SERENA 🌙
—¿Que...¿Que haces aquí?...— dije estupefacta al verlo parado frente a mi.
—Fuí a verte a tu apartamento y las chicas me dijeron que estabas viviendo con tus padres.—
Nos quedamos en silencio y mirándonos fijamente, luego volteó hacia mi lado derecho donde sostenía a mi bebé.
Noté como su semblante decaía al verlo, por su parte Antoine reía alegremente.
¿Quien lo diría? Desconoce que es su padre y aún así le sonríe, bien reza el dicho "𝐿𝑎 𝑠𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎".
—Quería verte de nuevo, pero... creo que, debo irme.— tartamudeó dandome la espalda.
—¡Espera!— clamé e inmediatamente giró, enfocando su mirada hacia mi hijo, quería decirle muchas cosas pero no me salían las palabras quizá por la emoción de verlo.
—¿Por qué te vas si acabas de llegar?—
Seiya contrajó sus labios y volteó a verme con un gesto languido.
Expelió un suspiro y por fin habló.—Huh, si hay alguien que me conoce bien eres tú, y sabes que suelo ser muy directo pero...—
—Pero...—
— En este caso... me es dificil serlo.—
—Serena— interrumpió mamá. — ¿Quien es?
Giré hacia mi madre quien se abrigaba con su bata de dormir.
—Señora Tsukino, tiempo sin verla.— saludaba con cortesía.
—Buenas noches ¿eres amigo de Serena? Tu rostro se me hace conocido.— decía ella mirandolo con detenimiento.
—Mamá— irrumpí.—Llevate a Antoine a su habitación, el rocío de la noche le puede hacer daño.— sugerí pues quería hablar a solas con él.
—Pero Serena...—
—Mamá...—
Le entregué el bebé a mi madre quien no dudó en recibirlo y llevarselo hacia arriba, luego le indiqué a Seiya que entrara.
—Antoine, que bonito nombre el que elegiste para tu hijo, por lo que veo rehiciste tu vida.— exclamaba con frustración.
—¿Que quieres decir con eso?—
—Sabes lo que quiero decir, finalmente lograste olvidarme. Tal vez ya te casaste y mírate ahora con un hijo. Es increíble lo que hace el paso del tiempo, vine para hablar contigo pero desistí ya que te debes a alguien más.—
Mi corazón se aceleraba con cada palabra que salía de du boca, pasé mi mano por el pecho tratando de calmarlo pero eran tantas emociones que sentí que colapsaría.
—Te equivocas— dije quedándome sin aire, luego dirigí mi mirada hasta la suya.
Se hallaba desconcertado ante mi respuesta.—No me he casado con nadie, si he tratado de reconstruir mi vida pero yo sola y en cuanto a él— señalo hacia arriba. —No tuve un hijo con nadie más que contigo.—
Seiya abrió su boca sorprendido ante la confesión que le había hecho, tal era su expresión que hasta se dejó caer en el amplio sillón.
—Estas... estás queriendo decir que...—
—Que Antoine es tu hijo tambien.—
Se quedó inmóvil, parecía una estatua.
Por mi parte decidí quedarme en silencio aunque tuviera ganas de llorar, sin embargo mis lágrimas no salían tal vez ya las había gastado llorando por Darien.