Capítulo 16

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Miró hacia la ventana nuevamente y suspiró pesado.

A pesar de estar en su hogar, se sentía tan alejado y sofocado.

Había encontrado cierta tranquilidad en el palacio que estaba destinado a habitar, además de haberse acostumbrado al clima ligeramente más cálido que había en el país vecino.

La puerta se destrabó sin aviso previo, por lo que no tuvo que girarse para comprobar que se trataba de su cuñado.

Taeyong se saltaba tantos protocolos que no sabía si le irritaba o si en realidad le envidiaba por ello.

- ¿Se puede? – susurró con calidez.

El menor asintió con sus ojos aún en la fría tarde y escuchó unos pasos acercarse a él.

- Te traje esto –

Si tenía que admitirlo a veces encontraba reconfortante la familiaridad con que el mayor lo trataba, siendo que ni su propio hermano era capaz de hacerlo a menos de que estuviesen completamente solos.

Se giró lentamente y aceptó la taza con chocolate caliente que el otro le extendía.

- ¿Cómo te sientes? –

- ¿A qué te refieres? – preguntó antes de dar un gran sorbo.

- Bueno – se sentó frente a él y se cruzó de brazos – has estado muy serio desde que llegaste. Tu hermano y yo pensamos que estarías contándonos sobre tu estancia, pero no lo hiciste –

- Estaba cansado – se encogió de hombros – fue un viaje largo –

- Sí, eso imagino – sonrió – pero dime ¿cómo es el rey? –

- Como se supone que debe ser – murmuró sobre el borde de la taza – amable, sofisticado... con clase –

- Suena a algo que leería en un libro sobre él –

- No sé qué más quieres que te diga –

- Podrías empezar por la urgencia que tenías por visitar su reino, por ejemplo – miró sobre su hombro brevemente – sé que sabes que puedes confiar en mí y que no hablaré ni una palabra con tu hermano si me lo pides –

- Es que no quiero decírtelo – sinceró – a nadie, en realidad. Ni siquiera pude revelar mis motivos al rey, y Dios sabe que quería hacerlo –

- ¿Se volvieron íntimos? –

- Algo así –

- Pues esas son buenas noticias ¿no? – celebró – ahora será más sencillo para ustedes contraer matrimonio –

Jeno hizo una mueca y negó.

- Creo que no habrá boda –

El otro asintió lentamente, aclarando su garganta.

- Bueno, no debe ser tan malo – susurró posando su vista en sus manos.

- ¿Por qué no lo es? –

- Vamos, ¿en realidad querías ser el rey consorte? – rió – créeme, te estás salvando de una –

- No te entiendo – frunció el ceño - ¿qué hay de malo en ello? –

- ¿Todo? – bufó – no tienes absolutamente ninguna autonomía sobre tu vida personal ni pública. Todo lo que diga tu rey que hagas, tendrás que hacerlo sin rechistar porque es el deber ser. No participas de ninguna forma en la toma de decisiones del que se supone que es tu reinado por igual, incluso si tu pareja muere – golpeó ligeramente la madera del sofá con su nudillo – tú no estarás ni cerca de ser el próximo heredero del trono, y eso si provienes de una familia real. Mejor ni hablemos de mi caso –

- ¿Acaso de arrepientes? –

- No de haberme casado – alzó una ceja – sino de haberlo hecho aceptando toda condición que conllevaba –

- No puedo creerlo – negó ofendido – hablas como si Doyoung no te dejara ni respirar –

- Tú no sabes nada – mordió su lengua – pero puedes preguntar si no me crees, acércate al consorte del rey Jisung cuando contraiga nupcias y pregúntaselo por ti mismo, entonces sabrás lo que digo y entenderás todos los deberes de los que te libraste –

- Tú no lo entiendes – rió amargo – hay más de lo que todos ustedes piensan en mis motivos, pero si lo supieran, sabrían que no hay nada que habría importado más para mí que cumplir el objetivo de mis planes –

- No hay nada que valga tanto la pena para perder tu libertad por voluntad propia – dijo levantándose de su lugar – pero es tu elección. Yo sólo dije lo que tenía que decir –

El menor lo miró furioso y se levantó tras él.

- Taeyong – llamó deteniéndolo - ¿tú en serio piensas eso? – preguntó más tranquilo – porque puedo hablar con Doyoung y... -

- Jeno – rió divertido – si hubiera algo acerca de dirigir el país como lo hace tu hermano que realmente llamara mi interés, no habría una pizca de mentira en mis palabras – negó – no pensé que lo creerías –

- ¿No lo dijiste en serio? –

- Todo lo que quiero es a Doyoung. Con o sin su reinado. Toda mi libertad la vivo a diario estando junto a él, tomando su mano – sonrió – sólo lo dije para que te sintieras mejor con la cancelación de tu matrimonio –

- ¿Entonces realmente no te importa? –

- Para nada – le guiñó un ojo – estaré aquí cuando estés listo para hablar – dijo antes de abandonar la habitación.

Apenas avanzó un par de pasos, una voz llamándole le detuvo.

- ¿Dónde estabas? – preguntó divertido – estuve buscándote para... -

Se silenció cuando el mayor estampó sus labios contra los suyos y lo abrazó por los hombros.

Doyoung correspondió sin duda y lo atrajo por la cintura, acariciando su espalda gentilmente.

Taeyong se separó para mirarle y limpiar con cuidado los rastros de saliva de sus labios.

- ¿Qué sucede, mi amor? –

- No sucede nada – suspiró – sólo sé que te amo mucho, y que realmente no hay otro lugar en donde prefiera estar que tu lado –

- ¿Está todo bien? – rió - ¿de qué hablaste con Jeno? –

- Nada importante – lo besó brevemente – él te lo dirá luego, ¿qué ibas a decirme? –

- Iba a pedirte dar un paseo conmigo – se encogió de hombros – hace mucho que no vamos al bosque. Pensé que te gustaría pasar el rato –

- Sí me gustaría – sonrió brillante - gracias por considerar mi opinión –

- Hablas como si yo pudiera oponerme a tus órdenes – rodó los ojos – a veces incluso me pregunto quién es el verdadero rey –

Precisamente.

Taeyong no se arrepentía de nada.

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