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(ACTUALIDAD).

Masajeaba mi cuero cabelludo mientras sentía como el agua caía sobre mi ayudándome a sacar en su totalidad el shampoo.

Sólo eso se escuchaba, el agua precipitándose y luego estrellándose en el suelo. Lo demás era un silencio sepulcral. Comencé a pasar por mi cuerpo aquella esponja con mi crema exfoliante. Después de tanto me merecía esto, darme cariño yo misma.

Comencé a pensar en él e inmediatamente una palabra se cruzó por mi cabeza: «loca».

Era una loca por pensar en ese psicópata, por quererlo aquí conmigo luego de todo el daño que me hizo, era algo que no podía dudarse. Menos cuando recién había logrado escapar. Sin embargo, no me importó. Cerré mis ojos masajeando mi cuello, mis pechos y mi abdomen con el jabón, pero algo me hizo abrirlos abruptamente.

Una mano rodeo mi cuello estrellándome contra la pared, cuando intenté librarme sentí el filo de algo rozando mi abdomen haciéndome jadear. Subí la mirada y un hombre con un pasamontañas estaba frente a mí, su ropa estaba empapada debido a la ducha aún abierta.

-¿Tú...- No pude terminar porque sus labios cubrieron los míos, no correspondí a su beso, me encontraba totalmente en shock.

Él se separó de mi sonriendo y poco a poco levantó su pasamontañas arrancándome un gemido ahogado al ver su rostro.

-¿Me extrañaste, gatita?- Una lágrima cayó por mi mejilla. Creí que nunca volvería a estar bajo sus garras- ¿No dirás nada? ¿No quieres...

Ahora fui yo quien no lo dejó terminar. Lo besé. Lo besé exactamente como lo hice cuando comencé a enamorarme de él, como había querido hacerlo desde que me vine a comenzar de cero.

Enredé mis manos en su cabello y él arrojó el cuchillo lejos, tomando mi cintura para profundizar el beso antes de comenzar a despojarse de su ropa. Comenzó a magrear mis senos como antes y yo no pude retener más mis lágrimas.

-Creí...- Sollocé por lo bajo- creí que no volvería a verte...

-Shhh- Besó mi rostro bebiéndose mis lágrimas y se separó esbozando una de esas sonrisas maliciosas que tanto amaba-. Aquí estoy, se necesita más para alejarme de ti. Mejor dímelo, dime eso que tanto amo oír de tus labios.

Me tomó de los muslos levantándome para enredar mis piernas en sus caderas. Me besó con hambre a la vez que se posicionaba en mi entrada.

Hablé dejándolo satisfecho cuando dio la primera embestida.

-Te amo, Kian.

Soy Estocolmo. +18 [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora