SERENA. 🌙
Como todas las mañanas el despertador sonó a las 5:30 am, fui despertando poco a poco viendo hacia la ventana, el color azulado de la madrugaba que se metía por el vidrio y la cortina, me levante de la cama y froté suavemente mis párpados despertando aún mejor.
Salí de la cama y caminé hacia la cocina y al llegar ví a mis amigas preparando el desayuno
―Chicas― musité y como si me hubieran escuchado las dos voltearon a verme.
―Serena ¿Qué haces levantada?― comentó Luna.
―Deberías ir a recostarte.― repuso Petzite.
―Tengo que ir a trabajar.―exclamé .
―No creo que sea conveniente; mejor ve y descansa, algún pretexto me inventaré para con la señora Serenity.― expresaba Luna.
―Gracias.― manifesté regresando a mi habitación.
Me recosté nuevamente en mi cama y al cabo de unos instantes entró Petzite con una taza de té.
―Mira Sere, tienes que beber té, ya que el café le puede hacer daño a tu bebé.―
―Petzite, todavía no es un hecho.―
―Tal vez para ti no, pero me dí cuenta anoche, cuando te estabas arreglando para irte al evento.―
―Ay― suspiré ―Ni me lo recuerdes.―
―Si, te entiendo; pero si yo fuera tú me haría una prueba, ya sabes, para salir de dudas.― sugirió. ―En fin; tomate tu té, yo me voy a bañar.―
Agarré la taza de té y me dispuse a beber de la misma, luego dirigí mi rostro hacia mi celular el cual reposaba en mi buró, me quedé observándolo fijamente, estaba indecisa ya que si lo encendía lo más probable es que tuviera varias llamadas de Seiya y estaba tan ofuscada que de la última persona de quien quería saber era de él, sin embargo mi ansiedad me ganó y terminé por dejar la taza de té a un lado y tomar mi celular al que de inmediato encendí.
Tal y como lo pensé tenía 105 llamadas perdidas de Seiya, vaya que insistió, y 27 mensajes nuevos.
//Serena, amor tenemos que hablar, nada es lo que parece// - 11: 30 pm
//Serena ¿Por qué no me respondes? Entiendo que estés furiosa conmigo, pero mereces una explicación.// - 3: 47 am.
Empuñe mi celular con fuerza, casi al punto de romperlo, mientras que mis lágrimas brotaban de mis ojos.
¿Cómo podía decirme que nada era lo que parecía si su “prometida” se encargó de decírmelo sin siquiera preguntárselo? Y él ni siquiera se esforzó por negarlo, tan sólo se mantuvo en silencio, y como dice el adagio popular “el que calla otorga.”
Suspiré y luego limpié las lágrimas de mis mejillas, me recosté en la cama y me cubrí con las sábanas.
…
Eran las 9:00 am, la luz del sol entraba por la ventana iluminando toda la habitación, abrí mis ojos una vez más deslumbrándome por el exceso de luz por lo que me ví obligada a tapármelos con mi mano, me levanté de golpe pero cuando menos lo pensé resulté de nuevo en la cama, todo me daba vueltas fue entonces que recordé lo que Petzite me había dicho en la madrugada.
«… Si yo fuera tú, me haría una prueba, ya sabes, para salir de dudas.»
Apenas volví en mi decidí levantarme delicadamente de la cama, dí unos cuantos pasos hacia adelante apoyándome en todos los objetos cercanos tales como mesas o columnas para no caerme pues seguía mareada, continué mi camino hasta llegar a la cocina, fui hasta el refrigerador y al llegar vi una nota pegada a la puerta del mismo.
“Tu desayuno está en el microondas.” Atte: Luna.
Abrí la puerta del refrigerador y saqué una jarra llena de jugo de naranja, luego fui al microondas pero al abrirlo el olor a comida me generó una sensación de repudio.
«Esto no puede seguir así.» me dije a mi misma, me fui reincorporando suavemente para no volver a marearme. Tomé uno de los vasos y me serví un poco de jugo, pues era lo único que no me caía mal.
Caminé hacia el baño donde preparé la tina para bañarme. Luego me vestí y salí hacia la farmacia más cercana.
Compré tres tipos de pruebas caseras y de diferente marca, siempre he sido una mujer precavida y no me conformo con solo una opinión, ser periodista tiene sus ventajas.
Regresé a casa luego de comparar las pruebas de embarazo y rápidamente saqué la primera caja, leí las instrucciones y me metí al baño, hice todo el procedimiento requerido y esperé un tiempo prudente.
―Dos líneas indican que la prueba es positiva.― me dije a solas.
Luego miré hacia el reloj, ya había pasado el tiempo pertinente, estiré mi mano y la tomé, exhalé un poco de aire y miré la prueba.
«Dos líneas… positiva.»
Me invadió un aire de intranquilidad al saber el resultado de la primera prueba, no obstante era tan obstinada que preferí no darle crédito, bajo el pretexto de que estaba errada.
Entré nuevamente al baño y volví a hacer el mismo procedimiento, esperé los minutos que sugerían las instrucciones de la caja, mi desasosiego crecía cada vez más tanto que tuve que entrelazar mis manos y esperar pacientemente, el tiempo se cumplió y de inmediato tomé la prueba. Dos líneas nuevamente.
Cerré mis ojos y tapé mi rostro con mi mano, sólo me quedaba una última opción.
«La tercera es la vencida.» me dije y tomé la bolsita de la que saqué la última caja, me dirigí otra vez al baño y al igual que las veces anteriores me hice el último test, con los mismos procedimientos y el mismo tiempo de espera.
Cerré mis ojos y a tientas busqué la prueba en la mesa, la tomé con mi mano y la puse frente a mi, fui abriendo mis ojos de nuevo y entonces lo confirme. Tal y como dijo Petzite, estaba embarazada.
Sonreí de lado pues en parte me daba alegría saber que sería madre pero también me sentía afligida pues Seiya no estaba allí para enterarse de esa noticia, me recargué en el espaldar del diván observando las pruebas frente a mi allí en la mesa, bajé los ojos hacia mi abdomen y sin pensar llevé mi mano hacia mi vientre.
―Sólo somos tú y yo, pequeño o pequeña.―
Pronto las lágrimas empezaron a descender de mis ojos, pero no eran las mismas de dolor que la noche anterior derramaba producto del desengaño de Seiya ahora eran de felicidad porque sentía que renacía con esta noticia, aunque al principio dudé y no me sentía capaz de cargar con esa responsabilidad, pero al enterarme de la llegada de mi bebé automáticamente todo cambió. Ahora en lo único que podía pensar era en su bienestar.
…
Pase toda la tarde escribiendo los posibles nombres que le pondría a mi hijo o hija, definitivamente las sensaciones que tenía en esos momentos no podía describirlas con palabras, felicidad, ternura, impaciencia; de todo.
―Me convence mucho Antoine; por si es niño y Bunny si es niña.―
Me eché a reir alegremente mientras buscaba otros nombres para mi bebé. De repente el teléfono sonó, dejé mi libreta a un lado y caminé hacia la cocina, tomé el teléfono y contesté.
Era el portero del edificio, me anunció la llegada de una persona que exigía verme, lo supuse era Seiya Kou, al oír su nombre sentí como se formaba un nudo en mi pecho.
Por un momento quise ordenarle al portero que lo echara, pero recordé que él al igual que yo era demasiado persistente, asi que quien tenía que ponerle un alto debía ser yo personalmente. Me puse mi abrigo y salí hacia la recepción.
―Serena― manifestó Seiya exhalando un suspiro.
―Vamos hacia la zona verde, no quiero que nadie nos escuche.―
Me encaminé hacia el costado derecho del edificio donde se hallaba un gran césped con algunas bancas para descansar.
―Serena yo…― dijo tratando de disculparse pero le interrumpí.
―No tienes que explicarme nada, para mí fue más que suficiente lo que pasó anoche y gracias a eso pude darme cuenta de muchas cosas, tú tenías una vida y yo sólo me metí en ella para arruinarla y te pido disculpas por eso…―
―Pero si nunca la arruinaste…―
―Seiya tú te vas a casar y la verdad no pienso ser “la otra” ni tampoco quiero darle problemas a nadie; y lo que pasó entre nosotros debe quedarse en el olvido así que quiero que me dejes en paz y que te alejes lo más que puedas de mi.―
―Pero Serena…―
―No Seiya, no me interesa nada de lo que tengas que decirme; solo quiero que no me vuelvas a buscar y que cada quien tome por su lado.―
Dichas esas palabras me marché de regreso a mi apartamento, sin embargo no alcancé a dar ni siquiera dos pasos cuando él de un salto me alcanzó cerrándome el paso.
―Déjame pasar ― dije de manera autoritaria.
―No hasta que me escuches.― alegó
―Es cierto, Michiru y yo nos íbamos a casar pero eso fue hace tiempo; los dos rompimos nuestro compromiso porque no había química entre los dos y pensé que habíamos terminado nuestra relación de la mejor manera pero no fue así… por favor creeme.―
Raudamente me tomó de la mano pero la aparté de las suyas.
―No lo sé.―
―Serena…― decía con un tono de frustración y tratando de no dejarme ir.
―No sé, son demasiadas cosas, no sé qué decir… quiero irme a descansar― respondí tratando de evadirlo.
―Serena…―
―¡Quiero irme a descansar ¿puedo?!― alcé la voz
Seiya expelió un poco de aire y se apartó del camino, por mi parte me alejé lo más rápido que pude llegando hasta el ascensor, al ver que este no abría decidí irme por las escaleras, apenas subí dos escalones y debido a la mezcla de sentimientos encontrados terminé por desplomarme en el piso, mis ojos se llenaron de lágrimas las cuales resbalaban por mis mejillas, una vez más le decía adiós a mi amado Seiya pero esta vez no serían por sólo diecisiete años sino para siempre.