SERENA. 🌙
Regrese de casa de Darien luego de acompañarlo durante toda la tarde, todo el tiempo estuve a su lado dándole sus medicamentos y ayudándolo con ejercicios para que recuperara la movilidad de su brazo; poco a poco fue reaccionando aunque movía sus dedos con dificultad pero desde mi punto de vista era un gran avance.
―¿Ves? no tenías que ser tan pesimista, ya estás recuperando la movilidad de tu brazo.―
―De todas formas no se puede evitar lo inevitable.― comentó con ese tono de frustración que me exaspera. ―son sólo cuatro meses.―
Cerré mi puño con fuerza luego de escucharlo hablar de esa manera, estaba a punto de perder los estribos y es que ya estaba harta de repetirle una y otra vez que no estaría solo, que tampoco perdiera las ganas de vivir aunque sólo fueran unos cuantos meses.
―No Darien; el tiempo no es lo que te está matando si a eso te refieres con que solo te quedan cuatro meses.― respondí prudentemente. ―Eres tú con esa forma de pensar, ¿Por qué no te das cuenta que aún tienes a muchos que te quieren de verdad?, la respuesta es clara, estás sumergido en tu desventura.―
Me giré hacia él mirándolo seriamente, tratando de no derrumbarme ante él porque no quería que notara mi debilidad, él me miraba sorprendido y después bajó su mirada hacia el Piso.
―Perdóname por ser tan dura, pero es que no soporto verte así, oírte hablar así. Tienes razón te irás pero… no puedes desperdiciar el tiempo pensando en eso, no puedes vivir así, y tampoco debes ignorar a todos los que en verdad te queremos, Darien.―
Me acerqué delicadamente a él y posé mi mano en su hombro; me volteó a ver con sus ojos llenos de lágrimas y sus labios temblorosos.
―No es tan fácil, aún tengo tantas cosas pendientes y el saber que el tiempo corre tan rápido y que la muerte está tocando a mi puerta…―Hizo una pausa.―Me gustaría, pero no puedo vivir de otra forma.―Suspiro ―Sólo olvídate de ello por un momento, sólo un momento y claro que hay otra forma de vivir.―
―¿Cómo?― preguntaba entre dientes, como tratando de ahogar su llanto.
―Cómo si fueras inmortal, aunque sólo sean cuatro meses, disfruta todo cuanto puedas.― respondí motivándolo, sus lágrimas fueron descendiendo a lo largo de sus mejillas, mi corazón se oprimía al verlo tan destruido y ¿cómo no?, no es fácil ver a la persona que admiras quebrantarse como un débil cristal.
Mordí mi labio inferior y sin pensarlo dos veces lo abracé amistosamente, lo que más necesitaba era apoyo.
Froté suavemente mi mano en su espalda, en ese momento Darien susurró algo que me desconcertó.―¿Recuerdas, que me dijiste que me admirabas?―
Me estremecí al oír esa pregunta, ¿Acaso me había leído el pensamiento?.
―Aja― expelí.
―Estabas equivocada.― habló.― No soy alguien digno de admirar, no soy fuerte como tú dices, sólo es una fachada que tengo para ocultar quien soy realmente. Y que digas que me admiras es un error, pero al mismo tiempo es un gran honor que lo hagas.―
Todo se quedó en silencio, me aparté de Darien y este me tomo de la mano.
―Si hay alguien a quien debes admirar, es a ti misma.―
―¿Qué?― murmuré.
―Mírate, caes pero te levantas, tienes un hijo maravilloso al que has sabido sacar adelante, dime… ¿no es digno de admirar?... porque la lista es larga.―