SERENA. 🌙
…
Fui despertando poco a poco de mi largo y placentero sueño; froté mis párpados y lo ví allí; recostado frente a mi, hasta dormido se ve tan sexy, me levanté de la cama y caminé hasta el sillón donde se hallaba su camisa, la cual tomé y me la puse.
Me quedaba bastante grande y holgada, aun así me gustaba.
Salí hacia la cocina, pues quería sorprenderlo con un desayuno sorpresa.
Al llegar me quedé impresionada, su cocina era el doble de grande que la mia, continué curioseando todo lo que había en el lugar; todo estaba muy limpio y organizado; la mayoría de los hombres suelen ser un poco desorganizados pero vaya que Seiya supo impresinarme.
Seguí avanzando hasta llegar a la estufa, la que encendí, tomé la sartén para ponerla a calentar.
Tome un recipiente y rompí algunos huevos, y mientras batía sentí que me tomaban de la cintura.
―¿Qué haces?― susurró en mi oído.
―Sólo preparo algo para comer― respondí.
―Déjalo, más bien… vamos a la cama.― exclamó de una manera insinuante y pervertida.
Los dos sonreímos.
―Está bien, te ayudo―. Se separó de mi y fue a encender la tostadora de pan, poniendo después unas cuantas rodajas en ella.
De repente, me volvió a tomar de la cintura y me levantó del piso.
―Me encantas― dijo de manera seductora mientras me subía al mesón, por mi parte lo abracé con mis piernas y nos dimos un largo y apasionado beso el cual nos llevaría a desatar nuestros más obscuros deseos, Seiya recorría mi cuello con besos vehementes , hasta que un olor inusual me hizo reaccionar.
“El café”
―Seiya… Seiya el café, el café se está quemando.― alarmé.
Inmediatamente él se separó de mí, bajé del mesón y corrí a revisarlo.
Tal y como lo dije; el café se quemó, dirigí mi mirada hacia Seiya quien no se pudo contener y terminó por reír.
Seguimos preparando el desayuno concentradamente ya que no queríamos que se arruinara por nuestras distracciones.
Preparamos la mesa, servimos el desayuno y nos dispusimos a comer.
Parecíamos esposos en luna de miel, compartíamos de nuestros platos mientras dialogábamos, Seiya me contaba tantas de sus anécdotas en Italia, hasta parecía que ya no trataba con el Seiya de la noche anterior, siempre me pareció raro ese comportamiento, hasta llegué a pensar que él tendría algún complejo bipolar. Pero al verlo sonreír toda posibilidad perdía validez, me gustaba el Seiya con el que me encontraba desayunando.
―¿Pasa algo?―
Negué.
―Entonces ¿Por qué te me quedas viendo?―
Dirigí mi mano hacia su mejilla, la cual acaricié de una manera cariñosa.
―Sólo te observo.―
Seiya sonrió, tomo mi mano y besó su dorso.
―Te amo… mi bella gatita.―
Hice un gesto de sorpresa, hacía tanto tiempo no había escuchado ese apodo que en un momento me causaba ira, sonreí, ya que me regresé a aquellos días en los que fui tan feliz pero que no quería admitir.
Nos acercamos nuevamente hasta darnos un romántico beso, como dos inocentes jovencitos.
―¡Demonios!― grité separándome rápidamente de Seiya.
―¿Qué ocurre?― preguntó sobre saltado.
―Yo tenía trabajo que ir a hacer… ¡maldición! El reportaje.―
Tapé mi boca debido a que recordé los pendientes que tenía, tomé mi jugo lo más rápido posible y corrí a la habitación de Seiya, busque entre todo el tiradero hasta encontrar mi abrigo.
Me vestí velozmente y salí.
―¡Espera!― clamó Seiya.
―No, debo irme.―
―Yo te llevo― comentó mientras se ponía otra de sus camisas.
Corrimos rumbo al ascensor, luego al garaje y por ultimo a mi casa.
Estaba un poco estresada, tanto que le pedí a Seiya que fuera más rápido, él por su parte puso su mano sobre las mías transmitiéndome confianza y por alguna razón que desconozco, me sentí mejor. Finalmente llegó hasta mi edificio, me despedí con un pequeño beso y corrí hacia el interior del inmueble.
Trate de subir mediante el ascensor pero este estaba ocupado por lo que no tuve otra opción que avanzar por las escaleras, llegué hasta el 5 piso, estaba un poco agitada por lo mucho que tuve que correr, avancé lentamente hasta llegar a la puerta del apartamento; saqué las llaves e ingrese.
―Ay, Dios santo, al fin llegas― exclamo Luna con un tono de preocupación. ―Me estaba muriendo de la angustia.―
―Buen día Luna, y, lo siento.― me disculpé.
―Cuéntame ¿Cómo te fue?, aunque ya me lo imagino… no pasaste la noche aquí.― dijo de manera picara cosa que me provoco mucha gracia.
―Pues… ¿Qué te puedo decir?, Seiya me invitó a salir todo el día… fue hermosa nuestra primera cita, por así decirlo.―
Sonreí de nuevo al recordar todo lo ocurrido el día anterior.
Inconscientemente mordí mis labios, motivo por el cual Luna no dudaba en molestarme.
―¿Paso algo más? ¿verdad?― dijo entrecerrando sus ojos.
No pude evitar sonreír.
―Tus ojos brillan, dime que pasó… estoy que muero de la curiosidad.― insistió.
―Pues… Seiya y yo… Seiya y yo lo hicimos.―
Luna se quedó perpleja al oírme, tanto que casi se atraganta con un poco de café.
―¿Qué?― exclamo entrando en shock. Y yo tan sólo asentí.
Miró hacia atrás asegurándose de que Petzite aun siguiera dormida, luego se volteó hacia mi.
«¿Te comiste a Seiya?» preguntó en voz baja.
Me pareció gracioso y un tanto vulgar el tono que empleó Luna.
―S… si, literalmente si.― dije riendo levemente.
―No te lo creo… ¿Y que tal lo hace?―
―Por supuesto que no te pienso contar, pervertida― dije de manera jocosa mientras me dirigía furtivamente hacia el cuarto para no despertar a Petzite.
Me cambié de ropa y me puse la pijama ya que quería dormir un poco.
―Ni me lo cuentes ya me imagino… porque para que te quite el sueño.―
―¡tonta!― dije lanzándole un almohadazo, luego me cubrí con las sábanas tratando de conciliar el sueño de nuevo.