"𝑆𝑒 𝑑𝑖𝑐𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎.
𝐸𝑠 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑢𝑟𝑚𝑖𝑜́ 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑖."
…
Serena. 🌙
Al fin el extenso día de trabajo culminaba; estaba exhausta y como no, si el reportaje era larguísimo y para colmo de males la insufrible de Beryl me dejó un montón, según ella era la mitad que a mí me correspondía aunque claramente tenía mis dudas, sin embargo decidí continuar con el artículo, debido a mi cansancio tuve que entrelazar mis dedos y estirarme para poder seguir, no obstante el cansancio se hacía más y más evidente y aunque tratara de desaparecerlo masajeando mi cuello y sacudiendo mi cabeza este no se marchaba, hice un último apunte en el computador y después lo apague, tomé mis cosas y me fui.
Salí del edificio hacia la calle a esperar un taxi, eran casi las 11:00 pm y a esa hora los taxis eran escasos; para mí mala suerte empezó a llover a océanos cosa que me sorprendió pues según el pronóstico del clima estaría despejado durante toda la semana.
Corrí de regreso a la recepción e inmediatamente tomé mi cartera de la que saqué mi celular, sin dudarlo lo primero que hice fue revisar de nuevo el pronóstico en el que decía que durante toda la semana estaría lloviendo con tormentas eléctricas, apreté fuertemente mis dientes producto de la ira que tenía, me senté en uno de los sillones a esperar a que escampara, pero parecía que el cielo se caía a pedazos.
•••
Paso alrededor de una hora; finalmente había dejado de llover pero al igual que antes no había ningún taxi cercano, por fortuna el vigilante estaba por culminar su turno y se ofreció amablemente a llevarme a casa.
―Oh, señorita Serena ¿aún sigue aquí?― preguntó asombrado.
―Así es Takahashi― respondí pues ese era su apellido
―Es tarde, ya casi es media noche.― decía sin salir de su asombro.
―Si, lo sé pero no pasa ningún taxi― suspiré un poco rendida.
Por un momento nos quedamos en silencio, aún seguía sin saber qué hacer en aquel lugar y el edificio en el que vivo se encontraba bastante alejado, me recargué en el espaldar del sillón posando mi mano derecha en mis labios, tratando de no hacer evidente mi angustia, hasta que Takahashi habló rompiendo aquel instante tan desesperante para mí.
―Si gusta yo puedo llevarla a su casa― propuso y de inmediato asentí.
Takahashi fue hacia el garaje de la empresa y sacó su pequeña motocicleta, por mi parte me quedé esperándolo afuera, en el andén.
Apenas llegó con su vehículo hasta donde yo estaba me hizo la seña para que subiera, por un instante dudé, pues tenía falda y eso me causaba inseguridad, más bien algo de recato.
―¿pasa algo señorita?―
―Ehhh, no, ya voy― dije contrayendo mis labios y subiendo a la moto, luego condujo hasta mi casa.
Llegamos hasta el edificio y tan rápido como pude bajé de la motocicleta, le agradecí a Takahashi por haberme llevado a casa y luego me despedí.
Ingresé al edificio y saludé al vigilante, luego fui al ascensor y subí hasta mi piso. Caminé hasta mi apartamento y justo cuando pensaba meter la llave en la puerta esta se abrió repentinamente, era Luna quien aún se mantenía despierta.
―Ay, mujer. Mira la hora que es… estaba preocupada por ti.―
―Perdóname Luna pero tuve que trabajar hasta tarde, ya sabes el reportaje que debo hacer con Beryl y pues, empezó a llover.―
