Capítulo 09

89 20 4
                                    

La casa de campo real era hermosa.

Era mucho más pequeña que el palacio, obviamente, pero tan lujosa y equipada como debía.

Estaba a tan sólo algunos metros del lugar al que el rey acostumbraba visitar con motivos deportivos, por lo que ambos habían aguardado con ansias.

Si tan sólo el clima no estuviese en su contra.

Apenas llegaron, todos los sirvientes se apresuraron a disiparse para cerrar todas las puertas y ventanas del lugar pues había comenzado a caer una lluvia torrencial.

El panorama apenas era visible y el viento amenazaba con volverse más frío conforme pasaban los minutos.

Jisung observó el gran ventanal con desgano y miró a Jeno quien, a su vez, giró a verle sonriéndole tranquilo.

- Podemos esperar – se acercó a él – puedes mostrarme el lugar por lo pronto –

- Todo lo bonito está allá afuera – hizo una mueca – en serio lo siento –

- Todo lo bonito está aquí dentro – dijo casi en un susurro.

El menor lo miró descolocado y luego abrió la boca, comprendiendo.

- ¿Te gustó la alfombra? –

- ¿Soy tan obvio? – sus ojos se volvieron más cálidos - ¿qué es? –

- Un oso – contuvo una sonrisa – uno que mi papá asegura que intentó matarlo –

- Todos los padres dicen eso – caminó hacia el sofá para sentarse a admirar el adorno – el mío solía decir que lo que no lo atacaba, pero cazaba aún así, era con fines de alimentarnos a todos –

- Supongo que es lo mejor para matar la culpa – sugirió dejándose caer junto a él.

Jeno le miró en silencio por un par de segundos antes de hablar de nuevo.

- No te gusta cazar –

- Podrías haberlo preguntado –

- ¿No te gusta cazar? –

- No me gusta matar seres que ni siquiera me toman en cuenta como un peligro – negó – los patos... -

- Son los más vulnerables – asintió – entonces ¿la lluvia fue alguna clase de alivio? –

- No me gustan los mosquitos –

- ¿Siempre estás quejándote? –

- Siempre –

- Que horror – gruñó a la vez que tomaba su rostro con fuerza y lo atraía hacia él para plantarle un duro beso.

El menor soltó un jadeo de sorpresa e intentó separarse sin serle permitido.

Jeno se colocó sobre él y lo apresó bajo su cuerpo sin soltar sus labios.

Tenía un nudo en el estómago y su cuerpo se sentía tan caliente que apenas y lograba respirar.

El sólo pensar que algún sirviente podría entrar y sorprenderlos le hizo tomar la espalda del mayor con ambas manos para comenzar a tantear su camisa, logrando deslizar sus dedos bajo ella para tocar su tibia piel.

El azabache bajó sus besos hacia su clavícula y cuello, haciéndole soltar pequeños gemidos que intentó acallar entre pequeños susurros.

No fue consciente de que el otro se incorporaba hasta que lo tomó del brazo para sentarlo también.

Se acercó a dejar un casto beso sobre sus labios y se separó sonriente.

- Majestad – llamó Jungwoo, entrando por la puerta – los locales aseguran que la lluvia terminará en un par de horas y... ¿se encuentra bien? –

KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora