SERENA. 🌙
…
Salí del baño sonriendo por el momento que le hice pasar a Beryl; quizás fui un poco ruda a la hora de hablarle, una parte de mi se sintió culpable pero la otra me decía que se lo merecía por presumida y por creerse más que nadie. «Bruja» decía mi yo interior y para ser sincera le dí la razón.
Caminé hacia mi cubículo a trabajar como de costumbre, de reojo vi a Beryl salir del baño, el sonido de sus tacones al tocar el piso con firmeza o mejor, con furia, sonreí maliciosamente, es que alguien tenía que decirle sus verdades; aunque creo que me quedé muy corta.
Me disponía a trabajar concentradamente, aprovechando la segunda oportunidad que la señora Serenity me había dado, gracias a él, a Darien Chiba, de repente la voz de Diana me sacó de mi turbulenta mente y me hizo regresar al mundo real.
―Serena―
―Oh, Si, dime Luna.―
―El señor Chiba te mandó a llamar.―
Hice un gesto de desconcierto al oír a Luna.
―Sabes ¿para qué?.―
―Ni idea, lo mejor será que vayas.―
Froté mis ojos con suavidad, cuidando de que no se me corriera el maquillaje, me levanté de la silla y fui hacia la oficina de Darien tal y como el me lo había pedido.
―Darien ¿me mandaste a llamar?―
La silla de Darien se giró hacia mí, tenía una expresión de seriedad, por un instante pensé que me iba a regañar por algo pero; no pasó.
―Antes que nada, cierra la puerta―
Asentí.
―¿Y bien? ¿Qué se te ofrece?―
―Primero que nada, felicitarte por tu embarazo.― sonrió delicadamente
Alce mis cejas a modo de sorpresa, confieso que al principio pensé que me había llamado por cuestiones de trabajo, jamás me imaginé que fuese por cuestiones personales.
―Muchas gracias.― respondí.
Darien dejó caer su bolígrafo sobre su agenda sin apartar sus azulados ojos de mi, aunque luchara por disimular pude percibir una mirada lánguida, luego exhaló.
―Serena… yo no me ando con rodeos; por lo tanto seré directo contigo.― dijo recargándose el espaldar de su silla.
―Adelante― indiqué.
―Veo que te molesta mi presencia… puedo saber ¿Qué es lo que pasa?.―
Confieso que me sorprendió su forma de hablarme, ¿cómo cambian las cosas? Hace unos momentos compartí el almuerzo con un Darien atento y caballeroso pero ahora lo desconocía completamente.
―No entiendo ¿Qué es lo que quieres decir con eso?―
―Serena sabes bien de lo que hablo.―
Plegué mis labios hacia atrás y sonreí.
―No pasa nada, es sólo que tú eres mi jefe y debo tratarte como tal, con el debido respeto que te mereces ¿no?―
Darien sonrió levemente mientras sacudía su cabeza a modo de negación.
―No Serena… no es eso.―
―Entonces no entiendo que quieres saber con mi pregunta… ¿Qué es lo que quieres conmigo Darien?―
Repentinamente los recuerdos volvieron a mi mente, esos de tantos años atrás.
«―¿Se puede saber que quieres conmigo?― le pregunte desafiante.
―N… nada― respodió algo nervioso»
Justo en esa misma situación me hallaba con Seiya, el día que me confesó que le gustaba pero que en su momento no creí ya que pensaba que sólo bromeaba conmigo.
―¿por qué me odias Serena?― interrumpió él.
Levanté mi rostro para encontrarme con el suyo y confrontarlo.
Pero entonces recordé esa misma época en la que él me abandonó por Melissa sin siquiera darme derecho a defenderme, a hablar y aclarar las cosas, es cierto, solo éramos adolescentes y no quería que al exponerle mi opinión y todos esos recuerdos pensará que era una inmadura que no podía superar algo tan trivial cómo el primer amor, sin embargo recordé las veces en las que lloré y me culpé por nuestro “rompimiento”, tal vez parecía una tonta pero no me importaba, le prometí a esa Serena de 17 años que cuando tuviera esa oportunidad le diría unas cuantas cosas que tenía guardadas entre pecho y espalda.
―Yo no te odio Darien.― respondí. ―es sólo que eres algo así como un completo desconocido, han pasado años, no puedo tratarte con familiaridad…emmm, si no me necesitas para nada más yo me marcho.―
Escuché como Darien despedía el poco aire que tenía, lleno de frustración.
Avancé hacia la puerta y tomé la perilla pero entonces mi yo interior intervino y me hizo retroceder.
«¿Qué pasa contigo Serena? ¿Por qué eres así? ¿no se supone que eso era lo que querías? ¿no querías acaso enfrentar a Darien? Debes hacerlo ahora aunque te arrepientas porque si no lo haces de todas formas te vas a arrepentir.»
Apreté mi mandíbula con fuerza, luego volví hacia él.
―No Darien; yo no te odio… no ahora.―
El levantó su cara con desconcierto.
―¿Qué quieres decir con que no me odias ahora?―
―Así es; fomenté mi odio hacia ti el dia que me enteré de tu noviazgo con Melissa Alpha hace tanto tiempo, tu me gustabas mucho hasta creamos una linda relación, aunque mediante internet, yo disfrutaba hablando contigo porque estaba enamorada de ti, bueno no sé si tal vez eran las hormonas alborotadas de la adolescencia, pero en ese entonces te consideré como alguien importante para mi, no sólo porque fueras atractivo sino porque te admiraba, el mejor de la clase y hasta quise alcanzarte y ser como tú, y esa admiración se transformó en amor más tarde.
Vi que me correspondías, pues cruzábamos miradas de vez en cuando y sonreías, luego vinieron los chats y etc, sin embargo ese precioso castillito de Naipes terminó por derrumbarse, pensé que había sido culpa de… de él pero al final me dí cuenta que nadie era culpable, pasó el tiempo y poco a poco Seiya se fue adentrando en mi corazón hasta lograr lo que desde el principio quiso, que me enamorara de él; me dí cuenta el día que se fue.―
Mis lágrimas empezaron a rodar a lo largo de mis mejillas, mientras que yo, tan sólo luchaba por no llorar pero era imposible pues no había perdido a Seiya una sino dos veces.
―Lo lamento; yo no sabía… ni siquiera traté de entender. Pero; hay algo que debes saber Serena y es que… nunca te olvidé, y aunque tal vez no me creas yo… aun siento cosas por ti. ―
Sonreí a pesar del nudo en mi garganta por no poder llorar.
―No mientas.―
―No lo hago.―
Levanté mi rostro empapado por las lágrimas y lo vi, con un semblante debilitado.
―Si fuera real que me “amabas” entonces ¿Por qué no me escuchaste en el momento?―
―Porque estaba dolido, porque pensé que estabas jugando conmigo y por ello me involucré con Melissa, pensé que con el paso del tiempo lograría pasar la página pero no pude, seguías interesándome Serena, lo supe por que sentí celos cuando te ví llorando por la partida de Seiya en la oficina del director entonces lo entendí y decidí dejarte en paz, pero te volví a encontrar la noche de la colección y volví a tener esos mismos sentimientos de cuando éramos niños.―
― ¿Y de que sirve eso ahora? Si de todas formas lo hecho, hecho está. Ya no tiene sentido pensar en lo que pudo ser y no fue, he crecido ya, lo suficiente como para decirte que ya cerré mis heridas y que al igual que Seiya ahora eres parte de mi pasado, espero que puedas entenderme y del mismo modo dejes de insistir, el único lazo que puede haber entre los dos es estrictamente laboral…ahora con tu permiso me retiro Darien.―
Me giré hacia la puerta, la cual abrí para salir ya afuera me recargué en el marco de dicha puerta pues no quería que Darien notara que aún estaba allí, exhalé un poco de aire y sonreí ya que después de tantos años finalmente me había liberado de tantas cosas era como si me hubiera quitado un gran peso de encima, durante años soñé con enfrentar a Darien y la espera valió la pena, valió la pena porque al fin confirmé lo que pensé, Darien no era el chico que idealicé cuando tenía 17 años, me di cuenta que era un canalla al usar a Melissa para olvidarme «Eso no se hace» pero ya no me importaba en lo absoluto, a final de cuentas cumplí esa promesa que le hice a una Serena joven y herida, por fin logré sacarme esa espina del pecho que tanto me lastimaba.