Serena... 🌙
Era viernes por la noche, las siete pm para ser exacta. Finalmente el día de la fiesta de Artemis había llegado, las chicas estaban emocionadas por el evento. Petzite corría de un lado para otro tomando todos los vestidos que tenían en su armario, se los probaba uno por uno y se miraba al espejo; suele ser perfeccionista y más si se trata de Zafiro, algunas veces nos abordaba a mi y a Luna con el fin de que la aconsejáramos sobre cual vestido debería usar, pero todos eran tan bellos que también nosotras nos quedamos sin saber cuál le vendría bien. Pero Luna le aconsejó usar uno rojo que contrastaba con su piel.
Por mi parte opté por uno blanco plateado que no engalanaba desde hacía mucho tiempo y que guardé en una caja que residía en una de las esquinas de mi armario.
Lucia esplendido como el primer día que lo compré, busqué en otro de los cajones en donde se encontraban mis tacones blancos que combinaban perfectamente con mi atuendo, me apliqué un lipstick color rojo y me maquille de la mejor manera, Petzite no dudaba en echarme uno que otro piropo a los que respondía con una sonrisa.
Terminamos de arreglarnos, Luna planchaba su vestido con sus manos, Petzite retocaba su maquillaje y yo ondulaba mi pelo, luego de embellecernos salimos del apartamento.
Hacia tanto tiempo que no usaba vestido que hasta había perdido la costumbre y me estorbaba un poco lo largo de la falda, entramos al ascensor y descendimos a la recepción del edificio donde se hallaba Zafiro esperándonos.
―Pero que elegancia―dijo sonriente.
―Gracias, tú también estás muy apuesto― respondió Petzite sin despegar sus ojos de Zafiro.
―Gracias.― respondimos Luna y yo al unísono.
―¿Y Artemis?― preguntó Luna.
―Se quedó ultimando detalles y ayudando a su amigo.―
Luna asintió.
Salimos del edificio e inmediatamente Zafiro se fue a abrirnos la puerta para que ingresáramos, tuvimos que entrar despacio ya que no queríamos que nuestros vestidos se estropearan al subir.
Luna y yo nos acomodamos en los asientos de atrás dejando un espacio para Petzite pero ella ni lenta ni perezosa fue hacia el asiento de copiloto todo con el fin de sentarse al lado de su amor platónico, Zafiro encendió el automóvil y se marchó hacia el lugar de la fiesta.
El camino se nos hizo largo, y era lógico pues el certamen se organizaría a las afueras de la ciudad, la vista era preciosa tanto que era casi imposible diferenciar las luces del alumbrado público con las estrellas en el cielo.
Al fin llegamos al salón, más bien a una especie de mansión, todo estaba perfectamente decorado y lleno de luces y flores, Zafiro estacionó su auto en un extremo de la entrada, luego bajó del mismo y fue hacia la puerta del copiloto para ayudar a salir a Petzite, de igual manera lo hizo con nosotras, se dirigió hacia las puertas de atrás para ayudarnos a bajar también.
Después tomó la delantera pero como era de esperarse Petzite corrió detrás de él y lo tomó del brazo mientras que Luna y yo reíamos por su actitud.
Ingresamos en la gran mansión y admiré el buen gusto de Artemis para organizar fiestas, todo estaba precioso, y muy bien decorado, camareros por doquier que llevaban bandejas con bocadillos y alcohol. Luna y yo tomamos un bocadillo lo cual generó una sensación de desdén en Petzite, pues nuestro bocadillo estaba compuesto de carne.
―No entiendo ¿Cómo pueden comerse eso? Pobres animalitos, por cuanto debieron pasar.― decía Petzite con un aire de inconformidad.
―Petzite.― exclamé