Capítulo 08

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- ¿Te sientes enfermo? – preguntó el mayor, palpando su rostro - ¿debería llamar al doctor? –

- Sólo me duele la cabeza – negó – estoy seguro de que es por mi falta se sueño –

- ¿No puedes dormir? – se sentó junto a él - ¿te pesa la corona? –

- Me pesa no tenerla – admitió – tan sólo hablar de ella hace que el dolor vuelva –

- Lo siento – rió por lo bajo - ¿quieres que me quede a pasar la tarde contigo? –

- ¿Qué hay de Jeno? –

- ¿Qué hay con él? – frunció el ceño – pensé que no te agradaba –

- Yo nunca dije que no lo hiciera –

- Tienes razón – asintió – puedo preguntarle si no tiene problema con pasar la tarde junto a un desvalido, si es lo que quieres –

- Tal vez no esté de acuerdo – suspiró – en todo caso ¿podrías llevarlo a pilotear uno de tus juguetes? –

- ¿Me estás pidiendo que me divierta? – abrió la boca, impresionado – casi no creo que seas el rey de éste país –

- Nuevo rey, nuevas costumbres – guiñó un ojo – ¿sabes si ya se fue Jungwoo? –

- Salió hace como una hora –

- Bien. Que no sepa sobre mi malestar porque es capaz de regresar a cuidarme –

- No es por ti, es porque no confía en mí – bufó – debiste verlo cuando le dije que se fuera sin preocupación, que yo quedaba a cargo. Estuvo por quitarse el abrigo –

El menor rió genuinamente divertido.

- No te engañes, ambos sabemos que no podrías –

- Tal vez no solo – se encogió de hombros – siempre cuento con la ayuda del mayordomo ¿no? –

- Él ni siquiera sabe que existes. Sólo me sirve a mí –

- Entonces traeré a mi propio mayordomo – jadeó – o puedo no hacerme cargo en absoluto –

- ¿Por qué las personas dudarán más de mí que de ti en cuanto al reino? –

- Que gracioso –

Unos leves golpes en la puerta llamaron su atención.

- Majestad – se inclinó el empleado en cuestión – su alteza pide una audiencia –

- Dile que pase – pidió amable.

- ¿Audiencia? – se burló Jaehyun, poniéndose de pie para recibirlo – sólo quiere ver cómo estás –

- Cállate – susurró justo cuando el otro entraba.

- ¿Majestad? – se acercó a él - ¿se encuentra bien? –

- Sólo estoy cansado – asintió – pero no se preocupe. Mi hermano puede llevarlo a hacer un vuelo experimental si gusta entretenerse –

- En realidad – aclaró su garganta - ¿sería mucha molestia si decido acompañarlo? –

El menor lo miró boquiabierto.

- A él le gustaría – respondió su hermano en su lugar – los dejo solos – anunció caminando hacia la puerta, empujando al empleado para que saliera también. 

Jeno sonrió tan brillante como solía y caminó hacia la silla junto a la cama para dejarse caer en ella con elegancia.

- ¿Malestar rutinario? –

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