¿Quién me diría a mí que terminaría emborrachándome con mi secuestrador obsesivo, como si de dos universitarios se tratase?
¿Quién me diría que no recordaría nada del día anterior?
¿Quién me diría que comenzaría a sentir cosas por este imbécil?
Oh no, pero sobre todo...
¿Quién diablos me diría que amanecería desnuda en su cama y apunto de tener una crisis nerviosa pensando si nos acostamos o no?
-La puta que me parió- Hablé de forma baja. El aire no llegaba a mis pulmones como debería y tomé la manta de forma desesperada para cubrirme bien- Kian... Kian. ¡Joder, despierta!
El susodicho se movió agitado en la cama, despertándose y giró hacia mi desesperado. Me recorrió con la mirada, volviéndose esta confusa, y tomó su cabeza entre sus manos cerrando los ojos con fuerza. Debía ser la resaca.
-¿Que carajos ocurre, Jaerys? ¿Qué haces desnuda?
-No te hagas el imbécil y respóndeme, ¿llegamos a acostarnos?- Lo miré mientras mi labio temblaba. Su rostro seguía pareciendo de confusión.
-¿De qué diablos hablas?- Tomé con rabia la almohada y la lancé en su dirección.
-¡Que si me follaste mientras estuve borracha, joder!- El entendimiento pareció llegar a él y luego apretó la mandíbula con rabia.
Se levantó lentamente dirigiéndose a la puerta, respirando con fuerza, se detuvo antes de salir.
-Primero, yo también estuve muy borracho pero no, no te violé, Jaerys. Segundo, la ropa te la quitaste tu sola y como sabrás, un borracho no está en sus cabales para cuidar a otro- En su miraba se notaba la decepción-. Como se nota que no recuerdas nuestra conversación de ayer.
Y sin más, salió cerrando la puerta abruptamente.
*
*
*
Había pasado alrededor de una hora en la cual no había salido de la habitación ni siquiera para desayunar, sobre todo porque no me encontraba con resaca. La tristeza y la decepción en los ojos de Kian me tenían pensando las cosas, tal vez más de lo que debería.
No es como si pudieras esperar respeto por parte de la persona que te secuestró y que además te mantiene cautiva.
Habían llegado a mi memoria pequeños flashes de anoche, de nosotros bailando sobre la cama como dos niños que no querían crecer. Me vi quitándome la ropa e incluso echándome agua en el rostro y los brazos por sentir calor.
Pero no logro recordar nada de lo que hablamos. No sé si le he dicho algo personal o si él me lo ha dicho a mi; aunque por lo que dijo antes de salir de la habitación parece que si.
La puerta de la habitación se abrió y giré en su dirección, Kian entró sin dirigirme la mirada y comenzó a buscar ropa en el armario, dándome la espalda. Joder, ahora aplicaba la de la ley de hielo.
¿Mi captor está enojado conmigo?
¡Era el puto colmo!
Abrí la boca para insultarlo pero se adelantó.
-Saldré y no llegaré esta noche, te dejaré encerrada. Puedes moverte por la casa a tu antojo, lo sabes- Kian fuera de casa significaba...
-¿A dónde irás?- Me levanté rápidamente de la cama, persiguiéndolo al verlo salir de la habitación y cerrar la puerta. Aún así no me detuve, salí de allí y fui tras él- Kian, dime. ¿A dónde vas?
-Eso no es tu puto problema- Me habló de forma dura y me detuve abruptamente, sorprendiéndome por ser la primera vez que me hablaba así. Parecía contenerse.
El reloj de la habitación decía que eran las 3:00 PM. Si Kian salía de casa ahora y decía que no llegaría hoy, eso le daba tiempo de sobra para hacer de las suyas.
Que no eran precisamente ir a la iglesia.
A riesgo de cualquier reacción, me acerqué rápidamente a él de nuevo y lo tomé del brazo sintiendo como se tensaba bajo mi tacto.
-Kian...
-¡No!- Gritó deshaciéndose de mi agarre, sobresaltándome- No vas a manipularme de nuevo con tu falsa amabilidad hacia mi. No...
-¡Llévame contigo!- Las palabras salieron de mi boca antes de poder retenerlas y pensarlo bien. Me observó con incredulidad, como si aún siguiera borracha.
Bufó rodando los ojos y siguió su camino hacia la puerta de entrada.
-Kian, ¡Kian, joder, te hablo en serio!- Ya parecía guardaespaldas siguiéndolo por toda la casa.
-Come algo- Habló con la mano sobre el pomo de la puerta, observándome de reojo-.Resolveré unos asuntos y volveré a buscarte en una hora. Más te vale estar lista o te quedarás aquí, Jaerys.
-Estaré lista...
-Una más- Me interrumpió saliendo de la casa-. Una cagada más y se acaban las contemplaciones que he tenido contigo.
Cerró la puerta y pude oír con claridad cuando pasaba varias llaves para evitar que saliera.
Ahora que estaba sola podía poner las cartas en la mesa conmigo misma. Comenzando por preguntar lo básico, como por ejemplo...
¡¿En qué coño estaba pensando?!
-Mierda, mierda mierda- Me fui corriendo a la cocina para comer algo y prepararme. No había sido la mejor idea pero prefería eso, al menos intentaría evitar que Kian cometiera otro asesinato. Pero tendría que hacerlo con cuidado de no cagarla de alguna forma.
¿Y si se da cuenta de lo que planeo y termina asesinándome a mi?
Joder.
Desistí de la comida, siendo consciente de que mi estómago parecía un tornado y no podría digerir nada de forma correcta. Subí a la habitación para buscar ropa cómoda y darme una ducha.
Doña cagadas tenía que mantenerse dormida hoy y atarse la lengua para no provocarlo con el veneno que suelo botar.
Alrededor de 30 minutos después estaba lista. Habría acabado antes pero tuve que tomarme un momento en la ducha para llorar un poco y liberar estrés.
En momentos así quisiera perder la cordura, dejarla a un lado y dejar de preocuparme por lo que pueda pasarle al resto. Dejarme influenciar por Kian. Que no me duela la mierda que me han hecho los que solían llamarse "mis padres" o "mis amigas". Que mi mente se vaya a la mierda y pueda ser feliz con el puto asesino que vivía conmigo.
Como si pudiera creerme esa mentira.
Tomé un poco de jugo de naranja de la nevera. No era un almuerzo ni de cerca pero si era lo único que mi estómago parecía considerar aceptable.
Las llaves sonaron en la puerta de entrada y me fijé que ya había pasado la hora y unos minutos más. Me posicioné recta esperando la presencia de Kian, el cual no tardó nada en llegar hasta mi, observarme de arriba a abajo y sonreír hacia un lado de forma breve.
Parece que su humor había mejorado.
-¿Puedo saber a dónde...- Dejé de hablar observándolo caminar de forma rápida hasta mi, di dos pasos hacia atrás en un intento de huida, creyendo que lo había molestado con mi pregunta. Sin embargo, el mesón de la cocina me obstaculizó el paso y en menos de lo que creí tenía a Kian frente a mi, con sus manos en mi cintura.
Lo observé extrañada hasta que me subió sobre el granito de la cocina sin esfuerzo alguno y antes de que pudiera preguntar algo más o siquiera salir del shock, sus labios se posaron sobre los míos. Besándome con hambre y necesidad.
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Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]
Mistério / SuspenseSíndrome de Estocolmo. Síndrome de Lima. "Tal vez nunca fui yo el blanco y él el negro. Tal vez nunca hubo blanco en mí. Tal vez siempre fui gris en busca de más oscuridad." #1 en Sádico (07-09-2021) #1 en Síndrome (21-07-2023)