegante.

«¿Cómo puede invitarnos a un lugar tan lujoso? Ni que le sobrara el dinero.»

Salí del automóvil sin dejar de hacerme esa misma pregunta, habían cosas en Darien Chiba que me hacían sospechar.
En primer lugar, llegó al lanzamiento de la colección de cristal.
En segundo lugar, trabaja conmigo en la revista
En tercer lugar, logra convencer a mi jefa con gran facilidad
Y en cuarto lugar vive cómodamente.

Obviamente tenía mis hipótesis sobre esos cuatro aspectos de Darien:

1.) Pudo haber sido casualidad, ok, valido.
2.) Averiguó acerca de mí, ahora no me creo el centro del universo pero eso ya no es casualidad.
3.) Tal vez ellos dos se entienden; aunque sería una acusación grave, la señora Serenity está casada con el señor Apolo y por como la conozco se muestra como una mujer intachable.
4.) Quizá él sea un vividor, y se aprovecha de su relación con la señora Serenity. Pero recordando como era en la preparatoria, no tendría sentido este aspecto, él siempre se esforzaba en sus estudios y no aceptaba la ayuda de nadie… aunque cabía la posibilidad de que de que cambiara con los años.
Sacudí mi cabeza de un lado hacia otro, no debía sacar conjeturas sin fundamentos tal vez esté equivocada, además tampoco es que me importe lo que ellos hagan con su vida.

Petzite y Darien fueron hacia el interior del restaurante, esperé a que se alejaran considerablemente pues quería preguntarle a Luna acerca de él y su trabajo en la revista aprovechando que era la secretaria de la señora Serenity. Además porque me pareció un poco extraño su comportamiento, trataba a Darien como si fuera superior, hasta se sonrojó cuando este nos invitó a comer.

―Luna ¿te puedo preguntar algo?―

―Si, adelante.―

―Es referente a Darien―

Luna me miró sorprendida al oir su  nombre y luego frunció el ceño a modo de duda.

―¿Qué quieres saber del señor Chiba?―

―¿Cuál es su puesto en la revista? Y también ¿Por qué tú y Petzite lo tratan con tanto repeto?―

Luna se detuvo frente a mi y empezó a contarme todo al respecto.

―Olvidé decírtelo anoche por lo de tu crisis pero ahora que hablas del tema pues creo que debías saberlo; el señor Chiba es el nuevo socio de la revista Silver Millenium. ―

Me quedé helada al escuchar la respuesta de Luna, entonces mi tercera conjetura se fue al piso, entonces eso explicaba por qué la señora Serenity acató su consejo y la forma tan acomodada en la que vive, era lógico  su salario era el triple del mío, me sentí como una estúpida y yo pensando que se trataba de un amante de mi jefa. «Serena tonta.»

― esa es la razón por la que le hablamos con tanto respeto, literalmente el señor Chiba es nuestro jefe.―

Exhalé un suspiro cargado de frustración, ahora él sería mi jefe, ¿qué más le puedo pedir a la vida?.

―¡Chicas, vamos.!― llamaba Petzite y junto a Luna avanzamos hacia el restaurante.

Tomamos asiento y nos pusimos a hacer nuestros pedidos, tan sólo me limite a pedir una ensalada al igual que Petzite pues no me apetecía nada más.
Los tres dialogaban, claro las chicas guardando su distancia en especial Luna, por mi parte jugaba con las hojas de lechuga en mi plato, haberme enterado que Darien y la señora Serenity no eran más que socios me hizo sentir estúpida, juzgando sin saber.

― ¿Y tú Serena?― preguntaba él.

Alcé mi rostro al frente.

―¿Yo que?.―

Darien me miraba sonriente, pero no se molestó en repetir la pregunta cosa que me hizo pensar que  solo lo hizo para captar mi atención.

―Ehhh, veo que también cuidas tu figura, o ¿al igual que Petzite eres vegana?―

―No, es sólo que…  hoy quise comer ensalada.―

―Es cierto.― irrumpió Petzite. ―Y ahora con el tema de su embarazo debe comer más balanceado.―

Fulminé a Petzite con la mirada, pues a mi parecer a Darien no tenía por que importarle mis cosas y mucho menos el tema de mi hijo con Seiya.
―¿Embarazo?.― preguntó Darien impresionado. 

Su mirada permaneció en mi con esa expresión de sorpresa.

―¿Estas embarazada?― preguntó con un tono de voz quebrantado.

Expelí un poco de aire y asentí, no tenía más remedio pues Petzite había hablado ya y un embarazo era algo que no se podía esconder tan fácilmente.
Después Darien se recargó en el espaldar de la silla, tenía un semblante de derrota pero sabía disimularlo muy bien, alzó su rostro hacia al frente y levantó su mano pidiendo la cuenta; inmediatamente el mesero se nos acercó entregándole la factura, luego de pagar nos levantamos de la mesa y nos dirigimos a la revista.

Durante todo el camino permanecimos en silencio, Darien con su mirada puesta en la carretera y yo observando hacia el exterior.
Ya en la revista nos separamos de él y fuimos de regreso a nuestros cubículos, aún faltaban algunos de nuestros compañeros.

Me levanté de la silla y fui hacia el baño para lavarme las manos, escuché como una de las puertas se abría, por un instante lo ignoré pero al ver de quien se trataba no pude evitar hacer un gesto de irritación, se trataba de la odiosa pelirroja, traía su falda un poco corta, bastante para mi gusto y su blusa desabotonada hasta el segundo botón dejando a la vista sus prominentes pechos, delineaba sus boca con un labial rojo, pretendía lucir sexy y fatal al mismo tiempo.

―Vaya, Vaya pero si es la consentida del señor Chiba.― dijo de manera sarcástica.

―¿A que te refieres con eso?― pregunté con incertidumbre aun sabiendo la respuesta.

―Supe que el señor Chiba abogó por ti ante la señora Serenity… ganando méritos desde el primer día.―

Tomé una toalla desechable que se hallaba en el dispensador.

―No sé que es lo que pretendes al decirme eso, ¿por qué no hablas claro? Y dejas tus estúpidas especulaciones.―

― Bien; si asi lo deseas te daré el gusto… no te pienso permitir que me quites al señor Chiba; él es mío, asi que ni te le  acerques.― vociferó amenazante, motivo por el cual no pude contenerme y me eché a reír. ―¿De qué te ríes estúpida?―

Me voltee hacia un lado, mirándola fijamente.

―De la forma tan ridícula en la que dices “es mio”; en serio que te ves muy graciosa, pero para tu tranquilidad por mi te lo puedes quedar… es más, si gustas te lo envuelvo en papel decorado y te lo regalo, con moñito incorporado.― dije de manera burlesca. Luego me dispuse a salir no sin antes tomar una de las toallas.

―¿Sabes algo Beryl? Aunque digas que Darien es tuyo, aunque me amenaces diciendo que no me le acerque, yo me conformo con algo que tú seguramente nunca tendrás y es que… yo fui su primera novia. Y tápate; pareces golfa― rematé lanzándole la toalla a la altura de su pecho y guiñándole el ojo.

Beryl gruñó con furia, en sus ojos vi lo enardecida que estaba casi con ansias de matarme.

―¡Perra!― me gritó

Salí sonriendo victoriosa. «¡Cachin! punto para Serena.»




🌟𝑸𝑼𝑰𝑬𝑹𝑶 𝑽𝑬𝑹𝑻𝑬 𝑶𝑻𝑹𝑨 𝑽𝑬𝒁. (Terminada✅)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora