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-Entonces ella cierra las puertas de la cafetería luego de que él se fuera enojado y se sienta en el sofá a llorarle. Pero él regresa y la observa a través de los cristales- Le narré la serie mientras metía un regaliz rojo relleno a mi boca, aún sabiendo que él se encontraba viéndola también.

-Pero no entiendo, ¿por qué ella le abre la puerta de nuevo si él se fue molesto y ya tiene a alguien?- Habló él confundido.

-Porque si, porque son Rachel y Ross y todo el mundo espera que terminen juntos.

-Pero él es tóxico y no la merece, además, no tienen que estar juntos como pareja. Al fin y al cabo, la serie se llama Friends, ¿o no?- Me le quedé viendo fijamente con el regaliz colgando de mi boca. Kian giró a verme y sonrió confundido-. ¿Qué pasa?

-A veces- Hablé con el regaliz aún entre los dientes-, solo a veces, me gusta tu forma de razonar.

Él me miró directo a los ojos sonriendo. Maldita sonrisa psicópata y sexy. Se acercó a mi rostro cortándome el aire por un momento, sin saber que haría. Sus ojos se posaron en mis labios y acercó los suyos.

-Eso es un inicio- Mordió la punta sobresaliente del regaliz en mi boca y se alejó, levantándose del sofá y dejándome con el corazón acelerado-. ¿Quieres cenar algo?

Abrí y cerré la boca cual pez mientras él se dirigía a la cocina y yo lo seguía, antes de poder responder, una voz se me adelantó.

-Espero que si quiera porque he traído pizza.

-Mikail- Hablé entre dientes viéndolo con su típica sonrisa arrogante-. Que raro verte por acá.

-Tu sarcasmo no me importa, vine a ver a mi amigo, no a ti- Rodé los ojos-. Sin embargo, tengo misericordia y traje pizza para los tres.

Vi como aparecía Kian con tres platos para nosotros, se veía relajado y notaba que era por tener a su amigo aquí. Colocó los platos en la mesa y yo fui a buscar vasos y una gaseosa, me preocupaba la forma en la que hacía esto. Era algo mecánico, como si fuera mi casa también,

Volteé a ver a Mikail para pedirle la caja con la pizza y ponerla sobre la mesa pero me detuve al verlo tan distraído. Seguí su mirada hasta el punto de atención y me tensé.

-Así que estuviste de cacería sin decirme nada- Habló hacia Kian despegando su mirada de la mancha de sangre que había quedado en la pared. Mi mandíbula estaba apunto de romperse por como la estaba apretando-. Sabes lo mucho que me encanta cazar pelinegras.

Kian volteó a verme con ojos de disculpa pero yo ya había vuelto a sentarme en el sofá a ver otro capítulo de la serie.

-Jae...

-No tengo apetito, no quiero comer- Murmuré neutral.


*


Media hora después ya habían terminado de comer y, por lo que me había dicho Kian mientras lo ignoraba, me había guardado pizza en la cocina. Se sentó de nuevo a ver la serie conmigo pero esta vez me encontraba en el sillón individual, queriendo mantener distancia. Mikail se había ido al baño y me urgía que se fuera de la casa, mejor si era a la mierda de donde vino.

-No la estás viendo- Observé a Kian con el ceño fruncido por la confusión de sus palabras. Él pareció notarlo-. No estás viendo la serie.

Mikail salió del baño.

-Es que yo no...

No pude continuar. Un movimiento afuera robó mi atención y parece que también la de Mikail. Ambos volteamos a vernos de forma brusca con el ceño fruncido.

-¿Qué ocurre?- Habló Kian.

-Hay alguien afuera- Ambos se levantaron bruscamente y se dirigieron a la puerta de entrada, yo los seguí.

Algo en mi se emocionó. ¿Y si alguien había venido a ayudarme? ¿Y si estaba salvada?

Joder, algo en mi tenía fe de que esta noche me iría.

Ambos salieron y por último salí yo. La desilusión llegó a mi junto con la confusión por ver a una chica rubia que parecía de mi edad frente a la cabaña. Si antes no entendía, ahora mucho menos. Kian habló.

-¿Esa no es...- Mikail interrumpió en un susurro casi sordo.

-Anelís...

La mencionada sonrió como demente, junto a ella había un chico, uno rubio y con máscara. Él en su mano tenía un arma que me hizo temblar y esconderme un poco tras Kian. En cambio Mikail y él estaban en guardia puesto que los estúpidos había salido sin nada con que defenderse, sin embargo, disimulaban muy bien su nerviosismo.

-Parece que te encontré, enfermo- Se dirigió la chica a Mikail. Kian sin girarse susurró hacía mí.

-Entra a la casa- Apreté su brazo sin quitar mi vista de la chica, se veía como una completa desquiciada. Ellos hablaban pero mi cerebro parecía negarse a oír las palabras e incluso recibir la información-. Jaerys, métete a la casa. Ahora.

Mi cuerpo reaccionó, giré para entrar a la casa y, apenas crucé el umbral de la puerta, un sonido estridente me dejó fría. Un disparo. Entonces reaccioné.

Observé por la ventana a los dos desconocidos irse corriendo, esa fue mi señal para salir. Mikail estaba arrodillado en el suelo, maldiciendo e intentando parar el sangrado... el sangrado del cuerpo de Kian, él había recibido el disparo.

Jadeé mientras mis ojos se empañaron. Corrí hacía su cuerpo tendido en el suelo, desmayado, totalmente inconsciente.

-Mierda...- Murmuró Mikail- Jaerys, no te quedes ahí. Abre la puerta de la casa para que pueda llevarlo. Despeja alguna cama arriba porque debo extraer la bala y ponerle puntos, la herida es profunda.

Hice lo que me pidió, entré a la habitación en la que me estaba quedando y despejé la cama. En eso, un pensamiento me llegó a la mente: es mi oportunidad, puedo escapar. Puedo irme, ya veré hasta donde llego.

-¡Jaerys, reacciona!- Sacudí mi cabeza observando como Mikail dejaba el cuerpo de Kian en la cama-. En su cuarto hay una gran caja con cosas de primeros auxilios y mucho más, necesito que la busques ahora.

Fui a hacer lo que me pidió luego de ver como rasgaba su camisa con urgencia.

Joder, no podía distraerme con su cuerpo justo ahora.


*


-Debes darle este calmante cuando despierte, más bien obligarlo a tomarlo porque no querrá. Pero tengo la certeza de que a ti si te hará caso- A pesar de escucharlo, mi vista estaba fija en Kian, me encontraba totalmente hipnotizada con su respiración. Viendo como su pecho subía y bajaba con calma-. O puedes huir...

Mis ojos se dirigieron a él con lentitud.

-¿Qué dices?- Él bufó terminando de arreglar su camisa para luego ponerse la chaqueta.

-No te hagas la tonta. Me voy, Kian está inconsciente y así estará por muchas horas. Tienes vía libre. Solo te advierto que si te vas, te inventes una historia convincente. A Kian no los delatas o me encargo de desaparecerte de nuevo, pero esta vez de forma definitiva.

Y sin más, se fue.

Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora