Capítulo 02

157 25 6
                                    

- ¿Cuánto falta para la reunión con el gabinete? – murmuró, leyendo los papeles sobre el escritorio.

- Veinte minutos – respondió mirando su reloj - ¿necesita algo antes de que nos vayamos? –

- Una botella de escocés –

- Puedo... -

- Estoy bromeando – rodó los ojos – ¿ahora no vas a reconocer cuando lo haga? –

- Lo siento – sonrió tímido – es que ahora eres tan importante –

- Lo soy ¿no? – irguió su postura – debe ser una suerte para ti que aún te dirija la palabra –

- Estás olvidando todas las veces que te bañé y vi desnudo cuando niño – entornó los ojos - ¿necesitas que te lo recuerde? –

- No es necesario – rió - ¿estás seguro de que el holgazán de mi hermano llega hoy? Lleva una semana diciendo eso –

- Se complicó por la lluvia. Sé paciente – se levantó de su silla – tal vez cuando llegues de tu reunión él ya esté en casa –

- ¿En cuál? – apoyó su rostro contra ambas manos, cubriendo sus ojos - ¿de qué crees que vaya? –

- ¿La reunión? – el otro asintió – es tal vez es por motivos de su mudanza –

- No quiero irme – suspiró – me gusta esta casa, ¿realmente es necesario que viva en el palacio? –

- Es por asuntos administrativos – se inclinó cerca de él – será más fácil para ti si estás ahí. Casi no tendrás que salir –

- Pero tampoco podré esconderme – lo miró desganado - ¿no quieres ser el rey? Te regalo mi puesto, a nadie va a importarle –

- No seas ridículo –

- Es que hay tanto que hacer –

- Tú sólo eliges las prioridades de la nación – masajeó sus hombros – deja que tu primer ministro haga su trabajo. Nada recae sobre ti. Tú sólo eres el rostro de la realeza que todos quieren ver –

- ¿Uno bonito? – tomó sus manos.

- El más bonito –

El menor suspiró y levantó la vista para encontrarse con sus ojos.

- ¿Qué haría sin ti, Jungwoo? –

- Estar en una constante crisis de identidad – se colocó frente a él y extendió sus manos – vamos, tenemos que ser puntuales –

- Ni siquiera hemos llegado y ya me duele la cabeza – se levantó, abotonando su chaqueta.

- Sólo estás adelantándote – tranquilizó – trata de mantenerte a la expectativa. Tal vez no sea tan horrible como suena –

- Espero que tengas razón – comenzó a caminar frente a él – oye –

- Dime –

- Si tú vas conmigo ¿quién recibe a mi hermano? –

- El mayordomo – frunció el ceño - ¿prefieres que me quede? –

- No podría lidiar con el gabinete completo si no estás ahí –

- Ni siquiera puedo entrar contigo –

- Tu presencia tras la puerta me tranquiliza – frunció la nariz – al menos tendré con quien llorar si las cosas no salen como planeo –

- Tú nunca lloras –

- No lo descartes – sonrió al joven que abría la puerta principal para él – hoy podría ser una excepción –

KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora