𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐚...🌙
Salimos del apartamento rumbo a la oficina; estaba un poco pensativa, más bien inquieta por lo que Petzite me dijo en su lectura de cartas.
«Dos reyes que volverán mi vida un completo caos.»
Si a eso también le añadimos que tendré que sufrir una vez más, cómo si diecisiete años no fuera suficiente.
Subimos al taxi que nos llevaría a la revista en la que trabajamos.
Luna y Petzite hablaban de todo un poco como si nada, es lógico, no tienen que apersonarse de mis problemas.
El taxi se detuvo frente a las puertas del edificio; las chicas y yo descendimos del vehículo y avanzamos a nuestros cubículos, dejé mis cosas debajo de la mesa, me quité mi abrigo y lo puse en el soporte. Traté de trabajar común y corriente pero por primera vez en tanto tiempo me había quedado sin ideas para el reportaje, por fortuna tenía los apuntes de la noche anterior, esa era mi salvación.
―Buen día compañera― decía Beryl saludándome hipócritamente
―Querida Beryl, buenos días.―respondí entre dientes.
―¿Cómo te ha ido con el nuevo reportaje?... espero que lo hayas estudiado, porque como te fuiste ayer, pues…―
―Si Beryl; si lo estudié y a la perfección, tengo algunos apuntes con los que podemos trabajar sin ningún contratiempo; ahora más tarde iré a tu cubículo para intercambiar puntos de vista.―
Beryl me lanzó una mirada arrogante y después se marchó, a veces no sé cómo no se me alborota la úlcera al trabajar.
Tomé mi bolsa y mi Tablet y me dirigí hacia su lugar de trabajo, tengo que reconocer que me causaba retortijones tener que hacer ese artículo con ella pero eran requisitos de la señora Serenity y no me quedaba más remedio que obedecer.
―Bien; déjame ver que es lo que tienes― exclamó de manera autoritaria.
Le entregué mi libreta con lo que había estudiado toda la tarde y gran parte de la noche del día anterior, por su parte se dispuso a leerlo arqueando sus cejas; luego tomó un marca texto de color rosa fluorescente y empezó a tachar mi agenda ocasionándome un poco de furia.
―Esto no va… está claro que tampoco… y esto menos.― decía mientras repisaba el marca textos en cada apunte, cerré mis puños, pues era el único método que tenía para canalizar mi cólera, pero al igual que siempre, no pude contenerme.
―¡Ya basta!― clamé exaltada. ―sabes que me tarde gran parte del dia sacando esos apuntes como para que tú con un par de ojeadas digas que no te sirven.―
―¿y que quieres que haga si todo está mal?― preguntó con ironía.
―Veo que te gusta hacerme enfadar, Beryl.― exclamé en un intento de llamar a la calma.
―Ay, por favor―
Inmediatamente le arranqué la libreta de las manos y regresé a mi cubículo, a medida que avanzaba alcancé a ver en su rostro una sonrisa de satisfacción, no cabía duda, disfrutaba ponerme de mal humor.
Al cabo de unos instantes, Luna se me acercó, ya que al igual que todos los demás compañeros de trabajo había presenciado el pequeño altercado que tuve con Beryl. A duras penas escuchaba su voz y sus pasos aproximándose rápidamente, pues en medio de mi furia me dispuse a caminar a paso largo sin importarme que o con quien chocara.
―Serena… ¡Serena!― llamó asesando.
―Oh, Luna, estás agitada―
―¿y cómo no? Si caminabas con prisa.―
―Lo siento―me excusé ―pero es que tengo tanta rabia―
―Lo sé, Beryl… las vi discutiendo.―
Tomé la libreta y se la entregué a Luna.
―Mira―
Luna tomó el cuadernillo y lo revisó, tenía algunas hojas arrugadas por la forma en que lo traía desde el cubículo de Beryl. Luna lo observó y luego me volteó a ver.
―Que odiosa― dijo Luna frunciendo el ceño
―Sí, y lo peor es que según ella mi trabajo no servía para nada… ay que impotencia.―
―Yo de ti hablaría con la señora Serenity.―
Asentí.
―Por cierto ahí viene.― dije dándole una suave palmada en el hombro.
Como era de esperarse, Beryl la abordó para charlar con ella, mi jefa de inmediato giró su rostro hacia mí poniéndome nerviosa. Tragué en seco, lo más seguro era que ella actuaría como una empleada ejemplar y me haría ver como la problemática.
Las dos terminaron de hablar y la jefa se aproximó a su oficina, mientras que Beryl venía detrás suyo como su sombra.
―Buen día Serena.―
―Señora Serenity, buen día.―
―Necesito que las dos vengan a mi oficina.―
Las dos asentimos.
Apenas llegamos a la oficina de nuestra jefe, me pidió una explicación porque según Beryl yo estaba de holgazana y no quería trabajar con ella.
― Serena, ¿a causa de que no quieres trabajar con Beryl?― pregunto de manera bondadosa y comprensiva,
―Jefa, la razón es que no puedo trabajar con alguien que menosprecia lo que hago, trato de hacer equipo con ella pero… simplemente no puedo.― respondí firmemente e inmediatamente Beryl negó.
―¿Por qué dices que Beryl menosprecia tu trabajo? Explicate― exigió.
Exhalé un poco de aire y respondí:
―Desde que usted nos ordenó estudiar el artículo de la colección Crystal , las dos nos dispusimos a trabajar en ello y por mi parte examiné el reportaje y saque algunos apuntes; demoré toda la tarde y parte de la noche en eso y el dia de hoy cuando pensábamos intercambiar puntos de vista ella sin tomarse la molestia de leer empezó a decir que mi trabajo no le servía.―
La señora Serenity dirigió su mirada hacia Beryl y al igual que a mi le pidió una explicación.
―¿Y tú Beryl? ¿Qué puedes decirme al respecto?―
―Jefa, antes que nada pienso que esta discusión no tiene ningún sentido, no es mi culpa que mi compañera aquí presente no sepa hacer este trabajo, leí sus apuntes aunque lo dudes Serena, y no encontré ese impacto que se necesita en este artículo por ello lo rechacé.― exclamó Beryl.
La señora Serenity se recargó en el espaldar de su silla y expelió un poco del aire tratando de encontrar una solución a nuestro insignificante problema y al ver que no encontraba otra opción optó por pedirnos nuestras respectivas opiniones.
―¿Y bien? ¿Qué proponen?―
―Señora Serenity, si me lo permite… yo quisiera trabajar sola.― pedí.
―Jefa, recuerde que la colección Crystal es la más importante de este año y no creo que sea justo que mi compañera se encargue de trabajar con todo esto sola.―
Apreté mis dientes fuertemente, en algo tenía razón Beryl, la colección Crystal era la más importante del año y trabajarla requería tiempo, y esfuerzo de más; pero no me importa el sacrificio.
Prefiero estar sumergida en un mundo de trabajo y no tener que seguir haciendo equipo con Beryl.
Hubo un silencio en el lugar, la señora Serenity seguía recargada en su silla mientras que jugaba con su lápiz, de repente se detuvo y levanto su rostro observándonos a cada una.
―Está bien, quería que trabajaran en equipo pero…no se pudo, en ese caso trabajen cada una por su lado y ya veremos que pasará después, lo único que les pido es que me traigan una excelente nota. ¿puedo confiar en ustedes?―
Asentí gustosa mientras que Beryl luchaba por fingir que estaba de acuerdo.
―Bien, continúen con lo que están.―
Sonreí después del veredicto de la jefa, y salí despidiéndome de ella.
Beryl estaba furiosa, pero decidí no darle la menor importancia a su mala cara, me dirigí a mi cubículo donde se encontraban mis amigas esperándome cada una con una tazón de café.
―¿Cómo te fue?― preguntó Petzite.
―Voy a trabajar por mi cuenta, no pensé librarme tan rápido del hígado de Beryl.― respondí alegremente. ―¿Y ustedes que hacen aquí.?―
―Pues, es que Artemis me llamó, para invitarnos a una fiesta de bienvenida que le quiere hacer a su amigo que llega de Florencia; y me pidió que les avisara.― exclamó Luna.
―¿Zafiro irá?― Preguntó Petzite emocionada a lo que Luna asintió.
―Jmmm que no se note que te mueres por él.― dije en modo burlón provocando que Petzite se sonrojara.
―¿Y qué dicen vienen?― preguntó Luna.
Me quedé en silencio meditando la petición de Luna, ahora que trabajaría sola me sería más complicado salir a eventos, ya que tendría que concentrarme en un 100 % en ese reportaje, de eso dependía mi trabajo.
Tal y como lo supuse Petzite aceptó ir a la fiesta de Artemis, debido a que estaba enamorada de Zafiro aunque él no le daba ni la hora. Dirigí mi rostro a las chicas quienes esperaban mi respuesta.
―¿Y tú Serena? ¿vienes?― preguntó Luna.
―No amiga, tengo que trabajar en este reportaje ahora que me quité de encima a la odiosa de Beryl, lo siento.― respondí.
―Ay Serena… no.―Exclamó Petzite.
―Perdónenme pero no puedo.―
―¿Qué tal que el amigo de Artemis sea guapo? ¿ah?― exclamó Petzite de modo picaresco.
―Ya se a lo que vas y de una vez te digo que no porque…― no terminé de hablar cuando Petzite me interrumpió.
―Sí, ya sé tú y tu repelencia a los hombres… pero ven, la fiesta no sería lo mismo sin ti.―
Me esforcé por negarme pero ellas seguían insistiendo hasta que lograron convencerme .
―está bien, iré.―
Las dos saltaron de alegría al oírme y después se marcharon a su respectivo cubículo, sonreí y volví al mio en donde me dispuse a pensar lo bien que me haría ir a esa fiesta después de todo me serviría de distracción para luego dedicarme a mi trabajo.